Explicar decía Ricardo Lagos ante miles de becarios de Telmex, explicar el porqué de una propuesta. Explicar con claridad, sin tecnicismos. Fue así como Lagos logró mucho para Chile. De seguir por donde va, Chile será el primer país desarrollado de la América Latina. Por supuesto no es a un solo hombre al que se debe el éxito, es a la continuidad de las acciones, todavía más complejo y meritorio. Demócratas cristianos, socialistas de diverso cuño durante dos décadas han podido imprimir continuidad a las acciones de Gobierno convirtiéndolas en políticas de Estado.
Explicando abrieron su economía al mundo. Explicando lograron finanzas públicas tan sanas que durante las contracciones pueden impulsar políticas anticíclicas. Explicando fue como lograron hacer de la elevación de los niveles educativos una sana obsesión. Explicando ampliaron la inversión en infraestructura; explicando crearon una monumental bolsa de ahorro surgida de los precios altos del cobre. Lo mismo que hicieron los noruegos con los precios altos del petróleo que fueron etiquetados para educación, ciencia y tecnología. Así cuando los precios del cobre o del petróleo bajen o se les acaben los recursos, tendrán algo aún más valioso: un capital humano que pueda enfrentar los nuevos retos del mundo global y tecnificado. Ricardo Lagos el académico, el diplomático, uno de los principales organizadores del NO para sacar a Pinochet del poder, señala que el avance de una nación en democracia está asentado en la explicación sistemática, esa explicación que lentamente genera los consensos de largo plazo sobre cuáles son los caminos correctos.
El avance de un país también se demuestra en la capacidad para superar discusiones y no seguir dando vueltas a los mismos temas. Explicando fue como Lagos logró en la segunda mitad de su mandato elevar el IVA etiquetado para el combate a la pobreza. En alrededor de dos décadas Chile disminuyó esa triste realidad de 38% al 13% y la próxima meta es un dígito. Que el caso chileno nos sirva de ejemplo. Todo indica que en este otoño empezaremos a ver signos de recuperación. Poco a poco la economía estadounidense empieza a reaccionar. El papel de la economía china como nuevo motor económico en el mundo quedará allí, es una muestra en el reajuste imperial. En fin, la economía mexicana, sobre todo las exportaciones, serán arrastradas, los precios del crudo se recuperarán. Es entonces cuando correremos el peligro de regresar a la negación de nuestra realidad.
La crisis de 2009 ha desnudado, una vez más, la realidad de nuestras finanzas públicas: se recauda muy poco y gastamos muy mal. Carlos Elizondo lo ha puesto claro, ni un peso más hasta que se eliminen las deformaciones de nuestra administración. Ahora resulta que las administraciones panistas han elevado los costos de las altas burocracias en 100 mil mdp. Pero aún eliminando los excesos nuestros ingresos tributarios son alrededor de la mitad, 15 ó 16%, de lo que necesitaríamos para que el Estado pudiera hacer frente a las necesidades de educación, salud, infraestructura, ciencia y tecnología con independencia del petróleo. Las dos medidas son urgentes: gastar bien e ingresar más. ¿Cuál es la vía correcta?
Lo obvio es comenzar por la evasión que podría representar tres puntos del PIB; con reducirla a la mitad sería ya bueno. Nada más los profesionales independientes evaden el ISR en casi 2.5% del PIB. Los esquemas especiales rondan más del 5%. El predial significa, ya lo hemos dicho, alrededor de 0.2% cuando Brasil recauda casi dos puntos para no hablar de Inglaterra con 4.3%. Hagamos las sumas y se verá que con las mismas tasas impositivas pero sin concesiones, como la alta evasión y los esquemas especiales, incluidos los IEPS, México podría tener un estado mucho más fuerte para atender la pobreza, la ignorancia, las carencias de infraestructura y propiciar así un país más justo y próspero.
Después de la presentación del paquete fiscal hecha por el presidente Calderón y su Secretario de Hacienda se han soltado una andanada de descalificaciones. Aún antes de desmenuzar con cuidado los documentos ya se habla de que el paquete está liquidado. El punto más polémico gira alrededor de un impuesto al consumo generalizado del 2% y etiquetado para el combate a la pobreza. En México el mecanismo es novedoso, no así en otros países, Chile incluido, donde ha dado excelentes resultados pues es imposible evadirlo. Estudiémoslo y que el Gobierno explique a los ciudadanos hasta el cansancio, porque durante el debate se pierde el sentido común. La desigualdad y la pobreza son vergonzosas. Tenemos un sistema fiscal muy deficiente. Lo uno se vincula con lo otro: mejor fiscalización menor injusticia. Si de verdad queremos enterrar esa vergüenza debemos estar dispuestos a cambiar mirando lejos. Algo está mal. Démonos la oportunidad de buscar otros caminos. No puede ser que terminemos en lo mismo, eso será el triunfo de la reacción.
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