10 de junio de 2010

Para tener una gran UNAM

Carlos Elizondo Mayer-Serra

El rector de la UNAM critica sin piedad, desde el modelo de desarrollo, producto de "las lacras de una modernidad mal entendida", hasta la estrategia de combate contra el crimen organizado. Sin embargo, a la UNAM no se le puede tocar ni con el pétalo de una rosa.

Hace una semana, en la reunión de rectores de América Latina, pidió más dinero. Hubo quienes no le aplaudieron. El senador Madero declaró: "Es muy importante siempre procurar el mayor número de recursos a la educación en general y a la educación superior en particular, pero también es importante reconocer que se requiere dar resultados, que se requiere rendir cuentas...".

Es una crítica blandita comparada con las del rector. Sin embargo, la respuesta de la UNAM no se hizo esperar: "Con el mayor respeto, se le pide al senador Gustavo Madero que modere sus comentarios o que aporte la información que los sustente. De otra forma, lastima a una comunidad y no contribuye a generar el ambiente de civilidad que se requiere...".

El presupuesto de la UNAM ha crecido de forma vertiginosa. En 2000 tenía 10.5 miles de millones de pesos, este año cuenta con 27 mil millones. En términos reales creció más del 90%. En ese periodo el personal académico creció 19.3% y la población escolar 23.2%. Tuvieron mucho más dinero, pero sólo hicieron un poco más.

La educación superior financiada con recursos públicos es crucial en el desarrollo de un país. Permite ampliar los horizontes de cientos de miles de jóvenes. Un país requiere investigación de largo aliento y espacios culturales públicos. La UNAM contribuye en este objetivo. La pregunta es cómo podemos lograrlo de la mejor forma. Gastar más en la UNAM es dejar de gastar en otra cosa.

No es lo mismo rendición de cuentas que ser auditado. En la página de la UNAM se encuentra el informe de la auditoría, pero éste nada informa. El reporte del auditor interno son dos páginas. El del auditor externo una. Estas auditorías sólo dicen que la UNAM cumplió con la norma. No dicen cómo se gastó el dinero.

¿Cómo puede saber un legislador si es mejor darles recursos adicionales a la UNAM, al IPN o la UANL? ¿Cuántos estudiantes se gradúan por año como proporción de los que entraron en su generación y con qué promedios? ¿Cómo se comparan en el mercado laboral los egresados de las distintas universidades? ¿Cuántas clases dan sus profesores y con qué calidad? ¿Hay que construir más edificios o usar mejor los existentes, incluido desalojar auditorios que, se dice, albergan delincuentes? El mismo tipo de preguntas se pueden hacer para los recursos destinados a investigación o difusión. Tampoco está claro si le sobra o no gente, ni existen rubros precisos como el costo de viajes de los funcionarios.

Sin rendición de cuentas la propia UNAM no puede explicarnos por qué, por ejemplo, no se amplió la oferta de estudiantes en ingeniería civil, donde el país tiene un déficit, y prefirió hacer un museo de arte contemporáneo o por qué en lugar de mejorar las instalaciones de sus preparatorias optó por pagar tanta publicidad.

Si la UNAM quiere realmente rendir cuentas, se requiere una mayor precisión de cómo se gastan los recursos. Su página de internet da información poco útil para ese propósito.

El gobierno en todos sus niveles suele gastar mal. La UNAM está lejos de ser la peor portada. Sin embargo, es una de esas instituciones que debiera ser modelo de una verdadera rendición de cuentas.

La UNAM siempre va a tener un gran peso, un amplio presupuesto y una gran influencia. Lo puede lograr por la calidad de sus estudiantes y la relevancia de su investigación o por su capacidad para operar como un grupo de poder, con aliados políticos, medios de comunicación amigos y un espíritu corporativo defensivo ante la crítica.

Yo prefiero una UNAM anclada, fundamentalmente, en sus resultados. Para ello, debería saber aprovechar la crítica como oportunidad para construir una mejor universidad, no vivirla como una supuesta ofensa política. Una UNAM que rinda cuentas no como un ejercicio burocrático formal, sino como muestra de la claridad del proyecto educativo y cultural que encarna, nos acercaría al objetivo de tener una gran UNAM, no sólo una UNAM grandota. Una gran UNAM basada en una mejora constante y medible puede llegar a ser una de las "nuevas hazañas nacionales" propuestas por el rector Narro en la presentación de la Iniciativa México.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno tu articulo.
Yo tuve una experiencia con esta universidad, llegué pensando en lo que me dicen los medios, pero la realidad fue otra y de ella escribí, y de ella me han llovido comentarios malos, obviamente de los de la unam.

UNAM la peor universidad de habla hispana


https://raverkid.wordpress.com/2010/12/14/unamlapeor/