26 de noviembre de 2009

República feudal mexicana

José Antonio Crespo

El más serio intento democrático que ha desplegado México se ha traducido en una redistribución del poder que ha significado un claro debilitamiento de la institución presidencial. De lo que se trataba era de fortalecer los controles y los mecanismos de rendición de cuentas, aspecto esencial de la democracia política. Pero eso no ha ocurrido adecuadamente y lo que tenemos en cambio es la transferencia del poder impune del antiguo presidencialismo a otras instancias. Parte de ese poder se fue al Congreso, donde el fuero de los legisladores sirve para proteger, no tanto su libertad de opinión y decisión, sino casi cualquier abuso que puedan cometer. A su vez, el Congreso no responde a sus representados, sino a poderes fácticos, a sus cúpulas partidarias o a los gobernadores que incidieron en su designación como candidatos. Hoy por hoy, el voto popular sirve esencialmente con el fin de brindar un visto bueno, un cheque en blanco para que los legisladores hagan o deshagan a voluntad, sin que luego tengan que rendir cuentas a sus electores, pues ya no necesitarán de su refrendo para continuar su carrera política. Otros legisladores representan directamente a poderes fácticos, como las televisoras, cuya bancada no sólo se constriñe al PVEM, sino se halla también en otros partidos. Al grado en el cual algunos ya hablan, no de una “telebancada”, sino de una “telecámara” o, peor aún, de un “telecongreso”.

Todo esto ha podido verse en la confección del proyecto económico. El principal punto de discordia en el decreto de egresos son los crecientes recursos que manejarán los gobernadores, sin la suficiente transparencia en su gasto. Varios senadores del blanquiazul han condenado el Presupuesto como un retroceso en materia de transparencia y rendición de cuentas, al eliminarse algunos de los tradicionales (e insuficientes) candados para esos fondos. Por su parte, los diputados hablan de un avance, al haberse incluido otros nuevos. Me parece que hay más elementos para dar razón a los senadores que a los diputados del blanquiazul, que se justifican afirmando que mantuvieron Oportunidades en la órbita federal. De lo perdido, lo que aparezca. Lo cual refleja el grado de debilidad en que se halla ahora el partido “gobernante”. Los perredistas también se dividieron. Algo muy distinto dijo Alejandro Encinas que Carlos Navarrete (quien en esto coincidió con la línea contestataria de Andrés López Obrador).

Todo indica que estamos en el peor de los dos mundos (centralista y federalista): los impuestos los cobra el gobierno federal y los estados sólo estiran la mano. De los crecientes recursos que reciben no dan cuenta, y su mal uso no les genera consecuencias negativas. Se ha establecido un círculo vicioso que opera contra el federalismo real y la democratización, incluso electoral: los gobernadores ponen a los diputados, frecuentemente a través de operativos de clientelismo electoral, y los diputados operan en el Congreso para dar más recursos —con potencial electoral— a sus gobernadores. La compra y coacción de votos, una vez más, está en la mesa de discusión. De modo que si el PRI avasalla con sus aparatos electorales a nivel estatal, como en buena parte ocurrió en julio, ni el PAN ni el PRD deberán quejarse, pues dicha transferencia contó con su voto.

La democratización mexicana no se ha traducido, pues, en una democracia cabal, pero sí en una República más feudal que federal. Lo cual fue advertido con tiempo por uno de los panistas más lúcidos, Carlos Castillo Peraza (cuyo papel como ideólogo del PAN no ha sido aún ocupado por nadie): “Difuminado el liderazgo presidencial, la balcanización priista muestra sus primeros indicios y los barones locales empiezan a mostrar sus garras. Sin mariscal propio, un partido que no ha sabido ni podido ni querido ser tal… queda sujeto al arbitrio de sus señores regionales” (la yugoslavización del PRI, Reforma, 2/II/95). Fox estuvo plenamente enterado de ese riesgo, pero ya en la Presidencia no hizo nada para evitarlo y, al contrario, aceptó transferir más recursos a los estados sin que antes hubiera mecanismos eficaces de transparencia y rendición de cuentas a ese nivel. Tampoco Calderón ha hecho gran cosa al respecto. Los gobiernos del PAN, paradójicamente, impulsaron el feudalismo más que al federalismo, según advirtió oportunamente Castillo Peraza que podría ocurrir.

El voto sirve con el fin de brindar un cheque en blanco para que los legisladores hagan o deshagan a voluntad, sin rendir cuentas.

25 de noviembre de 2009

Los países más corruptos

Andrés Oppenheimer

Un nuevo ranking de los países percibidos como los más corruptos del mundo confirma lo que muchos de nosotros sospechábamos: los líderes populistas que llegan al poder prometiendo erradicar la corrupción a menudo terminan liderando gobiernos aún más podridos que los anteriores.

El Ranking de Percepción de Corrupción 2009 dado a conocer por Transparencia Internacional, un grupo no-gubernamental con sede en Alemania que es considerado el más importante de su tipo, clasifica mediante más de media docena de encuestas los niveles de corrupción en 180 países del mundo.

A nivel mundial, los que aparecen como menos corruptos son Nueva Zelanda y Dinamarca, y los que salen como más corruptos son Somalia y Afganistán.

En Latinoamérica, excluyendo a los países del Caribe, los campeones regionales de la corrupción son --en este orden-- Venezuela, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Bolivia y Argentina, según el estudio.

Casi todos los líderes de estos países hicieron sus campañas presidenciales prometiendo acabar con la corrupción. En Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez ganó las elecciones de 1998 prometiendo terminar con lo que acertadamente describía como una clase política corrupta, la corrupción no ha hecho más que empeorar desde que asumió el poder.

Cuando Transparencia empezó a hacer su Ranking de Corrupción en el 2001, Venezuela ocupaba el puesto número 69 en una lista de 91 países que iba de los menos a los más corruptos, o sea que se encontraba en el percentil 25 de las naciones más corruptas del mundo. En el 2009, Venezuela ocupa el puesto 162 en la lista de 180 países, es decir que está en el percentil 10, mucho más cerca de Afganistán y Somalia.

¿Hay alguna relación entre populismo y corrupción?, le pregunté a Alejandro Salas, el director del departamento de las Américas de Transparencia. En una entrevista telefónica desde Berlín, Salas revisó conmigo el ranking, y notamos que virtualmente todos los países latinoamericanos considerados como los más corruptos están gobernados --o estuvieron gobernados hasta hace poco-- por líderes populistas.

"Así es", dijo Salas. "Hay una relación directa entre populismo y debilidad institucional. Y la debilidad institucional conduce a la corrupción".

Salas dijo que divide a los países latinoamericanos que aparecen en el ranking en tres grupos.

"El primer grupo es el de los que mejor califican, que son Chile, Uruguay, Puerto Rico y Costa Rica", dijo. "Son los que son vistos como los menos corruptos, y que tienden a tener estabilidad, elecciones libres y periódicas, y en la mayoría de los casos sistemas judiciales independientes, organismos de control eficaces, y sistemas de pesos y contrapesos establecidos".

"El segundo bloque es el de países que están en el medio, donde encontramos a Brasil, México, Colombia y Perú", continuó. "Son países con tendencias contradictorias: tienen algunas instituciones modernas, pero también cargan con muchas herencias del pasado que llevan a la corrupción".

"Y luego tienes el tercer bloque, de los que están en la parte de abajo de la tabla, que son los países que en los últimos años han sufrido una especie de "captura del estado" por parte de líderes carismáticos", señaló. Agregó que en países como Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Honduras, eso significa que a menudo "las decisiones políticas no pasan por ningún mecanismo de control. Entonces, no se audita, no se vigila".

¿Y que ocurre en Estados Unidos?, le pregunté a Salas, señalando que Estados Unidos aparece en el ranking como el segundo país menos corrupto de las Américas, después de Canadá. ¿No debería haber figurado en un puesto mucho menos honorable, considerando el reciente caso de Bernard Madoff y varios otros escándalos financieros?

Salas dijo que la colocación de Estados Unidos en el ranking puede deberse al hecho de que las preguntas de la encuesta estaban referidas a la corrupción gubernamental, no a la privada. Además, es posible que los encuestados sintieran que el gobierno estadounidense ha respondido con celeridad y firmeza a esos escándalos, agregó.

Mi opinión: No me sorprendería que en los próximos años, a medida que salgan a luz más detalles sobre la escandalosa falta de supervisión financiera durante el gobierno de Goerge W. Bush, que precipitó la actual crisis económica, Estados Unidos baje algunos puestos en el ranking de corrupción. Debería ocurrir eso.

Pero no me sorprende que Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua hayan salido entre los países más corruptos del mundo. Se trata de naciones cuyos gobernantes han intentado adueñarse de todas las instituciones del Estado, y que ahora están tratando de acallar a los medios. Cuanto más consigan controlar todos los mecanismos de control, tanto mayor será la corrupción en sus países.

24 de noviembre de 2009

Harakiri panista

DENISE DRESSER

Como si fuera un samurái japonés, el PAN empieza a destriparse. A suicidarse. A armar la ceremonia del harakiri, del seppuku. A participar en ese ritual que entraña recorrerse el abdomen –de izquierda a derecha– con un sable. Y al igual que los guerreros de ataño, los panistas parecen haber tomado esta decisión ante la pérdida del honor, el reconocimiento de las ofensas cometidas, la captura por parte de las tropas enemigas del PRI. Decisión tras decisión, iniciativa votada tras iniciativa votada, los líderes de Acción Nacional demuestran que, en lugar de dar la batalla por retener el poder y usarlo mejor, han optado por matarse a sí mismos.

El proceso de cortarse el estómago comienza con la propuesta fiscal de Felipe Calderón. Aunque es un hecho indisputado que el Estado mexicano necesita mejorar la recaudación, es claro que el presidente y su equipo no logran elegir o instrumentar la estrategia adecuada para hacerlo. Al insistir en el impuesto para “el combate a la pobreza” junto con otros incrementos –en el peor momento dada la crisis– y sin proponer un plan más ambicioso de remodelación fiscal o racionalización del gasto, acaban en el peor de todos los mundos. Al repetir la misma táctica que usaron durante la presentación y negociación de la reforma energética, terminan en el mismo lugar: pagando todos los costos que el PRI les coloca. Se vuelven responsables de una medida altamente impopular mientras que el priismo cosecha sus beneficios. El PAN propone un incremento en los impuestos, que el PRI ahora usará para financiar su regreso a Los Pinos.

De allí el PAN pasa –como los samuráis– a vestirse de blanco, cenar su alimento preferido, escribir un poema sobre la muerte y elegir el instrumento afilado que se enterrará. Continúa con la ceremonia del suicidio al elegir a Luis Plascencia, el candidato de la continuidad, como nuevo presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Lo hace, de nuevo, acompañando al PRI. Y aunque es comprensible que ciertos sectores del panismo no pudieran apoyar a Emilio Álvarez Icaza, quien por mérito debió haber ocupado esa posición, lo que va en contra de cualquier instinto de autopreservación o estrategia política es que el PAN no lograra escoger o apoyar a alguien más. Alguien con credibilidad en un grupo de más de treinta candidatos. Alguien que no fuera el delfín del desacreditado José Luis Soberanes. Alguien que no estuviera atado a Manlio Fabio Beltrones. Alguien capaz de empujar la remodelación urgente que la institución necesita para convertirse en un verdadero contrapeso. Si el PRI regresa a la presidencia –y todo parece sugerir que así será– al PAN le convendría un ombudsman independiente, combativo, capaz de señalar los abusos del priismo y sancionarlos. Pero en lugar de fortalecer los contrapesos incómodos para su enemigo, decide contribuir a su desmantelamiento.

El PAN se clava el sable con aún mayor profundidad cuando después de haber votado en contra de la Ley Federal de Derechos –que otorga privilegios fiscales a las empresas interesadas en incursionar en el mercado de la telefonía celular– sus senadores cambian de opinión y la aprueban. En la sesión del 30 de octubre, los panistas votan en contra de la exención y cinco días después deciden apoyarla, con tal de congraciarse con el principal beneficiario de la medida, el consorcio Televisa. Y aunque los senadores que reculan invocan el argumento de la promoción de la inversión y la competencia, no es suficiente para ocultar el viraje equívoco y autodestructivo. En el contexto actual, en el que se le pide a la población pagar más, el PAN se erige en protector de privilegios. Los contribuyentes tendrán que apretarse el cinturón, mientras el PAN lo ensancha para un poder fáctico que promueve todos los días a Enrique Peña Nieto en la pantalla de televisión.

El PAN persiste en abrirse el abdomen a la hora de aprobar el Presupuesto de Egresos. En un hecho insólito, los panistas en la Cámara de Diputados votan en favor del presupuesto, aun cuando el PRI ha logrado retirar la fiscalización a los recursos destinados a los gobernadores. Gobernadores mayoritariamente priistas que se dedicarán a construir libramientos carreteros inútiles con su nombre o el de su esposa. Gobernadores que usarán la bolsa millonaria de dinero que el PAN les dará, para después ganarle. Gobernadores con la capacidad de desviar los recursos federales enviados a los estados a una velocidad asombrosa, y sobre todo en periodos electorales. Logran hacerlo a través de pagos indebidos a personal no localizable, pagos a personal dado de baja o con licencia de goce de sueldo, erogaciones con fines distintos a los autorizados por la ley, recursos destinados indebidamente, pagos en exceso, compras innecesarias, obras y acciones que no atienden a la población en pobreza extrema, obras terminadas que no se encuentran en operación, falta de documentación probatoria, mala calidad de los materiales en la ejecución de las obras, pagos anticipados a proveedores sin recibir cuentas o servicios, entre tantas prácticas irregulares más, documentadas por la Auditoría Superior de la Federación. Y el PAN acepta todo esto al aprobar la eliminación de candados sobre el gasto, argumentando puerilmente que “no tenemos nada que hacer sobre la fiscalización en los estados”. No satisfecho con la primera incisión, el panismo se corta una y otra vez.

Todos estos son actos suicidas. Actos encaminados a acabar con la prolongación del Partido Acción Nacional en el poder. Actos con los cuales los panistas van dándole armas a su enemigo para que gane las guerras por venir. Actos de rendimiento y sometimiento y claudicación. Sólo explicables porque el panismo cree en el suicidio ritual para escapar del pasado o del futuro. Sólo comprensibles si el PAN piensa –como los samuráis deshonrados– que ha manchado su nombre con actos de traición o corrupción. Sólo inteligibles si Felipe Calderón le ha pedido a su partido que se arrodille, porque no le preocupa que el PRI regrese a la presidencia tanto como la posibilidad de que AMLO quiera llegar a ella. Así, el PAN se apresta a apresurar la muerte en lugar de seguir peleando para que no ocurra de forma prematura. En el paso final del harakiri japonés, el guerrero que ya se ha desgarrado las vísceras extiende la cabeza para ser decapitado por alguien más. Y si todo sigue de la misma manera, a Acción Nacional le cortarán la cabeza en la próxima elección presidencial. Pero el PRI lo hará porque el PAN se lo pidió.

Retomar la ruta trazada

Javier Corral Jurado

Tras las elecciones del 5 de julio, que nos mostraron con crudeza la fragilidad del proyecto del PAN en el gobierno, se produjeron expresiones de preocupación y evaluación de los resultados. En foros y espacios del partido, incluido el gobierno, se realizaron autocríticas que derivaron en documentos y discursos que reconocieron omisiones y rezagos, y se plantearon retos y desafíos para encarar el futuro.

Una vez electo presidente del PAN, César Nava integró una comisión de análisis y reflexión que produjo un diagnóstico descarnado y realista de la situación del partido, enlistando las acciones a seguir para revertir la pérdida de la confianza ciudadana. No le faltó a ese documento flanco por cubrir, y su contenido público se concretó en un decálogo bien recibido por la militancia.

Poco antes de ese lance se había producido uno mayor, dada su influencia política en el partido y en la vida política del país. Con motivo de su tercer Informe, el Presidente pronunció un discurso en el que parecía recoger las reflexiones de la crítica y las propuestas de rectificación que desde variados sectores sociales se plantearon; de hecho, en su alocución del 2 de septiembre el presidente Calderón asumió la corresponsabilidad de los resultados electorales, llamó a las cosas por su nombre y desplegó una agenda de cambio y modernización política que suscitó entusiasmo y esperanza.

Fue rectificador el planteamiento, y afirmé que presenciábamos un quiebre en la conducta presidencial para impulsar reformas estructurales, aunque desde un amplio sector se opuso la incredulidad por pesimismo o desconfianza. El ambiente se colmó de ánimo al menos en el partido.

A casi cinco meses de las elecciones y tras esos pronunciamientos, la incertidumbre ha tomado lugar en la definición de la agenda planteada. Se carece hasta ahora de iniciativas concretas y en algunos hechos legislativos la intervención gubernamental ha sido contraria a los propósitos expresados. Quién sabe qué ha sucedido: es evidente que los resortes se han vuelto a aflojar y se pierde tiempo y ritmo en la ruta de proponer al Congreso u operar en el ámbito administrativo los cambios que el país necesita. Estamos a tres semanas de que concluya el primer periodo ordinario de sesiones de la Legislatura. Empieza a trocarse el ánimo en confusión.

De ello dan cuenta las diferencias de opinión entre diputados y senadores del PAN, con motivo de la aprobación de la Ley de Ingresos y del presupuesto; en la primera se han vuelto a otorgar privilegios indebidos a los poderes fácticos y en el segundo se relajaron las medidas de evaluación del desempeño, control y fiscalización del gasto público a las entidades federativas, y se eliminaron las sanciones por incumplimiento de ese ejercicio, en un año que tendrá elecciones locales en 13 estados, 11 de ellos para renovar gobernador. Por más reiterados que sean los llamados del Presidente al ejercicio transparente y honesto de esos recursos, sólo las sanciones legales disuadirán el desvío de recursos públicos a esas campañas electorales.

En ambos procesos se han generado contradicciones con la idea que nos planteamos para redefinir nuestra relación política con nuestro principal adversario, el PRI. Se sigue alargando inútilmente una alianza que sólo produce beneficios estratégicos al objetivo priísta de recuperar la Presidencia, y ni siquiera en esa meta son capaces de contemplar reformas institucionales que sirvan a todos.

Está más que claro que el PRI no participará de una reforma política para la gobernabilidad democrática del país, porque sus triunfos de 2009 lo tienen obnubilado bajo la idea de que con el mantenimiento del statu quo podría volver a gobernar muchos años más. Pero es tan precario el consenso social en torno del sistema de partidos, que ante la amenaza real de su regreso e intacto el sistema clientelar, corporativo y autoritario, radicaría en ello su propio colapso. Pero obviamente ello corresponde al análisis priísta.

Al PAN compete revisar y concretar las definiciones sobre la ruta trazada, en relación con nuestro ámbito partidista de competencia exclusiva, del que seremos responsables ante la historia; si la administración del presidente Calderón, por su inexcusable tarea de gobernabilidad, decide mantener la estrategia seguida hasta ahora, será entendible. En lo único que no podemos caer es en lo que Efraín González Luna llamó la “neurosis de la escaramuza”.

Diputado federal por el PAN

Corresponsal

FEDERICO REYES HEROLES

Escuchar y ser escuchado. Aceptar los límites de la razón y el entendimiento y tratar de ampliarlos una y otra vez. Informarse, siempre informarse, no emitir opinión si se carece de un mínimo que debe ser un máximo de información. Aprender de las generaciones mayores pero también estar atento a las nuevas perspectivas e incluso, por qué no, herejías. Ser amable en las formas pero riguroso en el fondo. Intento describir el ánimo que reina en el Foro Iberoamérica que la semana pasada celebró en Buenos Aires su décima versión. Presidido hoy por Carlos Fuentes y Ricardo Lagos el foro reúne a una triada de ámbitos: políticos, empresarios e intelectuales. Ex mandatarios como Sanguinetti, Betancur, Felipe González, el propio Lagos o Cardoso dialogando y en algún sentido conviviendo anualmente durante tres días con empresarios de gran calado y escritores como Nélida Piñón, Tomás Eloy Martínez, periodistas como Cebrián, Magnetto, Escribano, historiadores como Carmen Iglesias; u hombres de Estado como Enrique Iglesias, Celso Lafer, Francisco Pinto Balsemao. Termino obligadamente la lista cometiendo la injusticia que provoca la escasez de espacio.

El diapasón de paneles es siempre muy amplio, va desde la cruda economía hasta el impacto de la cultura. De todas seleccioné y resumo al lector una que me pareció pertinente para nuestro País. Funjo como corresponsal. Por la información confidencial que se maneja estoy autorizado a transmitir qué se dijo pero no quién lo dijo. La mesa sobre narcotráfico y seguridad estuvo integrada por Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa del Colombia, una persona que ha sufrido en carne propia el horror de esa guerra y uno de los más fuertes candidatos a suceder a Uribe si éste declina la reelección, y Luis Felipe Lampreia ex canciller brasileño. Moderó Jorge Quiroga ex cadidato presidencial de Bolivia. Intervinieron además Sanguinetti, Betancur entre otros.

Extensión del fenómeno: creciente al grado de haber tocado ya a países que parecían islas como lo puede ser Costa Rica. Brasil cuenta con favelas de cientos de miles de habitantes controladas por el narco. Gobiernos involucrados a partir de su tolerancia expresa que se plasma en infinidad de casos: Venezuela y Ecuador en particular a través de las FARC. No hay sorpresa pero sí enojo por la hipocresía diplomática. Participación de las Fuerzas Armadas, no es deseable pero es inevitable, la pérdida de control sobre las áreas y el sacudimiento de las instituciones no dejan margen. De allí la enorme diferencia entre países con instituciones fuertes y los débiles que pueden naufragar.

Cómo medir el éxito de los operativos, dos son los referentes: el aumento del precio y la caída en la pureza. Esto generó uno de los puntos de mayor discusión. La paradoja: el éxito de los operativos hace aún más lucrativo el negocio. Es el cuento de nunca acabar. Uno de los aspectos más sugerentes expresados por personas que han tenido experiencia de Gobierno es el factor fatiga. Se trata de una guerra de mediano plazo en la cual nunca habrá una victoria total pero sí puede haber una derrota del Estado. En el trayecto las poblaciones se van cansando de escuchar los logros de otro golpe y otro más sin que pareciera haber un fin. Los gobiernos deben hacer un enorme esfuerzo informativo para mantener o no perder el apoyo de la población. Los medios deben asumir un compromiso expreso como aliados del Estado en esta guerra y autorregularse. Sólo así se evita el narcoterrorismo.

Otro aspecto provocado por la complejidad del asunto, por el desconocimiento de la mayoría de la población y por cierto resquemor, es un síndrome de silencio. Poco a poco las sociedades dejan de hablar de de esta guerra, de hablar en las escuelas, en las universidades, en el medios. Al aislarse de la discusión los ciudadanos terminan convencidos de que el asunto no les incumbe y dejan a los gobiernos solos. Uno de los asistentes expresó con enojo la paradoja de la doble moral estadounidense de sostener una sociedad en la cual las drogas están prohibidas y las armas permitidas. Dos caras de la misma moneda. Hubo consenso en que un mundo sin drogas es utopía. Los participantes expresaron su convencimiento de que la única solución, a la larga, es la legalización o despenalización como producto de un gran acuerdo internacional. Hubo debate en cuáles eran los efectos de acciones de tipo gradual o si debería procederse en varios frentes a la vez. Por supuesto se mencionó el documento promovido en esa línea por los ex presidentes Zedillo, Gaviria y Cardoso el cual debería ser retomado para una discusión sería con todas las bases empíricas que hoy tenemos.

Hubo un amplio reconocimiento a la labor del presidente Calderón y varios de los asistentes, basados en sus experiencias, asentaron que la estrategia tendrá éxito en la recuperación de la capacidad de Gobierno y en la firmeza de las instituciones. Pero estamos apenas en el inicio de la ruta.

23 de noviembre de 2009

El fin de la democracia boliviana

Mary Anastasia O'Grady

Una dictadura que estimula la producción y distribución de cocaína tiene pocas esperanzas de labrarse una buena imagen internacional. Pero cuando ese mismo gobierno se proyecta usando el lenguaje de la justicia social, con una atención especial a los derechos de los pueblos indígenas, se granjea la aclamación del mundo.

Esta es Bolivia, que en dos semanas celebrará elecciones para presidente y las dos cámaras del Congreso. El gobierno del presidente Evo Morales promocionará el evento como un gran momento para la democracia sudamericana. En realidad, los comicios marcarán el fin oficial de lo que queda de la libertad boliviana tras cuatro años de gobierno represivo de Morales.

Mientras Estados Unidos y la Organización de los Estados Americanos se han obsesionado por la remoción legal de un presidente antidemocrático en Honduras, Morales ha estado fortaleciendo su narco-dictadura. También se hizo amigo del dictador iraní Mahmoud Ahmadinejad, quien mañana hará una nueva visita a La Paz.

Se prevé que Morales obtenga la reelección sin mayores inconvenientes, en parte porque en muchas áreas que controla los votantes serán escoltados a las mesas electorales para asegurarse de que elijan de forma correcta. Su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), casi con seguridad retendrá el control de la cámara baja del Congreso y es probable que gane el del Senado, que hasta ahora ha estado en manos de la oposición.

Si esto ocurre, el dominio de Morales será casi imbatible. Pero esto no debería ser interpretado como una adopción nacional de su estilo de hacer política. Logrará extender su poder gracias a una política de terror contra sus adversarios.
[Evo Morales] Reuters

El presidente boliviano, Evo Morales (der.), sujeta una vasija de barro ceremonial que contiene chicha, una bebida alcohólica hecha con maíz fermentado, durante un acto de campaña en Tinguipaya, en la región de Potosí, en octubre.

No hay que olvidar que en 2003 Bolivia tenía un presidente electo en Gonzalo Sánchez de Lozada. A los radicales de la izquierda dura no les gustó que Sánchez de Lozada propusiera la exportación de gas natural licuado a través de Chile. Lanzaron protestas violentas y bloquearon las autopistas del país. Sus objetivos de derrocar el gobierno coincidían con las metas del movimiento de cocalero encabezado por Morales. Se unió al levantamiento.

Cuando el presidente decidió usar al ejército para escoltar a camiones de aprovisionamiento, se desataron los enfrentamientos. Sánchez de Lozada decidió dejar el país como una forma de desactivar la violencia, y el Departamento de Estado de EE.UU. le dijo que si no renunciaba antes de irse, cortaría la ayuda extranjera. El presidente obedeció y, de esta manera, le brindó, bajo coacción, un barniz legal a un golpe ilegal.

El terrorismo había funcionado y no había ni una pizca de protesta por parte de la comunidad internacional. Así que fue usado otra vez para forzar la renuncia del sucesor de Sánchez de Lozada y presidente del Senado. Eso significó que había que llamar a nuevas elecciones. Morales se presentó y ganó.

Al asumir la presidencia en 2006, Morales comenzó a usar su oficina para perseguir a funcionarios de gobiernos previos. Algunos fueron encarcelados, otros abandonaron el país. Hizo cambios profundos en la justicia y en el consejo electoral. Cuando surgía un desafío de la oposición, sus matones callejeros o sus jueces le ponían fin.

Una asamblea constituyente fue elegida para reescribir la Constitución, pero el MAS no consiguió los dos tercios de los asientos para delegados. De esta forma, la asamblea se negó a adoptar un texto repleto de artículos antidemocráticos y una cláusula para la reelección del presidente. Una vez más, el MAS, con el respaldo del gobierno, recurrió a la fuerza. En noviembre de 2007 llamó a la asamblea a una guarnición militar, no dejó entrar a la oposición y ganó la votación. Tres manifestantes murieron. Una segunda votación necesaria para ratificar cada artículo volvió a excluir a los miembros de la oposición.

Cuando llegó el momento de lograr que el Senado ratificara el documento, Morales volvió a llamar a la muchedumbre. En marzo rodearon el edificio del Parlamento y amenazaron a los legisladores. Los congresistas opositores eventualmente cedieron pero afirmaron que había podido salvar unos pocos vestigios del capitalismo democrático, como los derechos de propiedad y la educación privada. Sin embargo es probable que estos logros sean transitorios.

Además de la provisión de la "reelección" presidencial, el documento contiene otros dos artículos que es probable que devasten la democracia. Uno crea una clase especial de personas que se considera que tienen sangre indígena pura, y les concede privilegios especiales como escaños designados en la legislatura. Esto le otorga a Morales un control político enorme. Un segundo artículo le permite convocar a una nueva asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución. Y afirma que puede ser aprobada por dos tercios de "los miembros presentes". En otras palabras, si Morales vuelve a fracasar en su intento de obtener los dos tercios de los votos que necesita para ratificar su plan, sólo necesitará repetir la práctica de rodear el lugar de reunión y bloquear a sus oponentes para que no voten.

Morales es el dictador más reciente de América del Sur, pero no es el comunista ideológico que muchos temen. Es más parecido a un jefe de la mafia, que ascendió al poder con la promesa proteger el negocio de la coca. Ahora tiene la capacidad de hacerlo.

Bajo su mandato, el cultivo de coca es legal y cobra una tarifa de licencia de todos los agricultores, cuyas cosechas se venden a través de un mercado centralizado. Funcionarios del MAS también regulan la producción y el tráfico de cocaína que ahora llega al nivel de los hogares.

El auge del negocio ha vuelto popular a Morales. Tal vez deteste a EE.UU. y la libertad pero hay algo que es seguro: entiende los mercados.

19 de noviembre de 2009

La globalización educativa

Andrés Oppenheimer

Un nuevo informe sobre los jóvenes extranjeros que estudian en las universidades estadounidenses sugiere que la brecha entre los países en vías de desarrollo está aumentando: mientras los países asiáticos están enviando cada vez más estudiantes a algunas de las mejores universidades del mundo, los países latinoamericanos se están quedando cada vez más atrás.

Confirmando una tendencia que podría tener repercusiones políticas y económicas en las próximas décadas, China e India están enviando el doble de estudiantes a las universidades estadounidenses que todos los países sudamericanos juntos, según el nuevo informe del Instituto de Educación Internacional (IEI) con sede en Nueva York.

Lo que es aún más llamativo, Corea del sur, con una población de menos de la mitad de la población de México, está enviando cinco veces más estudiantes a las universidades estadounidenses que México. Y Vietnam, un país gobernado por el partido comunista con una población que no llega a la mitad de la de Brasil, está enviando más del doble de estudiantes a las universidades estadounidenses que Brasil.

He aquí algunos de los datos incluidos en el informe Puertas Abiertas que acaba de dar a conocer el IEI:

• En total, el número de estudiantes internacionales en las universidades de Estados Unidos creció un 8 por ciento este año, para alcanzar la cifra record de 671,616 estudiantes.

• Los países que envían más estudiantes son India, con 103,000 estudiantes (un 9 por ciento más que el año pasado), China, con 98,000 estudiantes (un 21 por ciento más que al año pasado), y Corea del Sur, con 75,000 estudiantes (un 9 por ciento más que al año pasado).

• En comparación, el número de estudiantes de México fue de 15,000, lo mismo del año pasado, el de Brasil 8,700 (un 16 por ciento más que el año pasado), el de Colombia 7,000(un 5 por ciento más), el de Venezuela 4,600 (5 por ciento más), el de Argentina 2400 (una disminución de 6 por ciento respecto del año anterior) y el de Chile 2,000 (un aumento de 16 por ciento).

• El número total de estudiantes de todos los países asiáticos creció en más de un 9 por ciento, mientras que el número total de estudiantes latinoamericanos aumento un 5 por ciento. El número de estudiantes europeos aumento un 4,5 por ciento, incluyendo un aumento de 5 por ciento de estudiantes españoles.

¿Por qué son importantes estas cifras? Porque, cualquiera sea nuestra opinión sobre el futuro de Estados Unidos como superpotencia, los dos rankings más importantes sobre las mejores universidades del mundo --el del Suplemento de Educación Superior del Times, del Reino Unido, y el de la Universidad Jiai Tong de Shanghai, China-- coinciden en que las universidades estadounidenses siguen siendo mejores que las del resto del mundo. El ranking del 2009 de la universidad de Shanghai está encabezado por Harvard, y 8 de los 10 primeros puestos están ocupados por instituciones estadounidenses.

Independientemente de la rapidez con la que la economía estadounidense emerja de la actual recesión, pocos expertos dudan de que la globalización educativa ayuda a los países. Los estudiantes extranjeros que estudien en las mejores universidades del mundo --ya sean de Estados Unidos, o Europa-- adquirirán conocimientos y contactos internacionales que permitirán a sus países insertarse mucho mejor en la economía global.

"Particularmente en China, pero también en otras partes de Asia, los estudiantes aún consideran que la educación superior estadounidense les proporciona conocimientos y credenciales que les serán de gran utilidad en sus futuras carreras'', me dijo Peggy Blumenthal, una de las principales funcionarias del IEI. "Por alguna razón, este fenómenono parece darse en la misma medida en Latinoamérica''.

Además, a diferencia de los latinoamericanos, casi todos los estudiantes asiáticos en las universidades estadounidenses cursan carreras de post-grado en ciencia y tecnología, me dijo Blumenthal.

Mi opinión: Las últimas cifras deberían preocupar a los gobiernos latinoamericanos. Los países asiáticos no solo envían cada vez más estudiantes a Estados Unidos, sino que también invitan a más universidades estadounidenses, europeas y australianas a establecerse y otorgar diplomas en sus propios territorios.

Mientras China tiene más de 170 universidades extranjeras legalmente autorizadas a otorgar diplomas en el país, e India tiene 61, muchos países latinoamericanos prohiben a instituciones extranjeras dar diplomas válidos, y limitan sus contactos con ellas a intercambios estudiantiles de corta duración.

La internacionalización de la educación debería ser una política de estado para todos los países, incluso para Estados Unidos, que se beneficiaría mucho de tener más universidades extranjeras. Si los países no envían estudiantes a buenas universidades extranjeras, deberían tratar de que más universidades extranjeras de primer nivel vengan a ellos.

18 de noviembre de 2009

Extremismo antiinstitucional

José A. Crespo

La situación en que se halla la endeble democracia mexicana me recuerda, en cierto sentido, a la República alemana de Weimar: por su ineficacia, fue bombardeada con descalificaciones por grupos extremistas de izquierda y de derecha, hasta que la hicieron reventar. Lo que terminó por desestabilizar ese ensayo democrático no fue la existencia de los grupos extremistas (los hay en todas las democracias), sino el gran respaldo social que obtuvieron. Y eso me parece que puede estar ocurriendo en México. La democracia es, por definición, el gobierno de los moderados —de cualquier signo—, que buscan soluciones a los diversos problemas, dentro de la ley, no por fuera. Los extremistas, en cambio, suelen ver la democracia como débil e ineficaz. Consideran la ley como una camisa de fuerza, por lo que no tienen problema en actuar por fuera de ella para lograr sus propósitos y su respectivo ideario con mayor eficacia. La vía de la reforma legal se ve como insuficiente y lenta, lo que en casos de urgencia se vuelve un lastre más fácil de superar por la vía extralegal.

En México, la institucionalidad y el esfuerzo democrático cada vez generan menos entusiasmo. Por un lado, tenemos grupos de izquierda radical convocando a festejar 2010 con balas, para buscar una idílica renovación del país (como se pensó que podría ocurrir en 1910). Por su parte, Andrés López Obrador, tras los inciertos y opacos comicios de 2006, decidió mandar retóricamente “al diablo” las instituciones. Justifica las acciones extrainstitucionales cuando hace falta: toma de calles y carreteras o bloqueos de edificios (aunque, hasta ahora, no por la vía violenta). Pese al alejamiento de los moderados, segmentos nada despreciables se han mantenido fieles al liderazgo y el discurso obradoristas. Y en tanto la crisis y el desempleo persistan, podrían sumársele muchos más. Por su parte, las propuestas de Mauricio Fernández, alcalde de Garza García, en el sentido de recurrir a grupos de limpieza para enfrentar al crimen organizado, parecen una expresión del extremismo de derecha. Fernández ha manifestado también, a su modo, desprecio por las actuales instituciones: implícitamente, las “manda al diablo”, lo mismo al inútil Congreso que al corrupto sistema judicial (lo dijo él). Sólo el Ejército sigue siendo respetable, por lo que debe ayudársele por cualquier vía (incluidos grupos de limpieza extralegales). Su disposición a pasar por alto la ley a partir de la ineficiencia institucional, se refleja en expresiones como: “Me voy a tomar atribuciones que no tengo… directamente le vamos a entrar”; “A veces es necesario saltarse las trancas”; “(La acción justiciera) no está en la regla, pero lo que nos urge es arreglar el país”; “¿Que está fuera de la ley?, pues sí, pero ellos (los delincuentes), también”. Y recurre al pragmatismo que, como sabemos, es necesario para la eficacia política pero, cuando se lleva al extremo, atenta contra el Estado de derecho, la democracia, e incluso todo el orden institucional: “Yo ya no quiero tanta teoría. Resultados es lo que el pueblo quiere.” Y frente a la alternativa reformista, muestra su apremio para justificar la acción extralegal: “Como está el país, no lo vamos a lograr, y de aquí a que lo cambien, yo no me voy a esperar.” Esta línea de acción antiinstitucional parece atractiva a los grupos empresariales y conservadores, como lo refleja el visto bueno de Alejandro Martí: “Nuestras leyes que en realidad son más protectoras de los victimarios que de las víctimas.” Y viene, desde luego, la tentación autoritaria: “Todo el mundo dice: ‘Bueno, hasta que hay alguien que pone orden.’”

No es que no tengan parte de razón quienes desde la izquierda o la derecha afirman que las instituciones no funcionan y condenan su corrupción e ineficacia. Al contrario, justo porque ponen el dedo en la llaga sus posiciones tienen altas probabilidades de reclutar partidarios, abonando en esa medida el temido estallido social (en el que podrían participar no sólo segmentos desfavorecidos, sino también privilegiados, tal vez confrontándose unos con otros). Paradójicamente, los titulares de la institucionalidad que, por tanto, debieran defenderla, abonan de forma indirecta al extremismo con sus irresponsables decisiones y omisiones, su corrupción y arbitrariedad, su torpeza e ineficacia, su constante agandaye. Hace más daño “mandar al diablo a las instituciones” desde adentro que desde afuera de ellas, pues lo primero propicia lo segundo y le da justificación.

17 de noviembre de 2009

Wild

FEDERICO REYES HEROLES

De entrada hay un problema. La traducción no es del todo precisa. Wild y wilderness remiten a un estado primigenio, intocado, salvaje. Pero en español lo salvaje advierte del peligro, señala un ámbito que pertenece a las bestias, a lo brutal de lo cual nos queremos alejar. Nadie debe santificar a las bestias. Quizá por ello se ha recurrido a la expresión tierras silvestres. Pero eso que en español pudiera provocar temor en inglés merece reverencia. ¿Cuándo surgió el movimiento? ¿Quién es el autor intelectual del concepto? Difícil rastrarlo, aunque por supuesto están los pioneros naturales con frecuencia pertenecientes a etnias y comunidades con vínculos tan estrechos a sus tierras que simplemente no pueden imaginar su vida sin ese referente, lo wild.

Caminamos al filo del abismo. Para muchas etnias ese estado de la naturaleza intocada, sin mancha o mácula provocada por la presencia humana, siempre trasformadora y casi siempre destructora, ese estado inicial es algo sagrado. Quien lo altera atenta contra las divinidades. El peligro de esta ruta es que se puede caer en una versión religiosa de lo wild. Al final del día toda religión se sustenta en dogmas y el dogma es la negación de la razón. Pero entonces, cómo explicar racionalmente que el ser humano debe mantener intocados vastos territorios que en realidad son pequeñas esquinas de una vida que hoy está arrinconada y a punto de desaparecer. La aproximación debe ser secular, no puede exigir la filiación a ningún dogma. La premisa es sencilla: debemos conservar intactas zonas de nuestro único planeta, zonas en las que el ser humano debe respetar la flora, la fauna, el entorno.

Alguien podría pensar que se trata de conservacionismo, de esa afortunada corriente de pensamiento que ha logrado sacudir al mundo mostrando los horrores de la destrucción y las terribles consecuencias de la pérdida de biomasa y biodiversidad. Pero no, para los defensores de lo wild el conservacionismo sigue pensando a la naturaleza en función de su propio beneficio. Si perdemos biodiversidad cancelamos pistas de investigación genética que nos pueden llevar a nuevos medicamentos por ejemplo. Todo eso está muy bien, pero hay algo más y no tiene que ver con un frío cálculo de las repercusiones de nuestro infinito afán destructivo. Lo wild merece otra lectura, una en la cual el contenido es más cercano a los principios y la vida espiritual. Como punto de partida hay que aceptar que esa vida no nos pertenece. Es al revés, nosotros pertenecemos a ella aunque por momentos lo olvidemos.

Acercarse a la wilderness es entonces un acto de búsqueda y no de conservación de una reserva que nos interesa preservar por lo que de ella desconocemos. Todo defensor de lo wild es un conservacionista por principio, pero la invitación busca que el conservacionismo asuma lo wild como parte esencial de su trabajo. La vida que está en esos territorios nos abre la puerta a nuestros propios orígenes. Si desaparece nosotros desaparecemos con ella. Nuestra identidad original proviene de esa condición. Destruirla es, en algún sentido, destruirnos. Es tanto como destruir los cimientos o mejor aún los planos de la edificación cultural que llamamos civilización. Pero ahí sólo comienza el argumento de lo wild como parte esencial de nuestras vidas, hay mucho más. Qué decir de la estética, sí porque eso que para algunos colinda con la brutalidad tiene una estética propia e infinita.

Estos son los trazos de una discusión en curso que lleva décadas y que formalmente se plasma en un movimiento internacional de defensa de lo wild, de la vida silvestre. Jirafas, jaguares, hipopótamos, quetzales, osos blancos, lobos mexicanos o bisontes, lo que sea, son el bello desfile de las expresiones más visibles de ese mundo. Pero el movimiento wild agrega en ese desfile a una especie más, el ser humano. Si acabamos con los otros acabamos con nosotros mismos.

En días pasados México tuvo el privilegio de ser el escenario de la novena edición del Congreso Mundial de Tierras Silvestres. Privilegio pero también responsabilidad porque nuestro País tiene, en lo que a biodiversidad se trata, un enorme banco genético qué cuidar. José Sarukhán, Exequiel Ezcurra y muchos científicos mexicanos han entregado su vida a esa causa. El espíritu y la fibra de la reunión corrieron a cargo de ese gran fotógrafo y conservacionista que es Patricio Robles Gil. Wild 9 llegó a refrendar un compromiso que se plasmó en acuerdos. Las autoridades, incluido el propio presidente Calderón, signaron de manera simbólica la causa. Las áreas naturales protegidas son un excelente punto de partida. Pero ahora viene el reto mayor, como lo señalara José Sarukhán: sin cambio de hábitos se logrará poco. Si queremos estar en la vanguardia lo primero que deberemos cambiar es la actitud de los mexicanos hacia el entorno. En nosotros está el problema y la solución. Bienvenido el espíritu wild.

11 de noviembre de 2009

México amurallado

DENISE DRESSER

México contra la pared. México atrapado por el muro infranqueable que la educación indefendible erige en torno a millones de mexicanos, víctimas de un sistema educativo que no le permite a México competir y hablar y relacionarse con el mundo. Víctimas de una escuela pública que crea jóvenes apáticos, entrenados para obedecer en vez de actuar. Educados para memorizar en vez de cuestionar. Entrenados para aceptar los problemas en vez de preguntarse cómo resolverlos. Educados para hincarse delante de la autoridad en vez de llamarla a rendir cuentas. Y ante la catástrofe conocida, lo que más sorprende es la complacencia, la resignación, la justificación gubernamental y la tolerancia social. Nuestra constante convivencia con la mediocridad, año tras año, indicador tras indicador, resultado desconsolador tras resultado desconsolador.

Si la educación es tan importante como todos dicen, ¿dónde está el clamor? ¿Cómo entender que tantos marchen para defender a un líder sindical privilegiado, pero nadie movilice a la sociedad para protestar contra una educación deficitaria? En México no hay una reacción suficientemente vigorosa por parte de los ciudadanos, precisamente por la baja calidad del sistema educativo; estamos tan mal educados que no sabemos lo importante que es la educación. Por ello se aprecia que la organización civil Mexicanos Primero elabore un reporte cargado de urgencia; una radiografía que debería ser una sacudida y un llamado a la acción; una convocatoria a patear y a derribar la pared; una intromisión inteligente y atinada en lo que siempre ha sido nuestro, de todos: el derecho a la educación.

Derecho cercenado por una historia de progresivo deterioro, por la inclusión tardía, por la reprobación, por la deserción; produciendo una generación herida, en la cual más de la mitad de los jóvenes mexicanos están por completo fuera de la escuela. Produciendo un país incapaz de construir trampolines para la movilidad social que permitan saltar de la tortillería al diseño de software. Donde la escolaridad promedio es de tan sólo 8.7 años, lo cual equivale tan sólo a segundo de secundaria y se vuelve razón fundacional de nuestro desarrollo trunco. Donde 56% de los mexicanos evaluados por la prueba PISA –la mejor métrica internacional– se ubican entre los niveles 0 y 1, es decir, sin las habilidades mínimas para afrontar las demandas de una economía que se enfrenta a un mundo globalizado. Cifras de una catástrofe; datos de un desastre; números que subrayan aquello que el escritor James Baldwin advirtió: los países no son destruidos por la maldad, sino por la debilidad, por la flojera.
O por la complicidad en la construcción de ese paraje feudal que es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Paraje amurallado por el tipo de liderazgo que Elba Esther Gordillo tiene y cómo lo ejerce desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, prometiéndole apoyo al presidente en turno para que no tenga problemas con el sindicato. Para que no haya pleitos ni movilizaciones ni confrontaciones como las que hubo en Oaxaca o en Morelos. Gobierno tras gobierno –de la mano del SNTE– han concebido a la educación pública como una estrategia de pacificación, más que como un vehículo de empoderamiento.

¿Quiénes pagan el costo de la complicidad constante entre el gobierno y La Maestra? Seis de cada 10 alumnos que no concluyen secundaria con conocimientos básicos de matemáticas; cuatro de cada 10 que tampoco los obtienen en español. Y peor aún: millones de niños mexicanos coloreando figuras de héroes mexicanos muertos, memorizando historias de victimización, rindiéndole tributo al pasado antes de pensar en el futuro. Sobrevivientes de una educación construida a base de mitos que buscó producir una identidad nacional y vaya que lo ha logrado: México, el país que produce personas orgullosamente nacionalistas, pero educativamente atrasadas.

México, el país donde en la escuela pública se aprende poco de ciencia, pero se aprende mucho de sometimiento; se aprende poco de tecnología, pero se aprende mucho de simulación; se aprende poco de álgebra, pero se aprende mucho de cumplimientos mediocres, negociaciones injustas y beneficios extralegales. México, el país donde, en la escuela pública, no se desata el sentido crítico o la autonomía ética o el empeño en el cambio social, sino una arraigada propensión a la conformidad.

México sólo prosperará cuando su gente esté educada, y muy bien educada. Y eso entrañaría, para empezar, reconocerlo y actuar en consecuencia, como exige el reporte de Mexicanos Primero. Urge derribar la pared mediante un cambio de actitud, un cambio en los maestros y un cambio en las reglas. Urge un conocimiento básico de la deplorable situación de la educación actual para poder reformarla, porque de momento tenemos lo que nos ofrecen y con eso nos conformamos. Urge mejorar a los maestros, porque ningún cambio puede hacerse sin o contra ellos, pero tampoco ningún cambio significativo puede dejar sin modificar profundamente la estructura institucional vigente, creada para un modelo autoritario y vertical, corporativo y opaco. Urge cambiar las reglas para que la educación no sea vista como un instrumento de ingeniería social del régimen o de reclutamiento electoral del gobierno, sino un trampolín para la prosperidad de los mexicanos.

Para modernizar a México habrá que comenzar por los maestros y quien los mueve. Habrá que empezar por el gobierno y sus cálculos políticos. Habrá que imbuirle a la actuación del secretario Alonso Lujambio el sentido de urgencia –y el fuego en la panza– que todavía le falta demostrar. Habrá que insistirle a Felipe Calderón que La Maestra puede ser una aliada, pero habrá que obligarla a actuar y a pactar de otra manera, con otros objetivos.

Porque si la respuesta de las autoridades sigue siendo la tibieza o la simulación, condenarán a México a ser un país cada vez más rezagado, cada vez más rebasado, cada vez más aletargado, cada vez más pobre. Porque si no se instituye un padrón único de maestros, si no se transforma la educación normalista, si no se crean sistemas de formación continua de profesores, si no se implanta la certificación periódica y obligatoria para los docentes, si no se involucra a la sociedad civil en una revolución educativa, México continuará siendo un país parapetado detrás de las excusas y el miedo y la tibieza y la renuencia de tantos a pagar costos políticos. Porque si el gobierno le permite a Elba Esther Gordillo obtener recursos y puestos y posiciones sin comprometerse a fondo con ese primer paso que es la “Alianza por la Calidad de la Educación”, Alonso Lujambio terminará siendo otro secretario de Educación Pública que prefiere añadir ladrillos, en lugar de dar la batalla por su destrucción en nombre de los niños de México. Y Felipe Calderón acabará convertido en otro presidente que prefiere apuntalar el muro en vez de desmantelarlo.

10 de noviembre de 2009

De héroes y...

FEDERICO REYES HEROLES

Victorias pírricas, vanidades infladas. Las negociaciones de la ley de ingresos fueron un desfile de pequeñeces. Que si el Senado no pudo frente a los diputados. Que si fulano perdió frente a no sé quién, que si los diputados del Estado de México se resistieron a no sabemos qué. La última escena no tiene desperdicio: los líderes del PRI afirmando que, gracias a ellos, no hubo aumento de impuestos. ¡Pero si lo que necesita México es un estado más fuerte, más fuerte en lo fiscal y por ende en muchos otros ramos! Una auténtica feria de desfiguros. Algo queda claro: los legisladores no quieren asumir una responsabilidad de estado. Va desde abajo.

México recauda alrededor de 15% del PIB. De allí más de cinco puntos provienen del petróleo. O sea que en realidad recaudamos, sin petróleo, en términos globales, 10% del PIB. Somos un estado muy pobre. España recauda alrededor del 23 y Portugal y Holanda el 25. La media en los países de la OCDE es del 27%. El petróleo es la terrible gran droga nacional. Pero esa droga va a la baja -muy anunciada- y es por eso estamos en emergencia. Nos alcanzó el futuro, tenemos que recaudar más. Empieza la discusión. Es que gastamos mal. Es cierto hay despilfarros, opacidad, lujos, desperdicio, duplicidad, etc., en la Federación y en los estados. Pero aun gastando como profesionales lo que ingresamos es raquítico. En impuestos al consumo sacamos poco más del 2% cuando los países de la OCDE recaudan más del 7%; en impuestos al ingreso México obtiene 5% y los países de la OCDE el 12%. En predial cobramos alrededor de la veinteava parte. ¿De dónde quieren que salgan los dineros para infraestructura, educación, salud, ciencia y tecnología, programas de ayuda a los pobres y un largo etcétera, si recaudamos tan poco?

Pero claro en el momento en que se habla de aumentar impuestos los causantes cautivos brincan y con toda razón pues pareciera que la única fórmula que los legisladores han encontrado para aumentar la recaudación es aumentando los impuestos a los mismos causantes, a los que ya están, (estamos) dentro. Como si no hubiera nada qué hacer contra los evasores tradicionales, contra ese vasto universo de los causantes potenciales que son la otra mitad que no paga impuestos. Pieza central del éxito de un País desarrollado son los impuestos justos y progresivos. En México son asunto de broma y burla. Los hoyos son parte clave de la injusticia institucionalizada. Por captación 3%, por evasión al ISR 2.20%, por “esquemas especiales” (privilegios con tradición) 5.38%, por tasa cero en IVA 1.50%, por predial 4%. La suma es un aterrador o alentador 16%. ¿Se puede recaudar más en México? Sí, por supuesto que sí, pero para eso se necesita ir a la caza de todos.

Lo más curioso es que las autollamadas “fuerzas progresistas” de nuestro País ¡festejan que no se aumenten los impuestos! Por ese camino jamás tendremos un País más justo. Aunque sea impopular decirlo necesitamos más dineros públicos para que México alcance un desarrollo pleno. Más dineros si queremos que las diferencias regionales disminuyan, más recaudación si queremos que los niños del sur del País tengan internet como los del norte y que las futuras madres tengan mejor educación para que sus hijos estén frente a un horizonte mucho más amplio, más infraestructura para más empleos, más de todo, salvo burocracia. Continuar con un estado pobre no puede ser una victoria para nadie. Si hubiésemos tenido un superávit fiscal, México hubiera podido inyectar más dinero para paliar la recesión y el desempleo. Así lo ha hecho Chile entre otros y miren la diferencia. ¡Cómo aplaudir que, en términos generales, salgamos con lo mismo!

Los estereotipos nos avasallan. Los ricos son el problema. Falso, muchos países con mayor justicia social tienen muchos ricos, pero bien gravados. Hay que gravar a los que producen porque se hacen ricos. Falso, hay que gravar a los que producen con cautela, pero mucho más a los que consumen y gravar el ingreso de manera progresiva. Pero, lo más importante, hay que gravar a todos los que deben pagar impuestos, sin excepción. Sólo así se construye una nación más prospera y equitativa. Si un País no logra ese objetivo, gravar a todos los que deben pagar, nunca tendrá suficientes causantes para sostener un estado sano.

Atrapados por sus viejos dogmas y prejuicios, los legisladores se vieron pequeños frente a los retos del Siglo XXI. Hay quien los llama ya la generación del fracaso. No creo demasiado en el cartabón de las generaciones, pero de que en este capítulo se miran sin visión de largo plazo, sin visión de estado, de eso no me cabe la menor duda. Todos los que aplauden esta batalla como un triunfo son los responsables de la mortalidad infantil en zonas aisladas, de las clínicas sin medicamentos, de las escuelas pobres, de los niños en situación de calle, del desempleo, de la pobre inversión en ciencia, de la inseguridad, de la miseria. ¿Héroes? No, enanos.

Votos panistas, modelo agotado

Javier Corral Jurado

Por las posiciones que ya han expresado diversos legisladores del PRI en relación al presupuesto de egresos de la federación, más que un instrumento de redistribución del ingreso nacional hacia proyectos prioritarios, programas sociales y sectores de la población que mayormente lo necesitan, se está configurando literalmente un agandalle de recursos para el sindicato priísta de gobernadores, con miras a las elecciones del año que entra. Eso es muy delicado, entre otras cosas, porque el margen de redistribución del presupuesto, si mucho, llega al 10%. Lo demás está prácticamente etiquetado. Veremos cómo termina este segundo capítulo de la política económica propuesta por el Presidente Calderón, porque el primero en materia de ley de ingresos ha dejado una honda insatisfacción.

Conforme pasan los días, y las negociaciones mezquinas se van conociendo, se acrecienta la sensación de engaño en varios legisladores por haber recibido información falsa o a medias sobre diversos temas. Porque se trató de un proceso en el que concurrieron muy diversos actores y muy contradictorios intereses, en un momento muy deteriorado de la Hacienda pública, bajo todo tipo de presiones -políticas, económicas y partidistas -, y con una nueva correlación de fuerzas en la cámara de los diputados que, a los del PAN nos colocan en una enorme desventaja no sólo frente a la mayoría que por sí mismos representan el PRI y la Telebancada del Partido Verde, sino en varias de nuestras propuestas, frente al resto de los partidos.

El PAN tiene en el Senado, 50 miembros de 128, y entre los diputados, sólo 143 de 500. Esa es la primera realidad a tomar en cuenta, cierto es, derivada de nuestra derrota electoral del 5 de julio y ésta a su vez de las graves omisiones que como partido gobernante hemos tenido en los últimos 9 años en desmantelar el régimen autoritario, corporativo y clientelar que prohijó durante 70 años al PRI, y que su mantenimiento, lo ha reposicionado.

Aunque en el grueso del paquete económico, todos los legisladores del PAN apoyamos la negociación en su conjunto, no todos los diputados y senadores votamos a favor de todo lo que se propuso. En una línea de consistencia política fuimos muchos diputados y senadores panistas que respaldando la necesidad de mayores ingresos para el gobierno, nos opusimos a la introducción de privilegios indebidos para las fortunas más acaudaladas del país. En tres asuntos las votaciones dividieron a los legisladores de Acción Nacional al interior de las bancadas, y entre cámaras.

Señalo privilegios indebidos porque, como lo mencioné en mi colaboración anterior, hay quienes se aprovechan de las crisis y de las negociaciones para imponer condiciones ventajosas, hacer negocios y sacar tajadas de provecho personal, no sólo político sino también económico. En la difícil situación que viven los más en nuestro país, aumentar impuestos resulta muy difícil de explicar, pero no hay posibilidad alguna de ofrecer argumentos, ni razones, cuando se conceden grandes privilegios a los más pudientes al mismo tiempo que se decretan esos aumentos o nuevas contribuciones para la población en general. Y esa fue la línea que varios tomamos: apoyar al gobierno en una mayor recaudación porque de ahí saldrá el presupuesto, pero no prestarnos a componendas vergonzantes, por más que se argumentara que era “o todo el paquete, o nada”.

Por eso varios votamos en contra de los tratamientos especiales que se dieron en el régimen de consolidación fiscal dentro de la Ley del impuesto sobre la renta que permitió diferir el pago de impuestos a las empresas más acaudaladas del país por los siguientes cinco años. El Presidente Calderón que había reclamado airado su responsabilidad a las grandes empresas de México en el pago de contribuciones, propuso originalmente que en el primer año, los grandes causantes que no habían pagado sus impuestos, cumplieran con el 60% y el resto en pagos diferidos por cuatro años. Esa expectativa de ingreso significaba alrededor de 27 mil millones de pesos. La cámara de diputados al aprobar el esquema de consolidación bajó el primer pago al 40%. Aún así, votamos a favor. Donde varios ya no estuvimos de acuerdo fue cuando el senado le rebajó otro 15%, y lo colocó en 25%. Votamos en contra.

Sostengo que no sólo la clase política está dejando de ver el caldo de cultivo que para la irritación social producen estas decisiones, sino que también el sector empresarial debería ser el más preocupado por la enorme brecha de la desigualdad social que acumula desesperanza y desesperación. El 10% de la población mexicana acapara el 42% del ingreso; el segundo decil, diría la clase media, el 15% del ingreso. Todo lo demás es pobreza, y eso es estar parados bajo una bomba de tiempo que las celebraciones centenarias de nuestras dos revoluciones pueden detonar.

Por eso también un grupo importante de senadores y diputados panistas nos opusimos al diferimiento gradual del impuesto del 2% al tabaco. Cuando la cámara de senadores aprobó aplicarlo todo de entrada, respaldé con mi voto esa medida que además de recaudatoria es un instrumento eficaz contra el tabaquismo, la principal causa de muertes en nuestro país. Todas las enfermedades crónicas, cardiovasculares, respiratorias, las epidemias derivadas de virus como el sida o la influenza, etc, suman al año 30 mil muertes en nuestro país. El tabaco consigue la muerte de 60 mil personas al año.

Con más ganas y en mayor proporción diputados y senadores del PAN resistimos la exención fiscal para los nuevos operadores de telefonía móvil en el país. Empresas altamente rentables, con altas tasas de retorno en sus inversiones y utilidades expoliadoras en los servicios que ofrecen, conquistaron finalmente bajo la presión directa de la voracidad insaciable de Televisa - la empresa que resultará más beneficiada - una condonación en el pago de derechos por dos años. Este asunto está resultando el más tenso y desgastante para las relaciones partido-gobierno pues, al hacerse cargo directamente el Presidente de la República de la defensa de esa indebida como inconstitucional exención fiscal, ha quedado un ambiente contrariado y desanimado en cuanto a los compromisos de modernización política que anunció apenas el 2 de septiembre pasado.

No creo que haya un solo legislador federal que esté conforme o satisfecho con lo aprobado. Por eso digo que hay un sabor amargo del desenlace y de la forma en que se han procesado varias decisiones. También supongo que hay unos que tienen más cara que otros, para dar razón de su conducta política. De lo que no tengo ninguna duda, es que el modelo de procesamiento de estos asuntos está agotado, y que se necesita redefinir tiempos y métodos, reglas y fuentes confiables de información.

9 de noviembre de 2009

El próximo objetivo de Chávez: El Salvador

Mary Anastasia O'Grady

Fidel Castro aprendió mucho del fallido paso por el poder del presidente chileno Salvador Allende en 1973. El líder cubano usó las lecciones de esa amarga derrota para entrenar al venezolano Hugo Chávez sobre cómo alcanzar la dictadura por la vía democrática más de 25 años después.

Ahora, los revolucionarios de América Latina podrían estar experimentando otro revés y, en esta ocasión, no pueden afirmar que un golpe militar derrocó a su dictador en potencia. En cambio, el ex presidente de Honduras Manuel Zelaya fue arrestado por orden de la Corte Suprema y depuesto por el Congreso. Y a pesar de la enorme presión internacional, la democracia hondureña hasta ahora ha defendido su estado de derecho.

Sin embargo, lejos de darse por vencidos, los protegidos de Castro ya usan en El Salvador lo que aprendieron en Tegucigalpa. La democracia de libre mercado más prometedora de América Central ahora lucha por su vida.

Allende fue derrocado por las fuerzas armadas porque había pisoteado la Constitución. La Corte Suprema, el Colegio de Abogados y el Colegio Médico denunciaron su desapego a la ley. Según James R. Whelan, autor de una historia de Chile titulada "Desde las cenizas", la cámara de Diputados aprobó una resolución el 22 de agosto de 1973 que "decía claramente que era responsabilidad de los militares... 'poner un fin inmediato' al estado de caos y 'encausar la acción del gobierno dentro de los marcos legales...'". Menos de un mes después, los militares cumplieron.

La lección de Chile para la izquierda dura fue que el éxito depende de que primero se controlen las instituciones que tienen el poder de limitar a un aspirante a tirano. Ahora, el liderazgo del partido FMLN de El Salvador, compuesto por numerosos ex guerrilleros, intenta hacer justamente eso.

El partido político del FMLN demoró unos 20 años en acceder a la presidencia. Muchos salvadoreños desconfían del partido debido a su violenta historia. Pero el candidato del FMLN, Mauricio Funes, hizo campaña como un moderado. La economía había sufrido durante la gestión del ex presidente Tony Saca, del Partido Arena, de centro-derecha. Los desilusionados salvadoreños buscaron un cambio.

Funes sigue siendo ampliamente considero como un moderado. La semana pasada un ex presidente, Alfredo Cristiani, me dijo en una entrevista telefónica que, en su opinión, Funes "genuinamente no es parte del grupo dentro del FMLN que quiere conducir a El Salvador a una dictadura".

Cristiani, sin embargo, está preocupado y tiene buenos motivos para estarlo. Hay muchos extremistas en torno a Funes, comenzando por José Luis Merino, a quien se le considera el líder de facto del partido. Su nombre de batalla, "Ramiro", apareció como un aliado en correspondencia entre líderes del grupo guerrillero colombiano FARC que fue capturada por los militares colombianos en 2008.

Hace un par de años, en una entrevista con la prensa, Merino explicó la agenda política del FMLN de esta forma: "Es llegar al poder, conquistar a la entera y que esa forma de gobierno no cambie. Por supuesto, no con bayonetas ni con persecución. Hay ejemplos, como Venezuela, que es nuestro modelo".

Las instituciones que se interponen en el camino de Merino son el Congreso, la Corte Suprema y el Consejo Electoral. El partido intentó obtener el control del panel constitucional del más alto tribunal, junto con Saca cuando aún era presidente. Afortunadamente, el acuerdo tras bambalinas fue cuestionado y prevaleció la ley.

Pero lo ocurrido demostró que el FMLN realmente sigue el "modelo de Venezuela" de Merino. También sugiete que, como ya han advertido los críticos, Saca podría estar dispuesto a ayudar al FMLN. El ex presidente sabe que no es de extrañar que un partido político que accede al poder investigue a un ex presidente. Si Saca tiene algo que esconder, la mejor manera de hacerlo sería asegurarse de que no haya ninguna investigación.

La especulación sobre este tipo de maniobras políticas aumentó el mes pasado cuando 12 congresistas de Arena anunciaron que se escindían del partido. Luego de autodenominarse "independientes", procedieron a votar con el FMLN contra una investigación que auspiciaba Arena sobre abusos en subsidios agrícolas.

¿Qué motivó la separación? Cristiani me dijo que un alto miembro del Partido Demócrata Cristiano (PDC) le dijo que por lo menos un congresista del PDC recibió una oferta de US$700.000 para votar con el FMLN. De forma separada, el secretario general del PDC, Rodolfo Parker, advirtió públicamente de múltiples ofertas de un intermediario de entre US$300.000 y US$500.000.

Saca niega cualquier tipo de involucramiento en el plan de compra de votos y, seguramente, Merino tiene suficientes motivos para actuar por su cuenta. Pero en la prensa salvadoreña circulan rumores sobre vínculos entre individuos cercanos a Saca y supuestos intermediarios que actúan en nombre de Merino.

La escisión de Arena no es una traición cualquiera al electorado. En El Salvador los electores eligen una boleta de un partido. Los congresistas se nombran según cuántos votos obtuvo el partido. Estos legisladores no fueron elegidos como individuos, sino más bien como representantes del partido. Con sus votos, el FMLN ahora está a sólo uno o dos votos de una mayoría de dos tercios. Si la obtiene, el partido puede decirle qué hacer al moderado Funes. Luego, los seguidores de Chávez estarán bien encaminados a ganar lo que sus aliados no pudieron obtener en Honduras.

Alternativas contra el narco

José A. Crespo

En España, México tiene una imagen deplorable, sobre todo por el nivel de inseguridad y violencia derivados de la lucha entre y contra el crimen organizado. Casi lo único que se notifica en los noticieros de aquel país sobre México es cuántas cabezas cercenadas aparecieron o cuántos agentes del Estado fueron secuestrados y asesinados. Y también, de vez en vez, acerca de las violaciones a los derechos humanos cometidas por militares durante la confrontación contra los capos. Me tocó oír la conversación de unos comensales cercanos a mi mesa que planeaban dónde pasar sus vacaciones de inverno; surge de pronto el nombre de México, y uno de ellos de inmediato reclama: “¡A México ni locos! Ahí la seguridad está fuera de control. Lo que quiero es ir a descansar y estar tranquilo, no a arriesgar el pellejo”. Los demás asienten y entonces consideran algún otro país centroamericano, pues “tienen playas parecidas a las de México, pero allá no matan”. Al conversar con meseros o taxistas y al enterarse de nuestra nacionalidad mexicana, de inmediato afloran las condolencias por la violencia del narco y “hacen votos y tocan madera” para que nada parecido ocurra en su país, en cuyas ciudades, en efecto, se respira un aire de gran tranquilidad y seguridad a cualquier hora.

Lo paradójico es que el consumo de drogas y el número de adictos en España es muy superior al de México. De hecho, es el país con mayor consumo de Europa, incluida la liberalizada Holanda. Me dicen mis interlocutores hispanos que eso es mil veces preferible al combate frontal, policiaco y militar a la oferta de drogas, y menos peligroso socialmente. Ante lo cual no me queda más que conceder (pues es también mi convicción). El mismo argumento lo oí en un programa de debates de TV Española: uno de los participantes se quejaba del incremento de consumo de drogas en España, atribuyéndolo al libertinaje social permitido por el gobierno de izquierdas. De inmediato, otro polemista saltó asegurando que nada se lograría aplicando una estrategia de combate frontal contra los distribuidores de la droga, salvo perder los actuales niveles de seguridad y generar una oleada incontrolable de violencia; de nuevo, aparece el ejemplo de México para fortalecer el argumento, con el cual los demás participantes se manifiestan de acuerdo. La confrontación militar contra los cárteles no suele ser considera ahí como “valiente”, sino “absurda”. Se prefiere una política flexible ante las drogas y, en todo caso, dejar a los consumidores asumir la responsabilidad de los daños autoinfligidos, en tanto que el Estado haga trabajo de prevención y rehabilitación a quien lo requiera y solicite. No deja de ser paradójico el contraste de enorme seguridad y tranquilidad callejera en uno de los países que más consumen drogas en el mundo. ¿No debiera ser a la inversa? Algo están haciendo bien allá, que aquí no. Se dirá que precisamente los altos niveles de consumo se deben a la inactividad del Estado, pero ni en Holanda hay un consumo semejante. Y, en México, pese al costo social de la actual lucha, el consumo continúa al alza. No hay relación directa. Aquí, mientras tanto, en lugar de repensar la actual e ineficaz estrategia, se hacen propuestas cada vez más descabelladas, como la del alcalde Mauricio Fernández, de organizar “grupos de limpieza” que la experiencia de otros países indica que, además de vulnerar (aún más) el Estado de derecho, pronto se convierten en parte del problema. Más violencia en lugar de menos, propone como salida el alcalde de Garza García, y muchos tarambanas parecen coincidir con él. Aunque también, desde la Sagarpa, se manejó la opción de tomar al narco como ejemplo de productividad agropecuaria. Alta productividad, sin duda, que sólo se consigue… ¡cultivando precursores de las drogas! y, por lo mismo, altamente rentables.

MUESTRARIO. Raúl Plascencia representaba la continuidad de la lamentable gestión de José Luis Soberanes en la CNDH, mientras Emilio Álvarez Icaza prometía un cambio radical. Pero su demostrada autonomía en la CDHDF no es lo que se quiere para presidir instituciones “autónomas”. Al PAN, al PRI y al PVEM debe haberles parecido espectacular la gestión de Soberanes, algo con lo que no concuerda la gran mayoría de organizaciones, de activistas y de estudiosos de los derechos humanos en México.

Aquí, pese al costo social de la actual lucha, el consumo continúa al alza. No hay relación directa.

Idealismo asesino

Paul Hollander

Paul Hollander es profesor emérito de sociología en la Universidad de Massachussets en Amherst y autor del estudio Reflexiones sobre el comunismo 20 años después de la caída del Muro de Berlín publicado por el Cato Institute.

El Muro de Berlín que cayó este mes hace 20 años era el símbolo por excelencia del comunismo. Representaba un esfuerzo histórico sin precedentes tendiente a evitar que la gente “votara con sus pies” y abandonara una sociedad que rechazaba. El muro era solamente el segmento más visible de un amplio sistema de obstáculos y fortificaciones: la Cortina de Hierro, la cual se extendía por miles de kilómetros a lo largo de la frontera de la “Mancomunidad Socialista”. Yo fui uno de los que lograron cruzar dichos obstáculos en noviembre de 1956, cuando fueron temporalmente desmantelados a lo largo de la frontera austro-húngara. Mis experiencias en la Hungría comunista, donde viví hasta los 24 años, tuvieron un impacto duradero en mi vida y en mi trabajo.

Si bien estaban muy interesados en el comunismo a fines de los cuarenta y principios de los cincuenta, los estadounidenses—hostiles o simpatizantes—en realidad sabían muy poco acerca de dicho sistema, y poco se comenta hoy sobre el desmoronamiento del imperio soviético. La fugaz atención de la prensa a los importantes eventos de finales de los ochenta y principios de los noventa igualó a su previa indiferencia frente a los sistemas comunistas. Hay poco conocimiento público de las atrocidades a gran escala, de los asesinatos y las violaciones de los derechos humanos que ocurrieron en los estados comunistas, especialmente cuando se lo compara con el conocimiento público del Holocausto y el Nazismo (el cual derivó en muchas menos muertes). El número de documentales, películas de cine o programas de televisión acerca de las sociedades comunistas es minúsculo en comparación a aquellos de la Alemania Nazi y/o el Holocausto, y pocas universidades ofrecen cursos acerca de los todavía existentes o desaparecidos estados comunistas. Para gran parte de Occidente, el comunismo y sus diversas encarnaciones permanecen siendo una abstracción.

Las respuestas morales distintas al nazismo y al comunismo en Occidente pueden interpretarse como el resultado de que las atrocidades comunistas son percibidas como efectos secundarios de intenciones nobles, las cuales tuvieron dificultades en materializarse sin recurrir a medidas drásticas. En contraste, las atrocidades de los nazis son vistas como la maldad pura y sin justificación alguna, y no son respaldadas por una ideología atractiva. Hay mucha más evidencia física e información acerca de los genocidios nazis, y los métodos de exterminación de éstos fueron altamente premeditados y repugnantes, mientras que muchas víctimas de los sistemas comunistas murieron debido a las condiciones de vida letales en sus lugares de detención. La mayoría de las víctimas del comunismo no fueron asesinadas con técnicas industriales modernas.

Los sistemas comunistas variaban desde la pequeña Albania hasta la gigantesca China, desde los altamente industrializados países de Europa del Este hasta naciones subdesarrolladas de África. Si bien eran diferentes en muchos aspectos, todos tenían en común la confianza en el marxismo-leninismo como su fuente de legitimidad, el sistema de partido único, el control sobre la economía y la prensa, y la presencia de una enorme fuerza policial política. También compartían un supuesto compromiso por la creación de un ser humano moralmente superior—el hombre socialista o comunista.

La violencia política bajo el comunismo tuvo un origen idealista y un objetivo purificador. Aquellos perseguidos y asesinados eran definidos políticamente y moralmente como corruptos y como un peligro para un sistema social superior. La doctrina marxista de lucha de las clases brindaba el respaldo ideológico para el genocidio. Las personas eran perseguidas no por lo que hacían sino por pertenecer a categorías sociales que los hacían sospechosos.

Luego de la caída del comunismo soviético, muchos intelectuales occidentales continuan convencidos de que el capitalismo es la raíz de todos los males. Ha habido una larga tradición de dicho rencor entre intelectuales occidentales que le dieron el beneficio de la duda o simpatizaron abiertamente con sistemas políticos que denunciaron la búsqueda del lucro y proclamaron su compromiso con la creación de una sociedad más humana e igualitaria, y con seres humanos que no fueran egoístas. El fracaso de los sistemas comunistas en mejorar la naturaleza humana no significa que cualquier intento por hacerlo está condenado, sino más bien que tales mejoras serán modestas y difícilmente serán alcanzadas mediante la coerción.

El comunismo soviético colapsó por muchas razones, incluyendo la ineficiencia económica que resultó en la escasez crónica de comida y de productos de consumo, y la predominante y falsa propaganda, la cual equivalía a la rutinaria distorsión de la realidad resaltando la brecha entre la teoría y la práctica, y entre la promesa y el cumplimiento de esta. La voluntad política de los líderes detrás de la Cortina de Hierro decayó a lo largo del tiempo—debido en parte a las revelaciones de 1956 de Nikita Kruhchev acerca de los crímenes de Joseph Stalin pero también producto de sus experiencias propias con los fallos en el sistema. Ya no tenían la voluntad para destruir a aquellos que disentían. En los ochenta, Mikhail Gorbachev permitió que se hicieran públicas nuevas revelaciones acerca de los errores y maldades del comunismo—socavando aún más la legitimidad del mandato comunista.

El fracaso del comunismo soviético confirma que los humanos motivados por nobles ideales son capaces de infligir un terrible sufrimiento con una conciencia limpia. Pero el colapso del comunismo también sugiere que bajo ciertas condiciones la gente puede diferenciar entre el bien y el mal. La adherencia y el rechazo al comunismo corresponden al espectro de actitudes que van desde el idealismo engañoso y destructivo hasta la comprensión de que la naturaleza humana excluye los arreglos sociales utópicos, y que el balance cuidadoso de los fines y los medios es la precondición esencial para crear y preservar una sociedad decente.

La recuperación latinoamericana

Andrés Oppenheimer

Las declaraciones de los presidentes de Brasil y México de que sus países ya han salido de la recesión y tendrán un sólido crecimiento en el 2010 constituyen una buena noticia, y ambos líderes merecen ser aplaudidos por su buen manejo económico. Pero en el contexto global, la recuperación de los dos gigantes latinoamericanos será modesta.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva predijo durante una visita a Gran Bretaña la semana pasada que la economía de su país crecerá ``por lo menos'' un cinco por ciento en el 2010, y que en algún momento entre el 2016 y el 2020 Brasil se convertirá en la quinta economía más grande del mundo.

"Estamos cansados de ser el país del futuro'', dijo Lula. "El siglo XXI es el siglo de Brasil".

Casi simultáneamente, el presidente mexicano Felipe Calderón proclamó el viernes que la economía de México se está recobrando de su peor crisis de los últimos tiempos. Después de sufrir una caída de casi un 7 por ciento este año, la economía mexicana crecerá alrededor de un 3 por ciento en el 2010, y alcanzará un índice de crecimiento anual de alrededor de un 5 por ciento para el 2012, afirmó.

Calderón señalo que la economía de México creció un 2.7 por ciento en el tercer trimestre de este año. "Este resultado es una muy buena noticia, porque implica el fin de la recesión", dijo.

Casi todas instituciones financieras internacionales y economistas independientes coinciden en que la economía de Brasil crecerá alrededor de un 4.2 por ciento el año próximo, y la de México en un 3 por ciento. Gracias a que estos dos países representan la mayor parte del producto bruto latinoamericano, se estima que la economía latinoamericana en su conjunto aumentará en un 3 por ciento en el 2010.

¿Pero qué nos dicen estas proyecciones económicas sobre el crecimiento a largo plazo de Brasil, México y Latinoamérica? Me temo que, pese a que son buenas noticias, empalidecen en comparación con los índices de crecimiento que probablemente veamos en China, India y otros países asiáticos. Veamos otros datos que han salido a la luz en estos días, que ayudan a poner las cosas en perspectiva:

• Un nuevo estudio del banco de inversión Goldman Sachs prevé que la economía de China crecerá un 11.9 por ciento en el 2010, y la de India un 7.8 por ciento ese mismo año, muy por encima de los índices de crecimiento de Brasil y México.

Más interesante aún, el estudio realizado por Jim O'Neill, el director de investigación global de Goldman Sachs, prevé que mientras la economía de Brasil crecerá en un promedio de 4.5 por ciento anual entre el 2011 y el 2020, la economía de China crecerá un promedio de 7.7 por ciento, y la de India en 6.4 por ciento en el transcurso del mismo período.

• La participación latinoamericana en el comercio mundial ha permanecido casi estancada durante los últimos treinta años, según la Unidad de Inteligencia de The Economist (UIE). Mientras la participación latinoamericana en el comercio mundial ha aumentado desde 4 por ciento en 1980 hasta 5 por ciento en el 2008, la participación de Asia ha aumentado desde 6 por ciento en 1980 a 23 por ciento en el 2008, según la UIE.

• Cuando se observa el número de patentes registradas por país de origen en el registro de patentes de Estados Unidos, un indicador clave para ver la cantidad de invenciones de distintos países que inundarán los mercados mundiales en los próximos años, Brasil, México y el resto de Latinoamérica salen muy mal parados.

Un estudio del experto del Banco Mundial, Marcelo Giugale, revela que en los últimos cinco años, la Oficina de Patentes de Estados Unidos otorgó 563,000 patentes a residentes estadounidenses, 43,000 a residentes de Taiwán, 36,000 a residentes de Corea del Sur, 9,800 a residentes de China y Hong Kong, 2,700 a residentes de Singapur y 2,200 a residentes de España.

En comparación, durante el mismo período sólo otorgó 840 patentes a residentes de Brasil, 545 a residentes de México y 291 a residentes de Argentina. O sea que Singapur, un país con 4.6 millones de habitantes, está registrando más patentes que los más de 500 millones de habitantes latinoamericanos en su conjunto.

Mi conclusión: Brasil y México merecen aplausos por aplicar políticas económicas responsables que les permitirán salir de la actual crisis global más rápidamente que muchos otros países.

Pero si no concentran sus energías en mejorar sus sistemas educativos para tornarse más competitivos y aumentar su participación en el comercio mundial, no saldrán de la mediocridad que ha caracterizado a sus economías en las últimas décadas.

5 de noviembre de 2009

Obama y Latinoamérica, un año después

Andrés Oppenheimer

Un año después de la elección del presidente Barack Obama, es hora de preguntarse si sus ambiciosas promesas de campaña sobre Latinoamérica se están cumpliendo, o si --como otros antes que él-- se está olvidando de la región.

Démosle un rápido vistazo a sus principales promesas de campaña sobre la región:

• Obama, que nunca había tenido demasiado contacto con Latinoamérica antes de lanzarse a la Presidencia, prometió crear ``una nueva alianza de las Américas'' para acabar con ``años de negligencia'' hacia la región. Sin embargo, la promesa quedó trunca como consecuencia del derrumbe económico de fines del 2008.

• Obama me dijo en una entrevista durante la campaña que, para obligarse a sí mismo a tener a Latinoamérica siempre presente, convertiría las cumbres de Estados Unidos con América Latina --la Cumbre de las Américas-- en un evento anual, en lugar de una reunión de cada tres o cuatro años, como ahora. Obama no ha hecho esa propuesta desde que asumió la Presidencia.

• Obama prometió designar un Enviado Especial para las Américas, como una forma de que la burocracia gubernamental le preste más atención a la región. Hasta ahora, no lo ha hecho.

• Obama prometió cerrar la prisión estadounidense para terroristas en la base naval de Guantánamo, Cuba. Tras asumir la Presidencia, Obama ordenó que la prisión se cerrara el 22 de enero del 2010. Los funcionarios de la Casa Blanca dicen ahora que ese plazo podría prorrogarse, pero que sigue firme el compromiso de cerrar el centro de detención.

• Obama prometió hacer una reforma inmigratoria --incluyendo la legalización de millones de inmigrantes indocumentados-- y convertirla en una ``prioridad absoluta'' durante su primer año en el cargo. Los funcionarios de su gobierno dicen que esperan que el tema sea tratado en el congreso en el 2010.

• Obama prometió durante la campaña ``aumentar sustancialmente nuestra ayuda externa a las Américas''. Aunque la crisis económica estadounidense ha postergado estos planes, en abril Obama respaldó la decisión del G-20 --el grupo constituido mayoritariamente por países industrializados-- de ampliar los préstamos del Fondo Monetario Internacional a los países en desarrollo, así como también incrementar la representación de las economías emergentes en el consejo directivo del FMI.

• Con respecto a Cuba, Obama había prometido ``permitir inmediatamente viajes familiares y envíos de remesas ilimitados a la isla''. Como presidente, Obama ha ordenado e implementado ambas medidas.

• Obama prometió dejar atrás las políticas unilaterales del gobierno de George W. Bush. La mayoría de los diplomáticos latinoamericanos aplauden a Obama por haber condenado la destitución del presidente hondureño Manuel Zelaya del 28 de junio pasado, y por haber trabajado junto con los países de la región para restituir el estado de derecho en ese país.

• Obama prometió una mayor cooperación con México. Funcionarios mexicanos le reconocen el mérito de haber respaldado la Inciativa de Mérida para ayudar a combatir a los carteles de narcotráfico, y por ordenar a las agencias policiales estadounidenses que arremetan contra el contrabando de armas de Estados Unidos a México. También aplauden el hecho de que no suspendiera los vuelos a México cuando estalló la pandemia de gripe porcina H1N1 en México a principios de este año, mientras que Cuba, Argentina y otros países latinoamericanos sí los suspendieron.

Cuando le pedí a Arturo Sarukhan, el embajador mexicano en Washington, que calificara el desempeño de Obama con respecto a México, me dijo: ``En una escala de 1 a 10, le daría un ocho''.

En general, los funcionarios de la Casa Blanca dicen que lo mejor que puede hacer por la región Obama es resucitar la economía estadounidense. Eso hará crecer el comercio, las inversiones extranjeras y los envíos familiares de Estados Unidos, y acelerará el crecimiento económico latinoamericano y caribeño, según afirman.

Mi opinión: Obama no ha convertido a Latinoamérica en una de sus principales prioridades de política exterior, ni es probable que lo haga. En rigor, no es del todo su culpa: ha tenido que concentrar su energía en revertir la crisis económica que heredó, y no ha podido designar su propio equipo para Latinoamérica porque senadores conservadores del partido republicano le han bloqueado la confirmación de su nominado, Arturo Valenzuela, para el cargo de jefe de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado.

Pero Obama ha logrado cambiar la imagen de Estados Unidos en Latinoamérica, hasta el punto que la mayoría de las encuestas revelan que se cuenta entre los líderes más populares en la región. Ahora el gran interrogante es si usará ese capital político para cumplir su promesa de campaña de ser ``un implacable defensor de la democracia'' y ayudar a los pobres de la región. Yo sigo creyendo que lo hará, aunque --en vista de las circunstancias, y de sus propias prioridades-- estoy algo menos convencido de ello que un año atrás.

4 de noviembre de 2009

Comisión bicameral

FEDERICO REYES HEROLES

Para Carlos Abedrop, autor original de la idea. “...el futuro no protesta”. Carlos Elizondo

Ocurrió lo previsible. Entre prisas, reclamos e imputaciones cruzadas, el Legislativo parió un alebrije fiscal. Además de ser notoriamente insuficiente, el engendro podría producir efectos no deseados. Una vez más se perdió la oportunidad de ir al fondo. Pero hay una diferencia nada despreciable. La negociación del llamado paquete fiscal de 2009 confrontó al Gobierno de Calderón con el sector empresarial como hacía décadas no se veía. “Y si esto es obligado -pagar impuestos, habla Calderón- ...lo es más obligado para quien más tiene y más ha recibido”. Hasta aquí no hay novedad, pero el Presidente remató “...para quien más gana, para las empresas que más ganan... y que rara vez pagan impuestos en el País”. El señalamiento es muy serio. Si Calderón sabe de algún acto ilegal debe proceder. Pero de no ser así estaríamos ante un Presidente que inventó (o le inventaron) un ogro, la salida del desesperado. Los reclamos morales no pertenecen a jefes de estado. El País todavía no se recupera de las anteriores rupturas por ogros.

¿Cómo llegamos aquí? ¿Quién es el responsable? El esquema inicial de “consolidación” fue una agresión. El secretario de Hacienda y su equipo derribaron puentes de negociación y personalizaron el debate. El equipo económico del Gobierno se desmorona. Después de este capítulo será un interlocutor débil. Las impertinentes declaraciones del presidente del PAN fueron un tiro en el pie. Así se desataron los jaloneos en el PRI, gobernadores, diputados y senadores confrontados. ¿Quién salió ganando? Es pronto para saberlo. Lo que queda claro es que el circo legislativo dañó al país. Habrá que observar las consecuencias económicas de la nueva fórmula. Hasta aquí la coyuntura, regresemos a lo estructural.

La discusión de fondo se perdió. El País recauda poco y gasta mal. Son dos problemas que merecen dos soluciones. Podríamos gastar mejor, de manera impecable y aun así el estado sería pobre. Podríamos recaudar más, pero si gastamos mal los dineros nunca alcanzarán. Recaudar más y gastar mejor son metas que no se van a lograr en unas semanas de discusión, ni siquiera en un par de años. Son asuntos que merecen atención sistemática y consistente. De la novatez del equipo del Presidente se ha hablado mucho, de su soberbia poco. Este es el resultado. Pero también en el Congreso el número de diputados con experiencia fiscal es reducido. Agréguese a ello el veneno de los recursos petroleros que nos han vuelto unos perezosos fiscales y también una fuerte dosis de cobardía fiscal. Resultado: un sistema recaudatorio muy poco progresivo, que no alienta la producción, invadido de evasores, complejo, caro y que recauda la mitad de lo que debiera. ¡Genial!

Mientras no arreglemos de fondo el acuerdo fiscal y político seguiremos en lo mismo: un País pobre, un Estado débil, una economía mediocre y mucha injusticia. Eso fueron los Pactos de la Moncloa. Todo mundo alude a ellos como piedra de toque de la transición política española. Pero los Pactos de la Moncloa fueron en esencia acuerdos fiscales. Si seguimos por el mismo camino de aprobar cada año de manera muy apresurada y locuaz el llamado “paquete fiscal” repleto de ocurrencias, si a esa negociación se le suman coyunturas, intereses, personalidades y, perdón, tonterías, nunca llegaremos a un esquema racional de recaudación y de reparto entre los municipios, las entidades federativas y la Federación. De ese asunto, cargado de factores técnicos y de entendimientos políticos de largo plazo, depende la solidez del futuro de México. Más allá del boquete de 2009 está ese gran pendiente nacional.

El senador Beltrones ha lanzado la idea de ir a una reforma fiscal de fondo. Tomémosle la palabra. Voy a la propuesta de Carlos Abedrop. Por qué no pensar en una comisión bicameral, que se instale el primero de enero y que, con tiempo y buena asesoría técnica, elabore un sólido acuerdo nacional que dé cabida abierta a los intereses de la Federación, de los gobernadores, de los municipios, de los empresarios, de los causantes cautivos, pero sobre todo de los pobres del País. Un acuerdo multianual que nos permita poco a poco disminuir la dependencia del petróleo.

Si no incrementamos de manera sustantiva la recaudación, no podremos invertir más en infraestructura, en educación, en salud, en ciencia y tecnología. Si no logramos recuperar la posibilidad de lanzar proyectos de largo plazo que no lleven en la frente un signo partidario, que no dependan de los acomodos de los cambiantes vientos de la política, seguiremos siendo un País de caprichos. Así nunca enterraremos la pobreza y en cambio ahuyentaremos la prosperidad. Seremos responsables del fracaso de un País de parches, de acuerdos fiscales de enanos. Se necesita negociar con tiempo y en serio, con grandeza. El Bicentenario obliga a pensar en ese futuro que no protesta. Llegó la hora.

3 de noviembre de 2009

La componenda

Javier Corral Jurado

En lo que era una necesaria corrección, el Senado eliminó la madrugada del sábado por mayoría de votos de las bancadas del PAN y del PRD, que sumaron 58 votos contra 50, el transitorio de la ley federal de derechos que condonaba del pago de 5,600 millones de pesos a los que resulten concesionarios de una porción del espectro para telefonía móvil de tercera generación. No pasaron 24 horas, cuando en la madrugada del domingo, la cámara de diputados rescató por mayoría de votos de 252 contra 143, el absurdo privilegio fiscal.

Fue una combinación ilógica de actores e intereses políticos. Se formó mayoría con 180 diputados del PRI, con 47 del PAN, 17 del PVEM y 8 de Nueva Alianza. Quienes nos opusimos fuimos 68 diputados del PAN, 4 del PRI, 57 del PRD, 10 del PT y 4 de Convergencia. Hubo 27 abstenciones, 11 del PRI y 14 del PAN.

Revivir la condonación ha echado mano del absurdo: dicen que se trata de fomentar la competencia en un sector que necesita de ese “incentivo”. Se trata de una mezcla de desinformación con una falta de rubor ante la sociedad mexicana. El único nuevo jugador en servicios de telefonía móvil, es el cuasi monópolico concesionario de los servicios de televisión abierta: Televisa. Los demás participantes que han anunciado su interés en esa banda ya están en el mercado, e incluso no podrán ir a los segmentos de 30 mega hertz de la licitación porque rebasarían el límite impuesto por la Comisión Federal de Competencia, de 80 mega hertz, puesto que se trata de un recurso esencial.

Entre los nuevos argumentos que algunos se han sacado de la manga para justificar su aval a la medida es que, finalmente la CFC opinó favorablemente sobre el plazo de gracia de dos años a las empresas de telecomunicaciones.

Dicen que esa opinión los lleva a rescatar el transitorio que les regala a esas empresas dinero público. Quienes usan el oficio suscrito por Eduardo Pérez Mota, tienen el buen cuidado de omitir dos datos fundamentales, como que el mismísimo destinatario de esa opinión, el Senador Gustavo Madero Muñoz, coordinador de los senadores panistas votó en contra de esa exención al igual que la mayoría de los senadores que coordina porque, y he ahí el segundo dato, el documento opina desde el punto de vista de la materia exclusiva de ese órgano, la competencia. La opinión hace una aclaración de entrada: no prejuzga sobre aspectos tributarios o de política fiscal.

Más allá de que la opinión de Pérez Mota sea discutible en el tema mismo de la competencia, pues entre operadores de distintos rangos de la banda del espectro con características técnicas y económicas similares se han producido tratamientos diferentes - por lo que la medida resultaría discriminatoria en relación con el cobro de derechos y aprovechamientos- , lo cierto es que se deslinda de la parte fiscal, que al final de cuentas es el tema central.

La semana pasada escribí en este mismo espacio que la propuesta original del Senador Beltrones era conceder ese periodo de gracia sólo a los nuevos operadores entrantes “para incentivarlos en los años de fuerte inversión”, como si estuvieran tan pobrecitos que necesitaran del subsidio estatal. Pero ese esquema presentaba tal discriminación para los restantes jugadores en la misma banda que era predecible su impugnación legal con todo éxito. Para evitar que por la vía del amparo o de la acción de inconstitucionalidad, Televisa perdiera el cuantiosísimo regalo - pues es la empresa que por lo menos se quedará con uno de los segmentos de 30 mega hertz-, se extendió a los demás operadores y de ello resulta que el Estado mexicano en detrimento de su patrimonio, otorgará también una exención fiscal por dos años a dos de las empresas más rentables de telefonía móvil en el mundo: telcel y telefónica, que irán por sus 10 mega hertz cada una.

El otro argumento falaz, elevado a nombre de la competencia, es que la “subasta” dará un pago fuerte de entrada al erario. Hay incluso quienes hablan de 2 mil a 2 mil 500 millones de pesos. Lo interesante sería saber en qué se basan para decir eso, cuando el precio base determinado por la propia Secretaría de Hacienda de los 90 mega hertz es de 180 millones de pesos. Suponen que habrá puja hasta llegar a los 2 mil millones. Y si esto fuera cierto, la segunda pregunta es si quienes lo afirman, creen que ello es una cantidad mayor que 5,600 millones.

Conforme avanzó la polémica de este tema fue quedando claro que no hay argumento técnico, ni jurídico, ni económico o social que convalide un privilegio fiscal de esta dimensión. Y también fue más claro que la razón de este nuevo intento de atraco a la Nación, es estrictamente política y sus motivos tan absurdos como inaceptables. Se trata de convalidar una negociación del Senador Manlio Fabio Beltrones con Televisa, que por la vía de la exención de derechos, “resarce” la “pérdida” que esa empresa dice tener a costas de la reciente reforma electoral que prohibió la contratación comercial de propaganda electoral. El reembolso busca darse completito y copeteado.

En realidad estamos ante una disputa priísta por determinar quién se erige en el factótum de la relación con la televisión para las elecciones del 2012, y la competencia está, ni más ni menos, en quién le consigue más dinero a Televisa. Manlio no tiene el presupuesto del que Peña Nieto dispone para chorrear millones a la pantalla de la televisión comercial que lo ha inventado, pero tiene ley de derechos, y en el Congreso, él manda.

¿Y qué hace una parte del PAN en esa negociación?. ¿Fortalecer por ahora a Beltrones, en supuesto deblitamiento del gobernador Peña Nieto, para luego fortalecernos nosotros?. ¿Y la dura lección de los resultados electorales del 5 de julio, donde quedaron?.

Entre los que han concurrido de nueva cuenta con su voto, a levantar la exención que ya se había eliminado, varios tienen una clara conciencia de que se trata de una transacción indebida, de una componenda política. Y ahí está el asunto más grave, porque en menos de dos meses de funcionamiento de la nueva cámara de diputados y exactamente a dos del rectificador discurso del Presidente de la República, está apuñaleada la esperanza, nuevamente envenenado el ambiente político en general y entre nosotros los panistas en particular, por seguir consecuentando a los muchachos de la Televisión, que juegan y se ríen viendo cómo ellos pueden poner a operar a su servicio a las cámaras del Congreso de la Unión de la gran Nación Mexicana. Jugando al Monopoly, pero en serio, con el dinero que salga de los impuestos que acabamos de aprobar.