29 de septiembre de 2009

Futurismo

FEDERICO REYES HEROLES

Será acaso que la falta de democracia durante décadas elevó indebidamente nuestro margen de tolerancia. Pudiera ser también la poca exigencia de los mexicanos hacia sus políticos provocada por los bajos niveles de escolaridad o la escasa participación ciudadana o el presidencialismo. Explicaciones hay, pero el hecho concreto es que la política nos está costando demasiado.

Nos cuesta no sólo por los muchos dineros institucionales que se tienen que canalizar a los 32 institutos electorales estatales más el federal; a ello hay que sumar el presupuesto de los 32 tribunales locales más el federal con sus salas regionales. El gasto de las decenas de millones de spots que se transmiten en tiempos de estado y que, para todo fin práctico, tienen un valor económico, que no ha sido contabilizado. El dinero que se destina a los partidos políticos es muchísimo y en ocasiones no sabemos a dónde va a dar. Lo peor es el resultado: una percepción ciudadana de una terrible falta de eficacia de los legisladores en particular. Pero no todos los costos los registra el presupuesto. Hay otros costos aun mayores. Quizá el más grave sea el costo de la politiquería que alude a situaciones futuras sin ningún sustento, el perverso futurismo.

En el 2009 la prensa está ya repleta de cálculos simplones sobre el 2012. Que si el PRI se encuentra demasiado bien posicionado como para correr el riesgo de aprobar una reforma fiscal que sea impopular. Que si el PAN no cuenta con figuras fuertes. Que si el PRD podría resurgir de sus cenizas y un largo etcétera.

El hecho concreto es que ese futurismo pretende justificar que no se tomen las decisiones necesarias para impulsar al País a una nueva etapa del crecimiento. Las decisiones importantes se posponen y se posponen argumentando un “costo político” que nadie quiere pagar. Pero ¿de verdad existe tal “costo político”? Cualquier reforma importante, por ejemplo una modificación constitucional, tendría que ser aprobada por los dos partidos mayoritarios, el PRI y el PAN, en ese orden. ¿Cómo cobraría el ciudadano ese “costo político”? ¿Acaso votando por el PRD? La tesis es insostenible. La mayoría de los panistas, allí están las cifras, nunca votaría por el PRD y sólo un grupo pequeño de los priístas lo haría. Las mayorías en este País se conforman ya por ciudadanos de centro que no militan en los partidos y que están dispuestos a cambiar su voto. Todo depende entonces de lo que ese ciudadano, que no responde a los gremios, sienta como efecto de una medida.

Si un ciudadano está enojado con un gravamen aprobado por el PRI y el PAN y decidiera votar por una tercera opción, el PRD, tendría que estar dispuesto a sacrificar su voto por la Presidencia. Con el 80% de la votación todo indica que sólo el PRI y el PAN están hoy en posibilidades de ganar la Presidencia. Todo lo demás es especulación pura. Un PRD en el sótano, dividido y sin un candidato fuerte, no parece una opción viable. Ese es el costo de los cacicazgos y las payasadas sin fin. El ciudadano ya habló al respecto el 5 de julio. Entre los dos partidos más fuertes hoy es imposible hacer pronósticos serios, de ahí lo absurdo de posponer decisiones.

En el 2000 Ernesto Zedillo gozaba de una amplia aprobación y la economía crecía al 7%. En enero de ese año el candidato del PRI llevaba una ventaja de más de 10 puntos porcentuales. ¡Y ganó el PAN con Vicente Fox a quien tres años antes casi nadie conocía! Hace seis años todo mundo hablaba de Creel, de López Obrador y de Montiel. A Felipe Calderón lo conocía algo así como el 6% de la población ¿quién es el Presidente hoy? Ese desconocido de entonces. En el 2009 es imposible hacer cálculos fundados sobre el 2012. Mucha agua habrá de correr todavía. Por eso quienes invocan ese futuro para no tomar decisiones son, en primer lugar unos ignorantes, en segundo unos comodines y miedosos que quizá tampoco tomarían una decisión así tuvieran la victoria en la mano.

El futurismo está paralizando a México. La decisión sobre quien gobernará este País a partir de 2012 se tomará en ese año. Tenemos dos años muy buenos para tomar las medidas, dolorosas algunas, que el País requiere. Demos a la política el espacio que merece pero no más. En el 2010 y en el 2011 los señores legisladores se deberían abocar a solucionar los problemas nodales: fiscal, laboral, seguridad, energía. Llegue quien llegue en el 12 más vale que las finanzas públicas sean solventes y que México esté creciendo. Que el País esté mejor en el 12 no imposibilita que la oposición pueda conquistar la Presidencia, de nuevo la buena herencia de Zedillo y el triunfo de Fox. Si las medidas se posponen quien llegue encontrará los actuales problemas pero agravados.

Qué tanto se puede avanzar en dos años. Mucho sería mi respuesta. El crédito se lo llevaría la política mexicana, crédito que buena falta le hace. Mucho, sobre todo si condenamos el inútil futurismo y primero se piensa en México. A trabajar.

Respuesta a Carlos Salinas

Javier Corral Jurado

El 27 de septiembre, el ex presidente Carlos Salinas declaró que se sentía sorprendido por las críticas que le hice durante la comparecencia del secretario de Seguridad Pública, “porque Corral solía ir a mi domicilio a pedirme apoyo”. Rechazo de manera absoluta haberle pedido favor alguno. Nunca he tratado asuntos personales con él, ni con ningún otro ex presidente o presidente en turno. Esta respuesta de Salinas es una treta con la que pretende salir al paso de las delicadas acusaciones que hizo en su contra el ex presidente Miguel De la Madrid y que he referido en el debate parlamentario.

En efecto, me he reunido con Salinas, siempre a petición de él, a través de otras personas, amigos en común. Debo abundar en algunos detalles sobre cómo se produjo nuestro primer encuentro, en La Habana, Cuba, en 2001.

Tras uno de mis encuentros con el comandante Fidel Castro, éste me transmitió la petición del ex presidente Salinas de verse conmigo al término de nuestra reunión. “No sé cómo se ha enterado él de que tú estás acá”, me dijo. El comandante apuntaló esa petición con comentarios que fueron suficientes para mí para entender que también a él le gustaría que se produjera la entrevista. Acepté.

Nos vimos en su casa de La Habana. Comimos él y yo solos, aunque pude saludar a su esposa. Platicamos de la difícil situación de Cuba, pero también de sus logros, sus avances sociales, y surgió entre nosotros el tema de los medios de comunicación. Se interesó por mi trabajo sobre una nueva legislación para los medios electrónicos. Él se sentía particularmente maltratado por los medios, me comentó algunas cosas sobre la persecución de Zedillo en su contra: lo desprestigiaba por envidia y para sacudirse del error de diciembre.

Se quejó de Liébano Sáenz. Me dijo Salinas que durante su desempeño como secretario de Zedillo, Liébano estaba más interesado en mandarle las cámaras de Televisa afuera de su casa cada que regresaba a México. Yo le platiqué de un encuentro que había tenido con Bernardo Gómez y Emilio Azacárraga Jean, en una comida a la que me invitaron a Televisa. La reunión fue cordial y me quedé con la idea de que quería abrir una relación personal conmigo y que buscaba aliados contra Televisa y Zedillo. Ante tal intención no hice ningún compromiso ni tácito ni expreso con él.

Los siguientes dos encuentros se dieron ya instalado el ex presidente en México, y en efecto, en su casa. Concertó las citas un amigo mutuo, Pepe Carreño Carlón. Cuando el comandante Castro me propuso el encuentro, no tenía idea de qué quería tratar el ex presidente conmigo pero tenía curiosidad no sólo como el político que soy, sino como el alma periodística en vilo que llevo dentro de mí.

Después de esas reuniones no he vuelto a ver a Salinas; recientemente he leído de él. Supongo que persiste en su afán de “limpiar” su imagen y quiere “ensuciar” a quienes lo criticamos. Intenta sembrar dudas sobre la honorabilidad de sus “enemigos”; por eso sugiere que le pedí dinero. Falso. Cree que invitar a alguien a platicar con él basta para que éste caiga a sus pies.

Tengo debilidades, pero el dinero no es una de ellas. No me encandila el oropel. Hablo y escribo en lo que creo y no lo hago para extorsionar a nadie. Me adhiero a causas en las que creo que la razón y la justicia las asisten. No chantajeo a nadie; me parece mezquino. Converso y discuto con hombres o mujeres interesantes o inteligentes de todos los credos políticos, a varios los estimo, pero nuestras conversaciones no pretenden que cambiemos de opinión ni de posición política.

El motivo del malestar del ex presidente surge por mi posición crítica cuando le pregunté al Presidente por qué no se abrió una investigación por las declaraciones de Miguel de la Madrid de que Salinas y su familia habían favorecido a narcotraficantes durante su administración. Después la opinión pública supo de la presión ejercida por Salinas contra de la Madrid, que terminó cuando éste este se declaro mentalmente incapaz. Retractación que nadie creyó que fuese cierta. Sigo pensando que el gobierno debe investigar y hacer públicas las investigaciones sobre esta acusación.

Diputado federal por el PAN




24 de septiembre de 2009

¿Qué va a pasar en Honduras?

Andrés Oppenheimer

En medios diplomáticos internacionales se están manejando tres desenlaces posibles de la peculiar crisis política de Honduras, un país con dos presidentes --uno de ellos de facto, y el otro sin poder pero con reconocimiento externo-- desde el retorno al país del destituido presidente Manuel Zelaya.

El resultado final dependerá en última instancia de que Zelaya, quien se refugió en la embajada brasilera de la capital hondureña, consigue suficiente apoyo en las calles como para que el país se vuelva ingobernable, y provoque una intervención de las Naciones Unidas que logre reinstalarlo en el poder.

``Finalmente, todo va a depender de cuál de los dos presidentes tenga más peones'', dijo un bien situado embajador latinoamericano, empleando una metáfora ajedrecística. ``Si hay grandes tumultos callejeros y muertes, es más probable que Estados Unidos y los países latinoamericanos aumenten la presión para que Zelaya sea repuesto en el cargo''.

Estos son los principales escenarios que se vislumbran en Honduras:

• Escenario 1: ``Caos, seguido de intervención de la ONU''. Los partidarios de Zelaya se lanzan a las calles, provocando una represión aún mayor por parte del gobierno de facto del presidente Roberto Micheletti. Hay muertos y heridos. El presidente venezolano Hugo Chávez alega que se está cometiendo un ``genocidio'' del pueblo hondureño.

El gobierno Micheletti decide sacar a Zelaya por la fuerza de la embajada brasilera y arrestarlo, invocando un fallo de la Suprema Corte que ordena el arresto de Zelaya desde antes de que este fuera destituido el 28 de junio, por la violación de leyes constitucionales que le impedían presentarse para una reelección.

Además de cortar el suministro de agua y electricidad a la embajada brasilera, el gobierno de Micheletti fuerza a Zelaya a abandonar el edificio bombardeándolo con música de rock heavy metal, como lo hizo Estados Unidos cuando el ex dictador panameño Manuel A. Noriega se refugió en la embajada del Vaticano en Panamá en 1990.

Brasil pide al Consejo de Seguridad de la ONU que intervenga en la crisis hondureña. A diferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), la ONU puede enviar tropas de paz a un país cuando el Consejo de Seguridad determina que existe riesgo de violencia regional. Tal como ocurrió en el caso de Haití en 1994, cuando el Consejo de Seguridad envió una fuerza multinacional para restablecer en el poder al destituido presidente Jean-Bertrand Aristide, las tropas de paz de la ONU aterrizan en Honduras para restablecer a Zelaya en el poder y supervisar el proceso electoral.

• Escenario 2: ``Caos pasajero, seguido de elecciones''. Zelaya permanece refugiado en la embajada brasilera y el gobierno de Micheletti logra restablecer el orden. Después de algunos días agitados, las cosas vuelven a la normalidad, y la crisis hondureña empieza a esfumarse de los titulares.

Washington y los países latinoamericanos empiezan a evaluar la posibilidad de aceptar los resultados de las elecciones del 29 de noviembre convocadas por el gobierno de Micheletti.

Varios países empiezan a argumentar que la mayoría de las actuales democracias latinoamericanas nacieron de elecciones convocadas por dictaduras. Además, alegan que el golpe de Honduras no fue un golpe militar tradicional, porque sus líderes en ningún momento pretendieron quedarse en el poder.

``Puede consolidarse la idea de que estamos frente a un nuevo tipo de golpe, un golpe correctivo, que no pretende una permanencia en el poder por años sino bloquear una acción presidencial [ilegal] y relanzar el juego democrático a los pocos meses'', me dijo Dante Caputo, ex canciller y actual asesor especial del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza.

• Escenario 3: ``Un gobierno de unidad nacional''. Micheletti y Zelaya empiezan a negociar un gobierno de coalición con alguna representación de Zelaya en el poder, para darle a todo el mundo una salida elegante, sin perder imagen. El nuevo gobierno, basado en los acuerdos de San José propuestos por el presidente costarricense Oscar Arias, supervisa las elecciones de noviembre.

Mi opinión: Como soy un optimista por naturaleza, creo que veremos algo cercano al tercer escenario. Tal vez urgido por la amenaza de una intervención de la ONU, el gobierno de Micheletti probablemente se vea forzado a aceptar un diálogo tendiente a garantizar el reconocimiento internacional de las elecciones de noviembre. Y si eso no ocurre, lo más probable es que el nuevo gobierno electo convoque a nuevas elecciones --bajo supervisión internacional-- para lograr que se levanten las sanciones económicas contra Honduras.

En cualquiera de ambos casos, como suele ocurrir, lo más probable es que se llegue a una solución negociada, y que los protagonistas de esta crisis pasen al olvido. Ninguno de los dos presidentes brilla por su sabiduría, ni por su carisma. Me sorprendería mucho que dentro de algunos años podamos recordar los nombres de Zelaya y Micheletti, y eso es lo mejor que puede ocurrir.

22 de septiembre de 2009

El ogro exigido

Denise Dresser.

Quizás lo odien y quizás lo amen, pero muchos mexicanos no quieren vivir sin su apoyo. El Estado patrimonialista y a la vez protector. El Estado rapaz y también dadivoso. El Estado que construye el capitalismo mexicano y asimismo crea sus enormes ineficiencias. El “ogro filantrópico” cuyo origen y funcionamiento describió tan bien Octavio Paz. Grande. Monstruoso. Con un apetito voraz. Acostumbrado a extraer y a gastar, a succionar y a despilfarrar, a financiar clientelas vendiendo petróleo y a vivir de su producción. Hoy obligado por la crisis a cazar cuerpos entre los contribuyentes cautivos. Pero la paradoja es que pocos quieren aprovechar la oportunidad para domesticar al ogro u obligarlo a comer menos y mejor. Prefieren alargar la vida del monstruo antes que combatirlo. Y no hay mejor ejemplo de la relación ambigua, contradictoria, de amor-odio con nuestro ogro mexicano que el paquete económico, junto con las reacciones que ha provocado.

Para el Gobierno de Felipe Calderón, parecería que el problema más preocupante es que el ogro se está quedando sin su alimento habitual. Por eso el paquete propuesto pone tanto énfasis en la recaudación. Por eso le da una prioridad menor a la racionalización del gasto y no plantea una vinculación mayor entre la política fiscal y la promoción del crecimiento. De lo que se trata es de nutrir al ogro para que pueda seguir siendo filantrópico; para que pueda seguir paliando la pobreza a través de iniciativas dispersas; para que pueda seguir siendo un Estado dadivoso y redistributivo. Y como el ogro posrevolucionario fue concebido con una política de privilegios, exenciones, prebendas y prestaciones que aseguran el apoyo político, la propuesta calderonista opta por no tocarlas. Busca ampliar la base fiscal del Estado, pero sin afectar los intereses (sindicales, empresariales y partidistas) que lleva décadas protegiendo. Su idea es parchar el traje del ogro filantrópico, pero no cambiar los términos de su actuación.

Para el PRI el imperativo es nuevamente colocar al ogro a su servicio. Apoyar, de ser necesario, el aumento en la recaudación para ponerlo a disposición de los gobernadores. Condicionar el incremento a los impuestos a cambio del control priísta a nivel de los estados del programa Oportunidades. Concederle quizás una “victoria” al Gobierno a cambio de obtener recursos con los cuales construir clientelas y ganar la elección de 2012. Aceptar quizás ciertos elementos de la propuesta fiscal, pero sin tocar los regímenes especiales y las exenciones que benefician a los miembros tradicionales de su base electoral. El PRI parió al ogro filantrópico y logró mantenerse en el poder gracias a las redes que ese monstruo tejió en el sindicato de Pemex y en el SME y el SNTE y entre la cúpula empresarial adiestrada en el arte de la evasión fiscal. Al PRI no le quita el sueño que la situación existente promueva el rentismo permanente y el crecimiento ausente, la concentración de la riqueza y la persistencia de la inequidad. Lo que busca es regresar al poder, montarse sobre el ogro y después verá si necesita adelgazarlo o encontrar fuentes alternativas para su alimentación. Por lo pronto, quiere que el ogro distribuya más dádivas a su base.

Para los partidos y la burocracia y la casta política del País, pocas cosas peores que adelgazar al ogro o cuestionar el costo de su comportamiento. Bajo la sombra de su gran cabeza han florecido los sueldos de magistrados, los bonos de consejeros, los seguros médicos de diputados, los aviones de gobernadores, los automóviles de funcionarios, las acciones en clubs de golf para directores generales, las prestaciones desorbitadas de funcionarios públicos a todo nivel. Como bien lo señala Octavio Paz, el Estado mexicano hizo algo más que crecer y enriquecerse; hizo crecer y enriquecerse a quienes acompañaron y aplaudieron su gestión. Esa gran “familia política” ligada por vínculos de parentesco, amistad, compadrazgo y paisanaje. Esa red que aplaude las propuestas de austeridad, siempre y cuando no afecten su sector. Esa visión patrimonialista del sector público que lleva a numerosas dependencias a solicitar incrementos en su presupuesto, aún a pesar de la crisis.

Pero quizás el comportamiento más contraproducente en esta coyuntura es el de los ciudadanos. Los que denuncian al ogro pero perpetúan su existencia. Los que rechazan de tajo cualquier aumento en los impuestos, sin pensar en cómo podrían cambiar al País si comenzaran a pagarlos. La única manera de encoger al humanoide horripilante que ha asolado a los mexicanos es empujándolo a alimentarse de otra manera. Obligándolo a ponerse a dieta. Forzándolo a depender de los contribuyentes y no del petróleo. Obligándolo por ello a rendir cuentas por cada peso más que se le da. Forzándolo a mejorar la representación democrática de aquellos que lo financian. Porque de otra manera, el Estado mexicano jamás logrará modernizarse; continuará siendo un ogro filantrópico que los ciudadanos dicen odiar, pero cuya supervivencia exigen.

¿Fue la desregulación la causante de la crisis financiera?

Mark Calabria

El relato popular en Washington es que una década de desregulaciones permitió y alentó los excesos de Wall Street, lo cual desembocó en la crisis financiera actual. Sin ningún cuestionamiento, esta novela probablemente servirá de base para cualquier reforma financiera. Implementar medidas de este tipo basadas en fundamentos así de defectuosos solamente asegurará que las próximas crisis financieras sean más frecuentes y más severas.

¿Desmantelando el Estado regulador?

Aunque es la calidad y el fundamento de la regulación lo que tiene que estar en el centro de cualquier debate respecto al papel de las regulaciones en la crisis financiera, una manera directa de cuantificar las regulaciones es calculando los dólares del presupuesto y la cantidad de personas que trabajan en las agencias de regulación financiera. En un estudio para el Mercatus Center, Veronique de Rugy y Melinda Warren descubrieron que lo asignado para gastos por regulación bancaria y financiera aumentó de únicamente $190 millones en 1960 a $1.900 millones en 2000 y a más de $2.300 millones en 2008 (en dólares constantes de 2000).

Enfocándose específicamente en la Comisión de Valores e Intercambios (SEC, por su sigla en inglés) —el ente encargado de regular a Wall Street—las asignaciones presupuestarias bajo el presidente George W. Bush aumentaron en términos reales en más del 76 por ciento, de $357 millones a $629 millones (en dólares constantes de 2000).

No obstante, los dólares en presupuestos no siempre se traducen en más agentes supervisores—todos esos dólares extras pudieron haberse gastado en el nuevo y lujoso edificio de la SEC. En realidad, gran parte del abultado presupuesto de la SEC fue destinado a la contratación de más personal, del equivalente de 2.841 empleados a tiempo completo en 2000 a 3.568 en 2008, un aumento del 26 por ciento. El tamaño del personal de la SEC es más de ocho veces aquel de la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo (CPSC, por su sigla en inglés), por ejemplo, la cual supervisa miles de productos de consumo al año.

Cifras comparables para agencias reguladoras de la banca muestran un pequeño declive en funcionarios de 13.310 en 2000 a 12.910 en 2008, aunque esto se debe completamente a reducciones de personal en los bancos regionales de la Reserva Federal producto de cambios en sus actividades para efectivizar cheques (las cuales se hacen ahora en gran medida de manera electrónica), y en la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por su sigla en inglés), conforme fue reduciéndose su personal de resolución que trataba de sanear los quiebras bancarias de los noventa. Otras agencias de regulación bancaria, tales como la Oficina del Controlador de la Moneda—la cual supervisa bancos nacionales como Citibank—aumentaron considerablemente el tamaño de su personal entre 2000 y 2008.

Otra forma de cuantificar las regulaciones es mediante el número absoluto de normas emitidas por un departamento o agencia. El principal regulador financiero, el Departamento del Tesoro, el cual incluye tanto a la Oficina del Controlador de la Moneda como a la Oficina de Control de las Cajas de Ahorro, vio el promedio anual de nuevas regulaciones propuestas aumentar de alrededor de 400 en los noventa a más de 500 en esta década. Durante los noventa y los 2000, la SEC emitió aproximadamente 74 regulaciones al año.

Dejando a un lado la interrogante de si los reguladores de la banca y los valores estaban haciendo su trabajo de manera agresiva o no, una cosa queda clara: en años recientes hemos experimentado un número creciente de reguladores en acción y un número creciente de regulaciones.

Gramm-Leach-Bliley

Un punto central para cualquier aseveración de que la desregulación causó la crisis es la ley Gramm-Leach-Bliley. La esencia de Gramm-Leach-Bliley es la derogación de la ley Glass-Steagall de la época del Nuevo Trato, la cual prohibía mezclar la banca comercial con la banca de inversión. Los bancos de inversión asisten a las corporaciones y a los gobiernos al financiar, mercadear y asesorar sobre deuda y patrimonio emitido. En muchas ocasiones también realizan grandes operaciones comerciales en las que compran y venden valores financieros tanto a nombre de sus clientes como a nombre propio. Los bancos comerciales aceptan depósitos asegurados y hacen préstamos a hogares y negocios. La crítica sobre la desregulación establece que una vez que el Congreso abrió el camino para que se fusionaran los bancos comerciales con los de inversión, los bancos de inversión se vieron incentivados a tomar mayores riesgos, al tiempo que se reducía la cantidad de patrimonio que se les requería tener contra los activos denominados en dólares.

Sin embargo, hay preguntas acerca de cuánto impacto tuvo la ley en los mercados financieros y si esta tuvo influencia alguna en la crisis actual. Incluso antes de su aprobación, los bancos de inversión ya tenían permiso de comerciar y tener los mismos activos financieros que se encuentran en el centro de la crisis: valores respaldados por hipotecas, derivados, garantía contra incumplimiento de obligaciones, obligaciones de deuda colateral (CDO, por su sigla en inglés). El cambio en las actividades de los bancos de inversión hacia portafolios comerciales importantes se debió al aumento en su base capital, lo cual fue el resultado de que muchos de los bancos de inversión se habían convertido en empresas transadas en bolsa, una estructura permitida bajo la ley Glass-Steagall.

Segundo, muy pocas empresas con intereses financieros decidieron combinar actividades de banca de inversión con aquellas de banca comercial. Los dos bancos de inversión cuyos fracasos han llegado a simbolizar la crisis financiera, Bear Stearns y Lehman Brothers, no estaban afiliados a ninguna institución que captara depósitos. En cambio, si Bear o Lehman hubieran contado con una fuente grande de depósitos asegurados, probablemente habrían sobrevivido sus problemas de liquidez a corto plazo. Como el ex presidente Bill Clinton le dijera a Business Week en 2008, “No creo que firmar esa ley tuviera algo que ver con la crisis actual. De hecho, una de las cosas que ha ayudado a estabilizar la situación actual es la compra de Merrill Lynch por parte de Bank of America, lo cual fue mucho más fácil de lo que hubiera sido si yo no hubiese firmado esa ley”.

Gramm-Leach-Bliley ha sido presentada tanto por sus defensores como por sus detractores como una revolución en cuanto a servicios financieros. Sin embargo, la ley en sí tuvo poco impacto sobre las actividades comerciales de los bancos de inversión. Las actividades fuera del balance general de Bear y Lehman eran permitidas antes de que esa ley se aprobara. Ni tampoco estas actividades comerciales socavaron a algún banco comercial afiliado ya que Bear y Lehman no tenían bancos comerciales afiliados. Adicionalmente, esos grandes bancos que sí combinaron la banca de inversión con la comercial han sobrevivido a la crisis de mejor forma que aquellos que no lo hicieron.

¿La SEC desreguló a la banca de inversión?

Una de las supuestas “desregulaciones” producto de la mezcla de la banca de inversión con la comercial fue el aumento en el apalancamiento de los bancos de inversión permitido por la SEC. Luego de que muchos bancos de inversión se volvieron empresas con participación financiera, los reguladores europeos procedieron a someter a las sucursales europeas de estas empresas a las regulaciones de capitales dictadas por Basilea II, una serie de recomendaciones para la regulación de capitales bancarios desarrollada por el Comité de Basilea para la Supervisión Bancaria, una organización de reguladores de banca internacional. Con el fin de proteger su territorio frente a los reguladores europeos, la SEC implementó un plan similar en 2004.

No obstante, la reducción en las proporciones de capital para los bancos de inversión realizada por la SEC no fue simplemente un cambio en las reglas existentes. La SEC vio la norma como un paso más allá de su mandato tradicional de proteger al inversionista hacia uno de supervisar todas las operaciones de un banco de inversión. El uso voluntario de las regulaciones de Basilea sobre los capitales fue visto como solo una pequeña parte de un sistema de regulaciones significativamente ampliado, como lo expresó el vocero de la SEC, John Heine: “La norma de 2004 emitida por la Comisión fortaleció la supervisión de los mercados de valores, porque antes de su adopción no había supervisión formal, requisitos de liquidez, y tampoco habían requisitos de capital para las compañías propietarias de banca de inversión”.

Los requisitos más estrictos le dieron a la SEC responsabilidades más amplias en términos de supervisión prudencial de los bancos de inversión y las compañías propietarias de éstos.

Los derivados como una trampa financiera

Luego de Gramm-Leach-Bliley, la aseveración más común que se hace cuando se culpa a la desregulación es que tanto el Congreso como los reguladores ignoraron las múltiples advertencias acerca de los riesgos involucrados en los instrumentos derivados, particularmente las garantías en contra de incumplimientos de obligaciones (CDOs), y eligieron no imponer la regulación requerida. En 2003, Warren Buffet llamó a los derivados “armas de destrucción financiera masiva”, y advirtió que la concentración de riesgo de los derivados en unos cuantos actores constituía “serios problemas sistémicos”. Buffet no estaba solo en clamar por una regulación a los derivados.

Pero, ¿habría prevenido la crisis financiera un poco más de regulación sobre los instrumentos derivados?

Durante la presidencia de Brooksley Born al frente de la Comisión de Negociación de Futuros de Materias Primas (CFTC, por su sigla en inglés), ella publicó un estudio conceptual delineando cómo la CFTC debería abordar la regulación de los derivados. Sus sugerencias fueron severamente criticadas tanto por miembros de la administración Clinton, incluyendo a Robert Rubin y a Larry Summers, y por los principales miembros de los comités de supervisión de la CFTC en el Congreso.

La principal sugerencia de Born era requerir que los instrumentos derivados fueran negociados a través de un intercambio regulado por una contraparte central, una propuesta actualmente promovida por el secretario del Tesoro. Timothy Geithner. Actualmente la mayoría de los derivados son negociados como contratos individuales entre dos partes, cada una siendo una contraparte del otro, con cada parte asumiendo el riesgo de que el otro puede que no sea capaz de cumplir sus obligaciones contractuales. Una contraparte central se colocaría entre los dos lados de un contrato de derivados, garantizando el desempeño del uno con el otro. Los que proponen este método dicen que una contraparte central habría prevenido la concentración de riesgo de derivados en unas pocas entidades, tales como AIG, y hubiera prevenido el riesgo sistémico que surgió de los lazos entre AIG y sus diversas contrapartes.

El defecto más básico de tener una contraparte centralizada es que no reduce en nada el riesgo, simplemente lo concentra. También aumenta las probabilidades de un salvataje con dinero del contribuyente, ya que es más probable que el Estado intervenga y salga al rescate de una caja de compensación centralizada que al de empresas privadas. En el caso de AIG, el vicepresidente de la Reserva Federal, Donald Kohn, le afirmó al Comité de Banca del Senado que el riesgo para las contrapartes con derivados de AIG no tuvo nada que ver con la decisión de la FED de rescatar a la aseguradora, y que todas sus contrapartes habrían sobrevivido una mora de pagos por parte de AIG. El propósito de una caja de compensación centralizada es permitirles a los usuarios de los derivados separar el riesgo del contrato de un derivado del riesgo de una mora por parte del emisor de dicho contrato en los casos en que el emisor no esté en capacidad de cumplir con sus obligaciones. Dicho arreglo podría de hecho aumentar la demanda y el uso de los derivados.

Los que proponen una mayor regulación de los derivados también ignoran el hecho de que gran parte del uso de éstos por parte de los bancos es el resultado directo de la regulación, en lugar de la ausencia de ésta. Hasta el tanto los derivados tales como las garantías contra incumplimiento de obligaciones (CDOs) reduzcan el riesgo de los préstamos o valores que tienen los bancos, las regulaciones de Basilea permiten que los bancos reduzcan el capital que tienen como respaldo a dichos préstamos.

Una de las propuestas de Born era imponer requisitos de capital a los usuarios de los derivados. Eso ignora la realidad de que a las contrapartes ya se les requiere que declaren su colateral cuando utilizan derivados. De hecho, no fue el fracaso de su posición en derivados lo que resultó en el colapso de AIG sino más bien un aumento en los pedidos de más colateral que hicieron sus contrapartes.

Los derivados no crean pérdidas, simplemente las transfieren; por cada pérdida en una posición de derivados hay una ganancia correspondiente del otro lado; las pérdidas y ganancias siempre suman cero. El valor de los derivados es que permiten la separación de varios riesgos y la transferencia de esos riesgos a partes que son más aptas para asumirlos. Transferir ese riesgo a una contraparte central con requisitos de capital probablemente hubiera sido igual de efectivo que lo que fue agregar el total del riesgo en los mercados hipotecarios al balance de Fannie Mae y Freddie Mac. La regulación nunca substituirá uno de los principios básicos de las finanzas: la diversificación.

Las agencias calificadoras de crédito

Cuando no se pueden encontrar los supuestos ejemplos de desregulación, los defensores de más regulación muchas veces caen en el argumento de que el fracaso de un regulador de imponer nuevas regulaciones es muestra del fracaso de la desregulación. El estatus de las agencias calificadoras de crédito en los mercados financieros muchas veces es presentada como un ejemplo de esto.

Las agencias calificadoras de crédito pueden servir potencialmente como un monitor independiente del comportamiento corporativo. Que estas muchas veces han fracasado en dicho papel es generalmente reconocido; por qué han fracasado es el verdadero debate. Los defensores de mayor regulación dicen que como las agencias calificadoras de crédito son pagadas por los emisores de los valores, su interés real está en hacer felices a sus clientes al proveer las calificaciones más altas posibles. Además, dicen que las agencias calificadoras han utilizado sus protecciones de “libertad de expresión” para evitar cualquier responsabilidad legal o escrutinio de los reguladores por el contenido de sus calificaciones.

La regulación moderna de las agencias calificadoras de crédito empezó con la revisión de la SEC de sus regulaciones en cuanto a capitales para corredores de bolsa/agentes en 1973. Bajo las reglas para capitales de la SEC, un corredor de bolsa o agente debe escribir el valor de los activos riesgosos o especulativos en su balance con la finalidad de reflejar el nivel de riesgo. Al definir el riesgo de los valores, la SEC ligó la medida del riesgo a la calificación de crédito del valor en cuestión, poniendo a los valores no calificados como los de más alto riesgo. Los reguladores bancarios luego extendieron esta práctica de delegar la supervisión del riesgo en la banca comercial a las agencias calificadoras de crédito bajo las implementación de los estándares para capitales de Basilea.

La SEC, al diseñar sus regulaciones para capitales, estaba preocupada de que si permitía que agencias calificadoras de crédito externas definieran el riesgo, algunas de estas se verían tentadas a simplemente vender calificaciones favorables sin importar el verdadero riesgo. Para resolver este riesgo percibido, la SEC decidió que solamente las Organizaciones Estadísticas Nacionalmente Reconocidas (NRSROs, por su sigla en inglés) podrían tener sus calificaciones con reconocimiento por parte de la SEC y solamente estas podían ser utilizadas para cumplir con los requisitos establecidos en las regulaciones para capitales. Al definir las capacidades de una NRSRO, la SEC deliberadamente excluyó a nuevos entrantes y consolidó a las empresas existentes, tales como Moody’s y Standard and Poor’s.

Al tratar de resolver un problema imaginario, una supuesta carrera hacia el fondo en la calidad de las calificaciones, la SEC logró crear un verdadero problema, un oligopolio en la industria de la calificación del crédito. Una consecuencia de este oligopolio fue que desde principios de los setenta, las agencias calificadoras se apartaron de su práctica histórica de mercadear y vender calificaciones principalmente a los inversionistas, y a cambio vendían cada vez más a los emisores de deuda. Ahora que contaban con una clientela cautiva, los emisores de deuda, las agencias calificadoras rápidamente adaptaron su modelo de negocios a esta nueva realidad.

El daño habría sido lo suficientemente grande si la SEC se hubiera detenido ahí. Sin embargo, durante los ochenta y los noventa la SEC afianzó aún más el poder de mercado de las agencias calificadoras en cuestión. Por ejemplo, en los ochenta la SEC limitó los fondos de mercado monetario a los valores que tenían grado de inversión, como lo definían las NRSROs. Ese requisito luego fue extendido a las empresas dueñas de fondos de mercado monetario. Los reguladores bancarios y los inspectores estatales de seguros siguieron el ejemplo de basar sus regulaciones de seguridad y solidez en el uso de valores aprobados por las NRSROs.

El conflicto de intereses entre las calificadoras y los emisores no es el resultado de la ausencia de regulación, sino más bien el resultado directo y predecible de la regulación. La solución a este problema es eliminar los privilegios monopólicos de las NRSROs y hacer que ellas compitan en el mercado.

¿Prestamistas rapaces o prestatarios rapaces?

Por mucho que las pérdidas de la crisis financiera hayan estado concentradas en el mercado hipotecario y particularmente en valores respaldados por hipotecas subprime, los defensores de más regulaciones han argumentado que la crisis financiera podría haberse evitado si los reguladores federales hubieran eliminado las prácticas rapaces en el mercado hipotecario. Tal aseveración ignora que la gran mayoría de las hipotecas en mora estaban en manos de especuladores o eran la consecuencia de las mismas razones que siempre resultan en una mora sobre una hipoteca: pérdida de trabajo, gastos en atención médica, y divorcio.

La característica hipotecaria más estrechamente asociada con una mora es la cantidad de patrimonio del prestatario. En lugar de ayudar a fortalecer los estándares de financiamiento, el gobierno federal lideró el movimiento para reducirlos. A través de los años, la Administración Federal para la Vivienda (FHA, por su sigla en inglés) redujo sus requisitos para pago inicial, desde un 20 por ciento en los años treinta al punto que hoy uno puede conseguir un préstamo de la FHA con un pago inicial de solamente 3,5 por ciento.

El argumento del crédito rapaz establece que los prestatarios fueron atraídos hacia préstamos insostenibles—muchas veces debido a tentadoras bajas tasas de intereses—los prestatarios luego entraron masivamente en mora, causando declives en los precios de las viviendas, lo cual derivó en una caída general en el mercado hipotecario. Para que este argumento tenga alguna validez, el aumento en la tasa de mora hipotecaria tuvo que preceder la caída en los precios de las casas. De hecho, lo opuesto ocurrió, con la tasa nacional de apreciación del precio de las viviendas llegando a su pico en el segundo cuarto de 2005 y el nivel de precios absoluto llegando a su tope en el segundo cuarto de 2007; el aumento dramático en las nuevas moras hipotecarias no tuvo lugar hasta el segundo cuarto de año de 2007. Si bien es de esperarse que haya cierta retroalimentación entre los precios y la cantidad de hipotecas en ejecución, la evidencia respalda la teoría de que las caídas iniciales en la apreciación de los precios y luego las caídas absolutas de los mismos condujeron a aumentos en la ejecución de hipotecas en lugar de que préstamos insostenibles hayan conducido a caídas en los precios.

Normalmente uno esperaría que los inversionistas en valores relacionados a hipotecas impongan la disciplina de mercado sobre los prestamistas, asegurándose de que las pérdidas se mantengan dentro de las expectativas. La disciplina de mercado empezó a erosionarse en 2005 conforme Fannie Mae y Freddie Mac se convirtieron en los principales compradores de valores respaldados por hipotecas subprime. Cuando el mercado estaba en su punto más alto, Fannie y Freddie compraron más del 40 por ciento de los valores respaldados por hipotecas subprime. Esta también fue la cosecha de préstamos que ha tenido el peor de los desempeños; los préstamos subprime que aparecieron antes de 2005 se han desempeñado en gran medida dentro de las expectativas. Al entrar a este mercado con tanta fuerza, Fannie y Freddie aumentaron considerablemente la demanda de valores subprime, y como en última instancia podían transferir sus pérdidas al fisco, tenían pocos incentivos para monitorear efectivamente la calidad del crédito que financiaban.

Conclusión

Las últimas décadas han presenciado una expansión significativa en el número de regulaciones y reguladores financieros, a diferencia de lo que se asevera frecuentemente de que nuestras regulaciones financieras habían sido “desmanteladas”. Si bien es posible que muchos reguladores hayan sido cortoplacistas o que confiaron demasiado en su habilidad de salvar del colapso a nuestros mercados financieros, dichos defectos son atribuibles a la regulación, y no a la desregulación. Cuando uno escarba la superficie del argumento de la “desregulación”, se vuelve evidente que los supuestos culpables, como la Ley Gramm-Leach-Bliley, no causaron la actual crisis y que la supuesta negativa de los reguladores de confrontar los derivados y las hipotecas “rapaces” habría tenido poco impacto en la manera en que se desarrollaron las cosas, ya que estos asuntos no se encontraban en el centro de la crisis. Para explicar la crisis financiera, y evitar la siguiente, debemos analizar el fracaso de la regulación, no el de una mítica desregulación.

La señora presidenta

Javier Corral Jurado

Un gran paso ha dado Argentina: la Cámara de Diputados aprobó el jueves el dictamen de nueva ley de servicios de comunicación audiovisual, con base en el proyecto que presentó la presidenta Cristina Fernández. El proceso legislativo ha sido aleccionador en cuanto a la firmeza de la voluntad política con la que ella decidió poner fin a una vergonzosa ley de radiodifusión de la dictadura militar, con la que desde 1983 la democracia argentina coexistió tan inexplicamente como nosotros con la ley de radio y tv de 1960. Se trata de una legislación que, de ser confirmada por el Senado, se convertirá en un acto político referencial y una esperanza para América Latina.

Con precisión jurídica y técnica, la ley recupera de los grupos oligopólicos a la política, a la información y al futbol. Sólida en la explicación de los artículos y en la fundamentación constitucional, la ley va desarrollando notas al calce para identificar de dónde sacó la inspiración doña Cristina: convenios internacionales, tratados, parámetros de la Comunidad Europea, recomendaciones de la CIDH, directrices de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, convenios de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Ley antimonopolica, regula “el desarrollo de mecanismos destinados a la promoción, desconcentración y fomento de la competencia con fines de abaratamiento, democratización y universalización del aprovechamiento de las nuevas tecnologías”. Crea órganos para la vigilancia y aplicación de la ley, establece normas que garantizan la diversidad de contenidos, cine y artes nacionales, protege a la niñez y genera el derecho de acceso a los contenidos de interés relevante y de acontecimientos deportivos.

Las principales medidas están en las reglas para la propiedad cruzada y límites a la concentración de frecuencias. “La multiplicidad de licencias no podrá implicar la posibilidad de prestar servicios a más de 35% del total nacional de habitantes o de abonados a los servicios”.

El proyecto obliga a los multimedia a desprenderse de empresas en un año, impide a los operadores de cable tener canales de tv abierta, reduce de 24 a 10 la cantidad de licencias de radiodifusión que puede tener una empresa y ordena una reserva de espectro en tres partes iguales, una para uso comercial, otra para el Estado y otra para medios de uso social no lucrativos. Los principales consorcios mediáticos afectados serán el Grupo Clarín (argentino) y PRISA (español).

Ha sido interesante observar cómo también allá se reeditan las viejas cantaletas de “atentado a la libertad de expresión” o “ley mordaza”, y cómo los monopolios se refugian en embustes chantajes y amenazas. Ese formato es lo que avivó el debate e inusitado interés social. Es un paso que debe animar a los congresos nacionales a poner bajo supervisión del Estado una actividad esencial para la democracia como la radiodifusión.

El manejo informativo sobre este tema está siendo manipulador. La mayoría de las agencias internacionales de noticias han trasladado de manera distorsionada los contenidos de la ley y, de manera interesada, han destacado “la oposición” del diputado Miguel Bonasso.

Voz de prestigio, el autor de Recuerdo de la muerte no votó contra el dictamen, sino que se abstuvo. Reconoció las bondades de la ley, pero fue conducido a la abstención debido a que el órgano regulador no quedó en la integración y dependencia exclusiva de la Cámara de los Diputados. Tampoco coincido, pues ya hemos visto que no necesariamente los congresos son garantes per se del interés público (ley Televisa).

Ojalá que el ejemplo argentino cunda en América Latina y particularmente en México. Siempre he creído que una mujer puede aspirar a la primera magistratura de nuestro país, pero espero que ello no sea condición necesaria para que cambie la legislación en materia de radio, tv y telecomunicaciones. Esa aspiración adicionaría complejidades a la batalla contra los negociantes de la política, pues tendríamos que pelear también contra el machismo y la misoginia. Ojalá que las faldas de doña Cristina sean suficientes para instigar a sus colegas a dar el paso; que sirva su acción al anhelo latinoamericano de la UNESCO en el informe MaBride: el reconocimiento de un solo mundo, con voces múltiples.

Diputado federal por el PAN

21 de septiembre de 2009

La obsesión con Honduras de Hillary Clinton

Mary Anastasia O'Grady

La Corte Suprema de Honduras tiene la autoridad constitucional y estatutaria para escuchar casos contra el presidente de la república y muchos otros altos funcionarios del Estado, para adjudicar y velar por el cumplimiento de fallos, y de solicitar la asistencia de la fuerza pública para hacer cumplir sus determinaciones".
—Servicio de Investigación del Congreso, agosto de 2009

Desde que el 28 de junio Manuel Zelaya fue removido de la Presidencia por la Corte Suprema y el Congreso de Honduras, por violaciones a la Constitución, el gobierno del presidente estadounidense Barack Obama ha insistido, sin asidero legal, en que el incidente equivale a un "golpe de Estado" y que debe ser revertido. El presidente Obama ha tratado duramente a Honduras y a los estadounidenses se les ha pedido que confíen en las declaraciones de su mandatario.

Ahora, un informe del Servicio de Investigación del Congreso (CRS, por sus siglas en inglés) registrado en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. ofrece lo que el gobierno de Obama no ha provisto: una revisión legal seria de los hechos. "Fuentes disponibles indican que los poderes judicial y legislativo aplicaron el derecho constitucional y estatutario en el caso del presidente Zelaya de una manera que fue interpretada por las autoridades hondureñas de ambas ramas del gobierno como conforme con el sistema legal hondureño", escribió en su informe la especialista en derecho internacional del CRS Norma C. Gutiérrez.

¿Acaso esto ha marcado alguna diferencia? Ni soñarlo. La Casa Blanca sigue defendiendo su acusación de golpe y, hace diez días, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, incluso llegó a sancionar al poder judicial hondureño, que es independiente. EE.UU. no da las razones, pero resulta evidente que el pecado de la corte es rechazar un plan que cuenta con la venia de la Casa Blanca para restituir a Zelaya en el poder.

El resultado es que EE.UU. está tratando de obligar a Honduras a violar su propia Constitución y usando su peso en la política internacional para tratar de interferir con el sistema judicial independiente de ese país.

Los hondureños están preocupados por el impacto de esta presión en su país. La postura estadounidense envalentona a los partidarios violentos de Zelaya, que ahora se apropian de las calles del país, donde causan destrucción e intimidan a la población. Cada vez que la policía intenta detenerlos, empiezan a gritar acerca de sus "derechos humanos".

Tal vez los estadounidenses deberían estar más preocupados por el autoritarismo, sin justificación legal, que emana desde el poder ejecutivo en Washington. ¿Qué señal envía Obama acerca del respeto por la separación de poderes cuando le instruye a su secretaria de estado que castigue a un tribunal independiente porque no falló como él quería?

EE.UU. ha estado presionando a Honduras desde el 28 de junio para que Zelaya vuelva a la Presidencia. Pero ni los dudosos argumentos sobre el "imperio de la ley" esgrimidos por Hillary Clinton ni las herramientas que le ha dado Obama para usar contra este pequeño país han servido para convencer a la Justicia hondureña de que deje de lado su propia Constitución.

La Secretaria de Estado parece estar irritada con la Justicia hondureña porque determinó que el regreso de Zelaya al poder bajo el plan propuesto por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, es inconstitucional. Por ende, el Departamento de Estado decidió que, para defender el estado de derecho, castigaría a los miembros de la Corte Suprema por la interpretación de su propia Constitución. EE.UU. les retiró las visas a 14 magistrados hondureños. Puesto que el gobierno de Obama ya había hecho lo mismo con el décimo quinto miembro del tribunal, el que firmó la orden de arresto de Zelaya, esta iniciativa completó el asalto de Clinton a la independencia de la corte más alta de una democracia extranjera. La lección, supuestamente, es que los jueces de los países pequeños tienen la obligación de aceptar la interpretación estadounidense de sus propias leyes.

Miles de lectores me han escrito para preguntarme cómo algo de esta naturaleza puede pasar en EE.UU., un país donde los principios democráticos han sido reconocidos desde su fundación. Muchos lectores me han confesado estar "avergonzados" de EE.UU. y me han preguntado ¿cómo pueden ayudar a Honduras? Una pregunta más pertinente podría ser ¿cómo pueden ayudar al propio EE.UU.?

A través de sus acciones hacia Honduras, el gobierno de Obama demuestra su desprecio por los fundamentos de la democracia. Los expertos jurídicos son claros al respecto. "La independencia del poder Judicial es un componente central de cualquier democracia y es crucial para la separación de poderes, el estado de derecho y los derechos humanos" escribe en su libro The Judge in a Democracy (algo así como El juez en una democracia) Ahron Barak, el ex presidente de la Corte Suprema de Israel y un destacado experto jurídico.

"El propósito de la separación de poderes es fortalecer la libertad y prevenir la concentración del poder en las manos de un actor del gobierno de una manera que probablemente merme la libertad de un individuo", explica Barak, casi como si se estuviera refiriendo a Honduras.

Barak también advierte de un modo profético acerca de las democracias a la Chávez que han destruido a Venezuela y que los hondureños dicen que estaban tratando de impedir en su propio país. "La democracia tiene el derecho de defenderse contra quienes buscan utilizarla para destruir su propia existencia", escribe. Los estadounidenses tienen que preguntarse por qué su gobierno no parece estar de acuerdo.

18 de septiembre de 2009

Chile, No. 5 del mundo en libertad económica

José Piñera

José Piñera fue el ministro del Trabajo y Previsión Social de Chile responsable de la reforma radical del sistema de pensiones en 1980 (www.josepinera.com), es co-presidente del Proyecto para la Privatización de la Seguridad Social del Cato Institute, y presidente del International Center for Pension Reform (www.pensionreform.org).

En el Informe Mundial 2009 sobre Libertad Económica, Chile escaló al lugar número 5 de 141 países, uno por encima de los EE.UU. En 1975, de 72 países, Chile era el número 71. ¿Cómo se explica un cambio tan extraordinario? La explicación está en que entre 1975 y 1989 se realizó una verdadera revolución en Chile. Ella implicó un cambio radical, integral y sostenido hacia la libertad económica y política (desde un punto de partida donde no había ni la una ni la otra). Esta “Revolución Chilena” duplicó la tasa histórica de crecimiento económico de Chile (a un promedio de 7% anual, 84-98), redujo drásticamente la pobreza (del 45% al 15%), introdujo las reformas claves para llegar a ser un país desarrollado, restauró un gobierno limitado y el estado de derecho, y finalmente trajo una democracia estable.

La importancia de la Revolución Chilena para el mundo ha sido descrito de esta manera: "En cierto sentido, todo comenzó en Chile. En la década de 1970, Chile fue una de las primeras economías del mundo en desarrollo en poner a prueba conceptos tales como la desregulación de la economía, la privatización de empresas estatales, liberalización de los precios del control gubernamental, y la apertura del mercado interno a las importaciones. En 1981, Chile privatizó su sistema de seguridad social. Muchas de esas ideas se proyectaron hacia toda América Latina y al resto del mundo. Chile está detrás de la reforma de Europa Oriental y de la antigua Unión Soviética..., lo que demuestra, una vez más, el impresionante poder de las ideas" (James Flanigan, Los Angeles Times, 5 de agosto de 1998).

El papel crucial del equipo de economistas liberales clásicos (los llamados "Chicago Boys") en la transformación de la economía ha sido ampliamente reconocido y documentado. Menos conocido es el hecho de que estos economistas también fueron luchadores claves por un retorno gradual y constitucional a la democracia. El 8 de agosto de 1980, una nueva Constitución (la cual firmé como Ministro de Estado), y que contenía un itinerario concreto para la restauración plena de las libertades políticas, fue propuesta al país y aprobada en un referendum.

En el período 1981-1989 se crearon las "instituciones de la libertad" —un Banco Central independiente, un Tribunal Constitucional, canales de televisión y universidades privadas, leyes de registro electoral, partidos políticos, etc.— que sustentan y hacen posible una democracia al servicio de una sociedad libre.

La Junta Militar, que gobernaba Chile de manera transitoria y excepcional después de la cuasi guerra civil de 1973, entregó el 11 de marzo de 1990 voluntariamente el poder a un gobierno elegido democráticamente de acuerdo a la Constitución de 1980 (Aquí se puede leer una explicación de este original proceso).

Desde entonces, Chile ha tenido cuatro gobiernos de centro izquierda moderada y, a pesar de retrocesos puntuales en materias macroeconómicas que han disminuído el ritmo de crecimeineto y elevado el desempleo, la esencia de la las reformas de libre mercado ha sobrevivido intacta. Chile será un país desarrollado para el 2018. La Carta Fundamental de 1980 sigue siendo la ley suprema, y se le ha perfeccionado con ajustes consensuales entre todos los partidos representados en el Congreso.

Como es un hecho que esta Revolución Chilena ha sido extraordinariamente exitosa, Friedrich Hayek fue un visionario cuando afirmó en 1981: "Chile es ahora un gran éxito. El mundo considerará la recuperación de Chile como uno de los grandes milagros económicos de nuestro tiempo".

17 de septiembre de 2009

De reacciones y reaccionarios

FEDERICO REYES HEROLES

Explicar decía Ricardo Lagos ante miles de becarios de Telmex, explicar el porqué de una propuesta. Explicar con claridad, sin tecnicismos. Fue así como Lagos logró mucho para Chile. De seguir por donde va, Chile será el primer país desarrollado de la América Latina. Por supuesto no es a un solo hombre al que se debe el éxito, es a la continuidad de las acciones, todavía más complejo y meritorio. Demócratas cristianos, socialistas de diverso cuño durante dos décadas han podido imprimir continuidad a las acciones de Gobierno convirtiéndolas en políticas de Estado.

Explicando abrieron su economía al mundo. Explicando lograron finanzas públicas tan sanas que durante las contracciones pueden impulsar políticas anticíclicas. Explicando fue como lograron hacer de la elevación de los niveles educativos una sana obsesión. Explicando ampliaron la inversión en infraestructura; explicando crearon una monumental bolsa de ahorro surgida de los precios altos del cobre. Lo mismo que hicieron los noruegos con los precios altos del petróleo que fueron etiquetados para educación, ciencia y tecnología. Así cuando los precios del cobre o del petróleo bajen o se les acaben los recursos, tendrán algo aún más valioso: un capital humano que pueda enfrentar los nuevos retos del mundo global y tecnificado. Ricardo Lagos el académico, el diplomático, uno de los principales organizadores del NO para sacar a Pinochet del poder, señala que el avance de una nación en democracia está asentado en la explicación sistemática, esa explicación que lentamente genera los consensos de largo plazo sobre cuáles son los caminos correctos.

El avance de un país también se demuestra en la capacidad para superar discusiones y no seguir dando vueltas a los mismos temas. Explicando fue como Lagos logró en la segunda mitad de su mandato elevar el IVA etiquetado para el combate a la pobreza. En alrededor de dos décadas Chile disminuyó esa triste realidad de 38% al 13% y la próxima meta es un dígito. Que el caso chileno nos sirva de ejemplo. Todo indica que en este otoño empezaremos a ver signos de recuperación. Poco a poco la economía estadounidense empieza a reaccionar. El papel de la economía china como nuevo motor económico en el mundo quedará allí, es una muestra en el reajuste imperial. En fin, la economía mexicana, sobre todo las exportaciones, serán arrastradas, los precios del crudo se recuperarán. Es entonces cuando correremos el peligro de regresar a la negación de nuestra realidad.

La crisis de 2009 ha desnudado, una vez más, la realidad de nuestras finanzas públicas: se recauda muy poco y gastamos muy mal. Carlos Elizondo lo ha puesto claro, ni un peso más hasta que se eliminen las deformaciones de nuestra administración. Ahora resulta que las administraciones panistas han elevado los costos de las altas burocracias en 100 mil mdp. Pero aún eliminando los excesos nuestros ingresos tributarios son alrededor de la mitad, 15 ó 16%, de lo que necesitaríamos para que el Estado pudiera hacer frente a las necesidades de educación, salud, infraestructura, ciencia y tecnología con independencia del petróleo. Las dos medidas son urgentes: gastar bien e ingresar más. ¿Cuál es la vía correcta?

Lo obvio es comenzar por la evasión que podría representar tres puntos del PIB; con reducirla a la mitad sería ya bueno. Nada más los profesionales independientes evaden el ISR en casi 2.5% del PIB. Los esquemas especiales rondan más del 5%. El predial significa, ya lo hemos dicho, alrededor de 0.2% cuando Brasil recauda casi dos puntos para no hablar de Inglaterra con 4.3%. Hagamos las sumas y se verá que con las mismas tasas impositivas pero sin concesiones, como la alta evasión y los esquemas especiales, incluidos los IEPS, México podría tener un estado mucho más fuerte para atender la pobreza, la ignorancia, las carencias de infraestructura y propiciar así un país más justo y próspero.

Después de la presentación del paquete fiscal hecha por el presidente Calderón y su Secretario de Hacienda se han soltado una andanada de descalificaciones. Aún antes de desmenuzar con cuidado los documentos ya se habla de que el paquete está liquidado. El punto más polémico gira alrededor de un impuesto al consumo generalizado del 2% y etiquetado para el combate a la pobreza. En México el mecanismo es novedoso, no así en otros países, Chile incluido, donde ha dado excelentes resultados pues es imposible evadirlo. Estudiémoslo y que el Gobierno explique a los ciudadanos hasta el cansancio, porque durante el debate se pierde el sentido común. La desigualdad y la pobreza son vergonzosas. Tenemos un sistema fiscal muy deficiente. Lo uno se vincula con lo otro: mejor fiscalización menor injusticia. Si de verdad queremos enterrar esa vergüenza debemos estar dispuestos a cambiar mirando lejos. Algo está mal. Démonos la oportunidad de buscar otros caminos. No puede ser que terminemos en lo mismo, eso será el triunfo de la reacción.

La deuda del PAN con la cultura

CARLOS LARA*

El Partido Acción Nacional llega a sus 70 años de vida con la propuesta legislativa más pobre de su historia en materia de cultura: En tan sólo cinco líneas expresa una deshilvanada iniciativa sin diagnóstico ni análisis.
Y es que la deuda que el partido fundado por Manuel Gómez Morín y otros intelectuales tiene con la cultura se debe en parte al desánimo de sus militantes por desarrollar esta actividad, por el desinterés de la propia institución por fomentarla y, como tercer factor, al abandono del partido de sus mejores talentos a lo largo de su historia, por motivos de carácter ideológico.

Las mentes más brillantes terminaron realizando una labor intelectual destacada –generalmente en el campo de las letras– fuera del PAN. Fue el caso de la generación incómoda expulsada en los años sesenta, integrada por Hugo Gutiérrez Vega, Manuel Rodríguez Lapuente, los hermanos Ignacio y Carlos Arriola y Alejandro Avilés.

Otros optaron por renunciar, como el artífice de la reproyección de principios de doctrina de 1965, Efraín González Morfín; el historiador del PAN y padre del actual presidente de México, Luis Calderón Vega; y quien redimensionara e internacionalizara al partido –además de dotarlo de sus actuales fundaciones de estudio y análisis–, Carlos Castillo Peraza. Y recientemente, el destacado parlamentario y sociólogo José Francisco Paoli Bolio, quien el pasado 20 de agosto envió su renuncia al Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
La propuesta legislativa del PAN (2009-2012) en materia de cultura, titulada “Promovemos la cultura y el arte”, plantea en tan sólo cinco líneas favorecer, apoyar e incentivar a los creadores artísticos a través de una “Ley de Fomento al Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural para que mediante mecanismos fiscales y mecenazgos se apoye con recursos públicos y privados a los artistas, creadores e investigadores”.

Una propuesta así debería incluirse en una ley general de cultura, o bien en la actual Ley del ISR. Más aún: Olvida el PAN que ya en otras legislaturas ha propuesto el tema del mecenazgo por separado (véase la plataforma legislativa 1994-1997), en la que propuso un proyecto de ley de mecenazgo y fundaciones, a fin de que la sociedad civil impulse la creación cultural a través de bonificaciones fiscales. Un proyecto que finalmente fue dese­chado antes de ser presentado al pleno del Congreso. Su propuesta de “Ley de Fomento al Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural con mecanismos fiscales y mecenazgo” no precisa su característica de ley federal; no dice qué pasaría con la actual Ley sobre Monumentos, y evade el tema relativo a los “mecanismos fiscales” (hay que recordar que el IETU, promovido y aprobado por el mismo partido, desaparece los regímenes especiales y exenciones fiscales). Si este impuesto se queda como único, el apoyo a la creación que se pretende será imposible.

Todo lo anterior resulta lamentable, teniendo en cuenta que el PAN lleva 30 años presentado plataformas legislativas. La intención de Castillo Peraza en 1979, al elaborar la primera de ellas, era precisamente mostrar un diagnóstico, un análisis y una propuesta al electorado.

La gestión cultural de Gómez Morín

Existe la creencia de que el PAN no estableció desde su fundación iniciativas de carácter cultural, pero Gómez Morín fundó y colaboró estrechamente en proyectos que siguen teniendo vigencia. Una de las gestiones culturales más importantes y menos conocida es el impulso de las primeras giras de la Orquesta Sinfónica de México (OSM) de Carlos Chávez.

Lo hizo como parte de su anhelada descentralización cultural en 1937, esto es, antes incluso que la organización del PAN (1939). La red de promotores que conformó en el país para impulsar la OSM se integró con destacados miembros fundadores de la naciente estructura del PAN. En Guadalajara, por ejemplo, se apoyó en los abogados Efraín y Víctor González Luna; en Monterrey, en José G. Martínez y Bernardo Elosúa Frías; en Querétaro, con Luis Álvarez y Carlos Septién García; en Michoacán, con Miguel Estrada Iturbide y Miguel Bernal Jiménez; en San Luis Potosí, con Isaac Guzmán Valdivia; en Tampico, con Samuel Melo Ostos, y en Torreón, con Salvador de Lara y Domingo Valdez Villarreal.

Resulta lamentable que ni los propios panistas ahora sepan que antes de fundar el partido, Gómez Morín había echado a andar la primera organización musical del país. Un desconocimiento sobre la labor cultural del PAN comparable a otro en la actualidad: muchos panistas desconocen que el recientemente legislado derecho de acceso a la cultura en México fue planteado ya por Adolfo Christlieb Ibarrola en los años setenta y retomado por Castillo Peraza –cuyo noveno aniversario de muerte se cumplió el pasado miércoles 9– en la primera plataforma legislativa del PAN en 1979.

La “generación Mexicanto”

Existe una generación denominada por Castillo Peraza la generación tardía, la que no llegó en su tiempo, al mando de Manuel Clou­thier y con Francisco Barrio y Vicente Fox.

Esa generación cubrió en cierta forma el enorme hueco que dejó la generación incómoda. Esta generación fue duramente atacada bajo el mote de “neopanistas” por sus ideas pragmáticas, aunque pese a todo siguió adelante hasta conquistar el poder.

La salida del PAN de la generación incómoda abrió una profunda grieta que vinieron a revestir grupos ajenos a la doctrina del partido. La salida de esta brillante cantera hizo al PAN presa fácil de diversos grupos empresariales con intereses ajenos a su doctrina, pues se fueron quienes pudieron apuntalar un proyecto cultural dentro del partido. Esto tiene un antecedente memorable: el de José Vasconcelos, el único hombre que ha sido capaz de desarrollar una política cultural en el país. De esto da cuenta Emmanuel Carballo en Protagonistas de la literatura mexicana (1994); al preguntar a Vasconcelos sobre su distanciamiento con el PAN, éste respondió: “los fifís de la política nunca me quisieron, es más, me echaron de la oposición”.

La cultura está tan mal concebida en el PAN, que en una de las entregas del periodista Álvaro Delgado a este semanario, el entonces presidente del PAN, Manuel Espino, manifestó que existe un “consejo nacional de intelectuales”, refiriéndose a lo que en realidad es el Consejo de Cultura, integrado en su mayoría por personajes del espectáculo y de la farándula, como Maribel Fernández La Pelangocha, Isabel Martínez La Tarabilla, Pompín Iglesias, Evita Muñoz Chachita, Irma Lozano y el mago Ednovi.

Llama la atención el caso del compositor David Filio –compañero de bohemia del actual presidente de la nación–, pues ha sido el inspirador de la que podríamos llamar la generación Mexicanto, puesto que la música de este virtuoso dueto amenizaba los encuentros de la Secretaría Juvenil del partido, cuando Felipe Calderón era su jefe juvenil nacional. Pertenecerían a ella el actual presidente del partido, César Nava; su antecesor, Germán Martínez; el subsecretario de Energía, Jordi Herrera; la exdiputada federal Karla Rochín; el exsecretario general José Espina; los exdiputados Cristian Castaño y Tarsicio Rodríguez; y por supuesto, Margarita Zavala.

Pero el presente y el futuro de la cultura en el PAN deben construirse más allá de una generación inspirada en Mexicanto y en el elenco de su Consejo de Cultura. Se deberían recuperar de la memoria histórica los mejores referentes.

Nadie puede desarrollar lo que no ha concebido. En esa condición llega el PAN a sus 70 años en materia de cultura. De continuar así después de este aniversario reflexivo, esta vez, como dijera Castillo Peraza, “recordar no será volver a vivir, sino comenzar a morir de nuevo”.

* Militante del PAN y asesor cultural en la Cámara de Diputados.

4 de septiembre de 2009

Se perfila la "telebancada"

Irma Carolina Valadez Calderón

Al comenzar la VXI Legislatura, se dio a conocer que diez diputados electos solicitaron licencia para que sus suplentes asuman el cargo. Entre estos desertores figuran seis del Partido Verde Ecologista de México, cuatro mujeres y dos hombres. De ellos, tres están vinculados con la llamada “telebancada”.

Se trata de Mariana Ivette Ezeta Salcedo, propietaria del lugar cuatro de la circunscripción dos. Ella será sustituida por su hermano Carlos, quien ha trabajado para Grupo Televisa, y está particularmente ligado a Javier Tejado Dondé, responsable jurídico de dicha televisora.

Otro caso es el de Rafael Picchiano, quien dejó su lugar a Alejandra Lagunes, directora general comercial de Televisa Interactive Media. También figura la diputada Katia Garza Romo, quien será relevada por su esposo, Guillermo Cuevas Sada, primo de Ninfa Salinas Sada, quien es hija de Ricardo Salinas Pliego, el dueño de TV Azteca. Ninfa Salinas ocupó el primer lugar de la lista de diputados plurinominales del Partido Verde, una posición que le aseguró su pase a San Lázaro.

Además de estos “relevos”, aún en etapa de análisis en la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, otros cambios podrían ser anunciados en lo próximo. Uno de ellos prevé la llegada de Miguel Orozco Gómez, director jurídico de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión, y hermano de Javier Orozco Gómez, impulsor férreo de la “Ley Televisa”. La diputada del Partido Verde Lorena Corona Valdez, sería la elegida para cederle su curul. El otro caso es el de Roberto García Requena, ex coordinador ejecutivo de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, quien es suplente de Rodrigo Perezalonso, también diputado postulado por el Verde Ecologista.

3 de septiembre de 2009

Gómez Morin, el PAN y la religión católica

Alonso Lujambio


Mirando a López Velarde

Manuel Gómez Morin escribió a su maestro José Vasconcelos tres largas cartas los días 21 de agosto de 1926, 5 de octubre de 1928 y 3 de noviembre de 1928, en medio del conflicto religioso más agudo del siglo XX mexicano. En todas el remitente quiere, entre otras cosas, convencer al destinatario de la necesidad de fundar un partido político permanente. Cuando escribe la carta del 21 de agosto de 1926, hace 20 días que una pastoral de la jerarquía católica mexicana ha ordenado suspender el culto religioso en los templos (fue el sábado 31 de julio de 1926). En febrero de ese año el arzobispo Mora y del Río ha hecho declaraciones contrarias a los artículos 130, 27 y 5 constitucionales y ha recibido el furioso reclamo del presidente Calles, quien a principios de julio impulsa reformas al Código Penal para castigar las violaciones de los sacerdotes al artículo 130.1 ¿Qué le dice Gómez Morin a Vasconcelos sobre el particular? Nada.
Gómez
Después, en octubre y noviembre de 1928, cuando Gómez Morin vuelve a escribir a Vasconcelos y le insiste en la necesidad de crear un partido político, la Guerra Cristera (1926-1929) está en pleno apogeo: desde un año antes, en noviembre de 1927 —nos dice Jean Meyer— hay 25 mil cristeros en armas. No se ve claro en noviembre de 1928 que el conflicto pueda terminar pronto. ¿Qué le dice al respecto Gómez Morin a Vasconcelos? Otra vez nada. ¿Por qué?

Gómez Morin nunca negará su condición de católico, pero su catolicismo hacia 1926 no gravita sobre él de modo tal que vea al mundo, y al mundo político especialmente, desde la perspectiva religiosa. Las anteojeras con que Gómez Morin observa el mundo político a mediados de la tercera década del siglo XX no son las anteojeras del católico. Para entonces ya viajó al extranjero y convivió con otras culturas. Le obsesionan los problemas sociales y sus posibles soluciones técnicas.

Después de ser rector de la universidad en 1933-1934, y de apoyar decidida y radicalmente la libertad de cátedra en contra de la intención del Estado de imponerle el dogma socialista, Gómez Morin fue acusado por sus adversarios por ser católico. Así respondió el 14 de marzo de 1936 en El Universal a uno de sus críticos: “Soy católico, y de ello a nadie rindo cuentas. Lo era cuando me llamaron a la universidad, y lo seré siempre”consejo.

Gómez Morin no se asume político católico pero no es un católico vergonzante. La religión no es móvil de su conducta política, pero es elemento de su cultura: Gómez Morin es capaz de entender los códigos del móvil religioso en los otros y de ponderarlos como parte de la vida colectiva. Y de la propia vida. Una evidencia exquisita de esto último se encuentra en una carta dirigida a Efraín González Luna en febrero de 1944 a propósito del libro Concepto de la Zozobra, de Arturo Rivas Sáinz (1905-1985), poeta y ensayista jalisciense, sobre el poeta zacatecano Ramón López Velarde (1888-1921). López Velarde provenía de una familia de fuerte raigambre católica y, al igual que Gómez Morin, se había mudado a la ciudad de México, en donde su cosmovisión católica entró en crisis. Gómez Morin critica la obra de Rivas Sáinz por haberse guiado acríticamente por las ideas de Sigmund Freud en la interpretación de la poética del zacatecano. Pero su carta nos dice mucho más:


15 de febrero de 1944.

Muy querido y buen amigo:
Pepe Castillo Miranda me hizo favor de traer el libro de Rivas Sáinz. Lo leí anoche con mucho gusto. Creo que es un excelente ensayo, tal vez el mejor que se haya escrito sobre Ramón. No sé si le he contado que conocí y traté a Ramón; su madre y su hermana hicieron grande amistad con mi mamá, para quien él tuvo deferencias y atenciones especialmente cariñosas. Fue por los años de 1916 y 1917. No publicaba aún su primer libro, y su amistad constituyó para mí un deslumbramiento. Por su personalidad misma y porque de golpe reivindicaba un mundo —el de todos mis años de niñez— que yo creía perdido y, entre las incitaciones de una vida de metrópoli y de una cultura universal, no sólo invalioso, sino constitutivo de un lastre…

Ramón era complejo, extremadamente complejo, pero no tenía “complejos” en el sentido freudiano… Las referencias [en la poesía] de Ramón [a detalles de la liturgia católica] no tienen para qué construirse dentro de una elaborada “simbología”. Fueron el simple resultado de una niñez y de una primera juventud vividas con exquisita sensibilidad en el seno de una vieja familia católica de provincia, en una vieja y aislada ciudad, en un contacto constante —en la escuela, en la casa, en la vida toda— con la Iglesia, con la liturgia, con la interpretación y con los principios de la religión. Esa sensibilidad fue violentamente traslapada a la capital. Y Ramón, en vez de tratar de deshacerse del tesoro de datos, de experiencias de su vida anterior, los usó como método y patrón para entender lo nuevo que a su sentido o a su inteligencia se ofrecía… Su valor de hombre consistió en no querer considerar como lastre su vida anterior, en no querer desasirse de ella, no dejarse arrastrar por el torrente en el que de un modo súbito lo colocó la vida arrancándolo materialmente de provincia y poniéndolo en contacto con literatura, con estilos, con preocupaciones, con hombres de otras extracciones y procedencias… Ramón se hizo entre los dos polos: “católicos de Pedro el Ermitaño y jacobinos de época terciaria”. Se formó en el ambiente aquel de fines de siglo y principios del actual, que algún día será necesario describir cuidadosamente para entender muchas de las cosas más importantes de México… La dualidad agónica, manifiesta en los poemas de Ramón, es la expresión directa de la experiencia de dualidad, de continuo combate de todo católico, de todo joven católico, de todo joven católico nacido y formado en provincia, en el ambiente aquel de fines de siglo, y violentamente traspuesto al medio de México, a una edad adulta, con nuevas responsabilidades, nuevas libertades, nuevas posibilidades.

El catolicismo de Ramón era eso: catolicismo. Catolicismo con liturgia y con liturgia pueblerina, con todas las zozobras elementales de la teología moral, con todas las deficiencias de una apologética primaria, con todos los ímpetus y todos los desfallecimientos de la liturgia y de la superstición. Era catolicismo mexicano de provincia aislada, de vieja familia, de “iglesia siempre en penuria”, de capelos en las rinconeras, de culto a los muertos y miedo a la muerte, de parejo arraigo en lo fundamental y en lo ñoño e intrascendente.2


Gómez Morin entiende la tensión que en la intimidad de los católicos de las ciudades de provincia produce el contacto con la gran metrópoli, con otros modos de ser y de concebir el mundo y la existencia. En su entrañable amigo Ramón López Velarde ve el enfrentamiento cabal de la tensión y una catarsis poética. Ve en López Velarde el modo en que encarna una cuestión social, no un problema estrictamente religioso ni psicológico. Esta mirada se reflejará en López Velarde, muerto prematuramente en 1921 a los 33 años, en la poética. Pero también tendrá reflejos en la política.

Los estudiantes del rector

Los estudiantes universitarios que más decididamente apoyaron a Gómez Morin en su resistencia, como rector de la Universidad Nacional en 1933-1934, al establecimiento de la educación socialista, estaban organizados en la llamada Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC). A los miembros de la UNEC se les llamaba unécicos. La UNEC había nacido en 1931 pese a la oposición de Acción Católica, instancia creada como paraguas organizacional del mundo católico una vez concluida la Guerra Cristera (1926-1929). Acción Católica se basó a partir de 1929 en cuatro “organizaciones fundamentales”: dos de hombres (jóvenes y mayores) y dos de mujeres (jóvenes y adultas). Acción Católica no quería que la UNEC fuese “la quinta rama”. Una de las cuatro “organizaciones fundamentales”, la de jóvenes varones, era la famosa Asociación Católica de la Juventud Mexicana (la ACJM, la llamada acejotaeme y sus acejotaemeros, nacida en 1913).

La ACJM quería tener el monopolio de la organización católica juvenil, y la UNEC quería existir aparte como organización especializada en los estudiantes universitarios. No es sorprendente que la idea de la UNEC fuese impulsada por un jesuita, el sacerdote Ramón Martínez Silva, con el argumento —muy en boga en Europa en aquellos años— de que era necesario cultivar una elite intelectual católica capaz de dar un debate de altura, de amplia cultura, abierta a las ideas ajenas pero protectora de su identidad. Gracias al impulso papal, Martínez Silva logró vencer la resistencia de la jerarquía de la Iglesia mexicana y de Acción Católica en 1931. El proyecto de Martínez Silva abarcaba, además, la promoción de una asociación iberoamericana de estudiantes católicos. La idea de la especialización de los cuadros católicos universitarios en el mundo será apoyada por el “asistente eclesiástico” de la Federación de Universitarios Católicos Italianos (FUCI), a la sazón Giovanni Battista Montini, futuro papa Paulo VI, el así llamado papa del pluralismo después del Concilio Vaticano II (1962-1965).

En 1944 el arzobispo Luis María Martínez logra iniciar la liquidación de la UNEC y fusionarla poco después con otros grupos en una nueva organización, llamada Corporación de Estudiantes Mexicanos, bajo el control estricto, ahora sí, de Acción Católica y del episcopado. La vida de la UNEC es breve, de apenas 13 años, pero en extremo importante tanto para la rectoría de Gómez Morin como para el nacimiento del PAN en 1939.

Los unécicos en la universidad viven una formación intelectual en un ambiente plural y de debate que es desconocido para las juventudes católicas de Acción Católica comandadas por la ACJM. Dice María Luisa Aspe Armella, en uno de los pocos estudios sobre esta peculiar organización estudiantil católica en el siglo XX mexicano:
Los miembros de la UNEC pudieron constatar lo que ningún otro militante católico pudo hacer: la irreversibilidad del secularismo en el país, la imposibilidad de retornar a un ordenamiento social cristiano; la necesidad de incursionar en política, jugando con las reglas que marcaba el poder público para confrontar al Estado.3


Aspe subraya el contraste entre la UNEC y la ACJM de los treinta y cuarenta al ver en ellas “dos maneras de concebir el lugar del católico en el mundo público”, y dos formaciones distintas “basadas en prácticas sociales diversas y a veces incluso contrastantes”. Los acejotaemeros reclaman a los unécicos la soberbia intelectual de no conceder razón a todo pronunciamiento obispal o lineamiento de las autoridades de Acción Católica. A la UNEC se le tenía como organización “confederada” de Acción Católica en una situación ambigua que, sin embargo, era aprovechada por los unécicos que en ningún momento debían obediencia —como los acejotaemeros— a sus párrocos sino al jesuita que la Compañía de Jesús le nombrase como “asistente eclesiástico” (muy notoriamente Martínez Silva, su constructor en 1931 y “asistente eclesiástico” hasta 1937).

Y sí: los unécicos quieren debatir la historia mexicana y no se asumen de entrada antirrevolucionarios. Tienen una lectura posibilista —ha dicho y con razón Bernardo Barranco— de la Revolución mexicana y de sus frutos sociales.4 El habitus de la ACJM es harto distinto. En su estudio, Aspe detecta que en la ACJM se sigue puntualmente y de cerca, en los años cuarenta y cincuenta, antes y después de la extinción de la UNEC, el mandato de la Iglesia, una mezcla de disciplina y control con una suerte, dice Aspe, de “esencialismo subyacente”. Los acejotaemeros no han asumido, como los unécicos, la “irreversibilidad del mundo secular”. Dice Aspe:
Para los miembros de Acción Católica fue casi imposible remontar el sueño de una patria mexicana donde renaciera la cristiandad; los antiguos miembros de la UNEC no tuvieron problema en recibir el pluralismo como convicción de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II; ellos mismos fueron la avanzada del catolicismo para un mundo plural.5


Juan Manuel Gómez Morin, hijo del fundador del PAN, ha dicho que no hubo, nunca, una relación personal de su padre con la jerarquía católica de México. “Con quien tuvo una relación duradera —dice— tal vez no muy frecuente pero sí importante, fue con el padre Ramón Martínez Silva. Con él compartía lecturas y discutía”.6 En 1937, Martínez Silva dejó la “asistencia eclesial” de la UNEC y dejó el país, pues fue llamado por la Compañía de Jesús a dirigir el seminario jesuita de Montezuma, en Nuevo México, Estados Unidos, hasta 1940.7 Lo que ha de subrayarse, en todo caso, es la cercanía de Gómez Morin, años después de la rectoría, con sus interlocutores unécicos en la universidad, incluido su “asistente eclesiástico” entre 1931 y 1937, el jesuita Ramón Martínez Silva.

Los unécicos verán siempre en Gómez Morin a un líder. Los estudiantes de la UNEC van a apoyar decididamente el esfuerzo autonomista del rector Gómez Morin. Diversos testimonios prueban que son ellos quienes convencen a Gómez Morin, años después, hacia finales de 1938, de retomar la idea de formar un partido e iniciar ya en definitiva el proceso de organización que desemboca en septiembre de 1939 con la creación formal de Acción Nacional. Los acejotaemeros de Acción Católica no apoyarán a Gómez Morin en el inicio de su aventura política en 1939 porque desconfían de un colaborador de Plutarco Elías Calles, el presidente anticatólico por excelencia. No es acejotaemera ni masiva la base católica juvenil del PAN en 1939. Es unécica y estrictamente universitaria. No será sino hasta los años cincuenta cuando muchos acejotaemeros abandonen las filas de Acción Católica y se sumen en masa al Partido Acción Nacional. Ello tendrá consecuencias para la pugna histórica entre los unécicos más intelectuales y abiertos y los acejotaemeros, más ideológicos y dogmáticos. Una pugna que antecede a la creación del PAN. Todos los presidentes de la UNEC en los años treinta serán panistas en 1939 o inmediatamente después: Manuel Ulloa Ortiz (1931-1934), Armando Chávez Camacho (1934-1936), Daniel Kuri Breña (1936-1938), Jesús Hernández Díaz (1938-1940), Luis Calderón Vega (1940-1942).8 Por el contrario, ningún líder juvenil de la ACJM de los treinta lo será.9 Unécicos panistas habrá muchos más: Juan Landerreche Obregón, Miguel Estrada Iturbide, Carlos Septién García, Carlos Ramírez Zetina, Luis de Garay, Gonzalo Chapela, Luis Islas García, Adolfo Christlieb Ibarrola, etcétera.

La UNEC argumentó siempre a favor de la política abierta y de la responsabilidad plena y en contra de los grupos secretos de jóvenes católicos como los tecos (de larga vida) y los conejos (de muy corta existencia). La lucha en contra del secretismo es el gesto más pluralista y antifanático del catolicismo unécico. Los conejos son dirigidos por la jerarquía eclesiástica e intentan penetrar sigilosamente a la UNEC para debilitarla por dentro. Carlos Septién García, destacado unécico, fue el principal argumentador en contra del secretismo “conejil”, en un artículo fechado el 12 de mayo de 1940:
El secretismo es el miedo a la responsabilidad… las velas amarillas y las cortinas negras, los juramentos ante un Crucificado —que murió por los pecados y no por los ridículos de los hombres—, son el ropaje con que se encubren una equivocada ambición de mando, una irresponsabilidad y un fanatismo… Toda esa táctica no es sino el secretismo masónico vuelto al revés... Y a la mentira y al engaño que son las armas del régimen y que son también las causas del largo malestar de México, le pretende combatir el secretismo con más mentira y con más engaño. Al disimulo de la izquierda, oponer el disimulo católico. A la mistificación marxista, la mistificación de derecha.10


Este es el típico lenguaje unécico. Muy claro, bien definido, muy aguerrido. Aspe prueba que los unécicos que se sumarán al PAN lo harán abierta, públicamente. El PAN nace para la política abierta en esa precisa época en que la efímera UNEC lucha en contra del secretismo católico.

Un partido solitario

¿Cuál hubiera sido la suerte de Almazán si el candidato del PRM hubiese sido el general Francisco J. Múgica? ¿Qué hubiera pasado con el PAN en aquel seguro aquelarre político? Obviamente, no tenemos respuesta. Lo cierto es que la candidatura moderada de Ávila Camacho debilita las posibilidades políticas de la candidatura de Almazán, a la que el PAN se había sumado (pese a la posición de Manuel Gómez Morin), y cuyo eje de integración era la resistencia al radicalismo cardenista. El PAN debe entonces asumir un arranque solitario como partido político. El empresariado del país, un potencial aliado de Acción Nacional como partido de oposición democrática, de centro-derecha, se acerca al avilacamachismo en su giro hacia el centro. El otro potencial aliado del PAN, ha dicho con razón Soledad Loaeza, el del mundo universitario, se pierde en definitiva con la candidatura en 1946 de Miguel Alemán y de su gobierno (1946-1952), pues el gobierno civilista de Alemán, primer universitario en la presidencia, va a convertir a la universidad en fuente privilegiada de reclutamiento para los cuadros del nuevo Partido Revolucionario Institucional (PRI, 1946) y para el gobierno de la República. Hacia finales de los cuarenta está, pues, el adiós en definitiva a la universidad como potencial bastión del proyecto político gomezmorinista. La clase media urbana se suma también al proyecto desarrollista y al “milagro” económico de la posguerra. Y, claro, se desmoviliza. Los potenciales aliados o están ya cercanos al gobierno posrevolucionario o están desmovilizados.asamblea

En 1946, el PAN logra llevar a la Cámara de Diputados a sus primeros cuatro diputados: uno del Distrito Federal, otro de Michoacán, de Aguascalientes y de Nuevo León.11 Esa primera diputación del PAN es capitaneada por Gómez Morin, presidente del PAN desde 1939 hasta 1949. Aquel pequeño grupo parlamentario presenta 21 iniciativas, de las cuales sólo siete se dictaminan y discuten en el pleno de la Cámara de Diputados. Se rechazan las siete.12 Los temas que abordan las primeras iniciativas de la historia parlamentaria de Acción Nacional se derivan de la agenda de preocupaciones de Gómez Morin (banco central, financiamiento para el desarrollo, agricultura, seguro social, instituciones para la democracia). La primera agenda legislativa del PAN no sigue, en modo alguno, la agenda de preocupaciones del mundo católico.

De cualquier modo, frente a la imposibilidad de que la propuesta panista transite en el Congreso, frente al desplome de los aliados potenciales en el empresariado y en la universidad, en particular, y en la clase media, en general, por el ajuste ideológico que suponen el avilacamachismo y el alemanismo, hacia finales de los cuarenta, ¿quién puede hacerse cargo de la dirigencia del PAN, quién puede seguir empujando la carreta, qué parte de la coalición original del PAN puede mantener el esfuerzo? Los católicos.

Gómez Morin pide en 1949 a un unécico, fundador del PAN en Michoacán, que tome la estafeta. Es Miguel Estrada Iturbide, quien no acepta por no poder dejar a sus clientes en el despacho de Morelia, por no poder mudar a la familia a la ciudad de México, en fin. Gómez Morin será entonces sustituido en la presidencia del PAN por un acejotaemero, Juan Gutiérrez Lascuráin, el diputado por el DF en la primera bancada del PAN en la 40 Legislatura (1946-1949). Pero dejemos que sea otro unécico michoacano, cronista e historiador del PAN, Luis Calderón Vega, quien cuente esta historia.


Con Juan Gutiérrez Lascuráin siguió en la secretaría por algún tiempo el licenciado Roberto Cossío que, al fin, la dejó para ocupar la dura silla de representante en la Comisión Federal Electoral. A Cossío sucedió en la secretaría general el Dr. Raúl Velasco Zimbrón [acejotaemero en los años del conflicto cristero]. Militantes los dos en el Partido, desde su fundación… pero tenían una procedencia ideológica muy diversa de la del grupo gomezmorinista… Habían pertenecido los dos orgánicamente y seguían perteneciendo con vínculo moral y estilo espiritual a la generación acejotaemera de la “cruzada cristera” de los años veinte. Por esta vinculación espiritual, algunos, dentro y fuera del Partido, cometen el error de juzgar que Acción Nacional, a través de estos dirigentes, se vinculó a los cuadros activos del catolicismo organizado.13


Después de la presidencia de Gutiérrez Lascuráin (1949-1956) vendrá la de Alfonso Ituarte Servín (1956-1959), acejotaemero también y, después, presidente de la Unión de Católicos Mexicanos, la UCM, es decir, la organización de adultos varones de Acción Católica; posteriormente, vendrá la presidencia de José González Torres (1959-1962), presidente de la ACJM primero y de Acción Católica después, en la década de los cuarenta. Calderón Vega trata con cuidado la figura de González Torres, hombre de intachable moral y apreciado por tirios y troyanos al interior del PAN. Con todo, no deja de señalar algunas características de “su grupo”:
José González Torres, eminente líder de las organizaciones católicas quien, llegado al Partido [en 1952] con criterios de corte clerical, se ha convertido en un político de línea independiente de todo grupo y ha alcanzado el respeto de todos. No puede decirse lo mismo de otros católicos de su grupo… Conservan sus criterios integristas, llenos de simplismos, incapaces de flexibilidad práctica que sin abandono de principios, hagan eficaces y oportunos éstos. Alrededor de ellos, después de Gutiérrez Lascuráin, se ha integrado un grupo que viene luchando, con miopía, por una política radical y combativa, pero angelista; leal, pero inoperante; llena de patriotismo, pero alejada de la realidad de México.


El punto es claro: al final de la década presidida por Gómez Morin (1939-1949), la tríada Gutiérrez Lascuráin/Ituarte Servín/González Torres va a dejar su impronta acejotaemera en Acción Nacional.14

En 1962, sin embargo, tomará la presidencia del CEN del PAN, apoyado decididamente por Gómez Morin, un unécico de finales de los treinta en la universidad: Adolfo Christlieb Ibarrola. “Un político nato —dice Calderón Vega— no un político improvisado”. El primer sello unécico de su política supone un giro radical: quiere y exige diálogo con el gobierno revolucionario. Tiene una lectura posibilista del cambio político y ello lo lleva a buscar interlocutores; encabeza al interior de su partido el rechazo a sumarlo a la Internacional Demócrata Cristiana; apoya decididamente la introducción de un sistema de representación proporcional en la Cámara de Diputados e impulsa su ampliación a todas las cámaras legislativas mexicanas, en las legislaturas de los estados y en el Senado, para llevar el pluralismo y la convivencia entre diversos a todos los espacios del debate legislativo; logra que el PAN por primera vez presente candidatos en casi la totalidad de los distritos electorales en las elecciones a la Cámara de Diputados; impulsa desde el liderazgo de su bancada en la Cámara de Diputados, y nuevamente en la lógica gomezmoriniana de la propuesta cuidadosamente “técnica”, un aumento significativo de propuestas legislativas: el PAN introdujo en la 46 Legislatura (1964-1967) 36 iniciativas, en abierto contraste con la década acejotaemera que presenta un puñado de iniciativas, y logra que 19 de ellas sean dictaminadas y llevadas al pleno, con lo que por primera vez en la historia posrevolucionaria mexicana el Congreso exploraba en serio la práctica del debate parlamentario bajo dinámicas pluralistas.15

Christlieb logra el reconocimiento más numeroso de triunfos municipales en la historia del PAN, incluidas por primera vez dos capitales estatales (Hermosillo y Mérida), que suponían la posibilidad de contar por primera ocasión con dos candidatos a gobernador realmente competitivos; publica cotidianamente sus ideas en Excélsior; impulsa cambios en los principios de doctrina del PAN para introducir las nociones de diálogo y pluralismo. Christlieb es un ideólogo y un político unécico de los pies a la cabeza.

Christlieb morirá en 1969. Gómez Morin en 1972. No es el momento para analizar qué fue de la apuesta política del joven político Christlieb apoyada por Manuel Gómez Morin. Tampoco lo es para estudiar la influencia en ese y otros momentos de Efraín González Luna, el intelectual católico panista por excelencia. Tampoco lo es para analizar cómo la ACJM de los cincuenta bajo la presidencia de Abel Vicencio Tovar (1955-1957), por ejemplo, no es la misma ACJM de los sesenta bajo la presidencia de Carlos Castillo Peraza (1968-1971). Ya en el PAN, el Abel Vicencio Tovar de finales de los cincuenta no es el mismo Abel Vicencio Tovar de finales de los ochenta, cuando se aleja políticamente de José González Torres, su maestro y guía de la juventud, pues ha optado por apoyar la política de diálogo del PAN con el gobierno después de las críticas elecciones de 1988. González Torres impugna esa política de diálogo, como impugnó en su momento la de Christlieb. Tampoco queda espacio para detener la atención en la ampliación de la coalición social del PAN a partir de 1982, tema cuidadosamente estudiado por Soledad Loaeza, ni el impulso de 1988 como punto de inflexión histórica para el PAN y para el régimen posrevolucionario mexicano. Lo que se quiere subrayar aquí es la compleja trama histórica entre unécicos y ajecotaemeros, antes de la existencia del PAN y durante sus primeras tres décadas de vida. Pero también se quiere aquí dejar de manifiesto la impronta del Gómez Morin universitario en la historia del partido que fundó en 1939. Queda para los biógrafos de Gómez Morin, que aún no han estudiado la vida del personaje después de 1939, el desciframiento cabal de esta compleja trama política al interior del Partido Acción Nacional.

Una apuesta civilizatoria

Gómez Morin reconoció que gran parte del corpus ideológico de Acción Nacional era de inspiración cristiana como “punto sustancial en la vida y el pensamiento de Occidente”. Una pieza clave, sin embargo, para entender el modo en que Gómez Morin concibe la relación del PAN con la religión católica, es una carta fechada el 9 de marzo de 1940, cinco meses después de que se fundara Acción Nacional, y dirigida a Alfonso López Cerrato, dirigente del partido en Sonora. Dice así en su parte conducente:
Por supuesto que al Partido pueden pertenecer todas las personas que honradamente estén de acuerdo con sus principios, independientemente de su condición religiosa. El Partido no es ni será jamás una organización confesional. Afirma solamente, al respecto, que el Estado no tiene ni puede tener dominio alguno sobre las conciencias, ni puede ni debe imponer ni combatir convicción religiosa alguna. Afirma, también, que es un elemento fundamental en la tradición patria la fe católica. La primera afirmación es un principio, la segunda es de hecho histórico, y ambas son innegables cualquiera que sea la profesión religiosa que se tenga.

Para nosotros lo importante ha sido, y será, lograr que se acabe en México esa absurda posición que ha envenenado nuestra vida pública a partir de la Independencia: la de creer que toda convicción religiosa, y especialmente la católica, constituye una “capitis deminutio”. Hacer que cuanto se refiere a la convicción religiosa personal o pública sea abierta, normal. Que el que cree en Dios pueda decirlo y obrar en consecuencia. Que no se substraigan más los problemas nacionales a la consideración del pueblo mexicano, tras el falso biombo de persecuciones religiosas artificiales. Que no se haga más de este asunto un motivo de obscurecimiento de la vida pública de México.

Los mismos católicos del Partido, que son muchos, tienen especial interés en que de ningún modo se mezclen los asuntos de su vida con la actividad política. Reivindican su derecho, como hombres y como ciudadanos, a tener una convicción religiosa; pero justamente porque la tienen, quieren que se mantenga alejada la acción política que es cambiante y de carácter siempre transitorio, de sus convicciones religiosas, que para ellos son efectivas y están ligadas con la eternidad. Ellos, los más ardientes católicos practicantes, piden eso: que se dé fin, resueltamente, para siempre, a una absurda política que, justamente a título de separación de la iglesia y el Estado, y a pretexto de laicismo, no ha hecho otra cosa que mezclar la política con los asuntos de la fe y hacer que el Estado tome una participación negativa, violenta, indebida, en un campo que no le incumbe, en asuntos que exceden de su función y de sus posibilidades, en cuestiones ante las cuales no le corresponde otra actitud que la de respeto sincero y cuidadoso, impuesto por su obligación de garantizar las prerrogativas personales y de organizarlas para el bien común.
Todos aquellos que acepten esta posición y los demás principios fundamentales de Acción Nacional, pueden ser sus miembros.16


¿No está aquí otra vez el alegato del rector Gómez Morin en relación con las libertades? ¿No está aquí nítidamente retratada una posición en relación con la libertad de creencias y la tolerancia religiosa? ¿No está aquí el liberalismo panista de Gómez Morin? El asunto es complejo porque en el debate mismo, durante la Asamblea Constitutiva de 1939, en torno al concepto de “Nación” en los principios de doctrina, se escuchan ecos del integrismo que asocian lo nacional a lo católico. Algunos panistas, hacia los años cincuenta, estarán todavía inmersos, ciertamente, en el modelo integrista. Gómez Morin no es, sin embargo, parte de esa cultura católica y nunca lo fue. Gómez Morin prefiere hablar de la religión católica como un “hecho histórico”, y no como eje central de la identidad de la nación. Que el Estado deje de atacar las convicciones religiosas, que los actores políticos compitan abiertamente y con la “técnica” produzcan políticas públicas y bienes públicos en este mundo. Que quien profesa una religión pueda ejercerla con libertad y sin pensar que la sociedad toda deba seguir, necesariamente, sus pautas de conducta y sus valores. Ésa es, efectivamente, la propuesta modernizadora de Gómez Morin. Soledad Loaeza lo ha puesto en claro: los católicos son, sí, parte de la coalición de Acción Nacional: Gómez Morin quiere sin embargo un partido político de católicos (“que los hay, y muchos”, dice Gómez Morin), pero no un partido político para católicos.

El partido no es ni debe ser para la religión porque la religión y la política no deben mezclarse, porque ambas se degradan si se mezclan. Aceptar el terrenal veredicto de las instituciones democráticas y constitucionales. Someter a los partidos, abiertamente, al escrutinio de los ciudadanos, responsabilizarlos ante ellos de actos u omisiones aquí en esta tierra. Gómez Morin admiraba la propuesta viable, la técnica al servicio del cambio posible, del “mejorismo”. Su apuesta política no era ni integrista, ni populista, ni radical. Fue una apuesta civilizatoria para la política de México.


Alonso Lujambio. Politólogo. Actualmente es secretario de Educación Pública.

En colaboración con Fernando Rodríguez Doval

Este texto reúne pasajes del libro la democracia indispensable de próxima aparición en dge/el equilibrista


Pies
1 Jean Meyer, La Cristiada, Siglo XXI Editores, México, 1973, tomo 2.
2 Archivo Manuel Gómez Morin, sección personal, subsección correspondencia. También sobre dicha correspondencia ver Mauricio Gómez Morin, “La hermandad recóndita de los vasos comunicantes. Correspondencia de Manuel Gómez Morin sobre Ramón López Velarde”, Boletín del Centro Cultural Manuel Gómez Morin, vol. 1, n. 1, 2007.
3 María Aspe Armella, La formación social y política de los católicos mexicanos. La Acción Católica Mexicana y la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, UNEC, Universidad Iberoamericana e Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, México, 2008, p. 405.
4 Bernardo Barranco, “La iberoamericanidad de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) en los años treinta”, en Roberto Blancarte, compilador, Cultura e identidad nacional, El Colegio de México, México, 1988.
5 Aspe, op. cit., p. 406.
6 Entrevista Alonso Lujambio / Juan Manuel Gómez Morin, 4 de enero de 2005.
7 José Gutiérrez Casillas, Jesuitas en México durante el siglo XX, Porrúa, México, 1981, p. 555.
8 Luis Calderón Vega, Cuba 88. Memorias de la UNEC, Fimax, Morelia, 1956, passim.
9 Ignacio Galarza (1930-1931), José Márquez Tóriz (1931-1934), Luis Vargas Varela (1934-1936 y 1938-1940), Manuel Dávalos Lozada (1936-1938), Ignacio Soto Sobreyra (1940-1943). Sitio web de la ACJM.
10 Archivo Manuel Gómez Morin, vol. 4, exp. 47.
11 Luis Calderón Vega, Reportaje sobre el PAN (31 años de lucha), Ediciones de Acción Nacional, México, 1970.
12 Paola Martorelli, El lado azul de la Cámara. La actividad legislativa del Partido Acción Nacional, 1946-2000, ITAM, tesis de licenciatura en ciencia política, 2000.
13 La cita proviene de fragmentos inéditos del primer borrador de un capítulo de Reportaje sobre el PAN (31 años de lucha), publicado en 1970. El primer borrador del libro se conservó en el Archivo Manuel Gómez Morin.
14 Luis Calderón Vega, Humanismo vs. barbarie (30 años del PAN). Este es el título del primer borrador del Reportaje sobre el PAN (31 años de lucha). Archivo Manuel Gómez Morin, vol. 612, exp. 2111. En la versión final Calderón Vega corrige: en agosto de 1960, es Abel Vicencio Tovar quien sustituye a Raúl Velasco Zimbrón y asume la secretaría general del PAN, hasta diciembre de 1961. Su hermano Astolfo ocupó la secretaría entre diciembre de 1961 y mayo de 1966, cuando se distancia del entonces presidente del PAN, Adolfo Christlieb Ibarrola.
15 El PAN no logrará que la mayoría parlamentaria del PRI acepte nuevamente dictaminar sus iniciativas en comisiones y discutirlas abiertamente en el Pleno de la Cámara de Diputados sino hasta los noventa del siglo XX. Martorelli, op. cit.
16 La carta fue publicada por Luis Ernesto Flores Fontes en Sin prisa y sin pausa. Correspondencia de Manuel Gómez Morin con sonorenses, 1939-1949, Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C., México, 2008, pp. 54-55