26 de diciembre de 2008

Bernard Madoff: una vida llena de misterio

Por Robert Frank y Tom Lauricella

En su ascenso a la cima del mundo de las inversiones, Bernard Madoff siempre mantuvo un perfil discreto.

Bajo el nombre de dos empresas de aviación, el inversionista mantiene participaciones en dos aviones privados. Tiene un penthouse en Manhattan, una casa de playa en los Hamptons, el balneario donde acuden los ricos de Nueva York, y otra vivienda en Palm Beach. A juzgar por los estándares de los círculos de negocios en los que se mueve, sin embargo, nada de esto es conspicuo. Su yate de pesca de casi 17 metros de largo, Bull, también es más bien modesto.

Al igual que los retornos de sus inversiones, los registros públicos de los puntajes de golf de Madoff llaman la atención por su consistencia: en 20 rondas jugadas entre 1998 y 2000, nunca bajaron de 80 ni superaron 89. "Esta clase de consistencia es muy inusual", señala Michael Hebron, un jugador profesional de golf en Nueva York y Florida, cuando se le solicitó su opinión sobre los puntajes. "Y eso incluso antes de saber a quién pertenecían".

Vea una lista completa de las víctimas.

La carrera de Madoff en Wall Street comenzó en 1960 y acabó el 10 de diciembre, cuando confesó a sus dos hijos su papel en una pirámide financiera. El 11 de diciembre, Madoff fue arrestado en medio de acusaciones de haber defraudado a varias instituciones y personas, según sus propios estimados, en US$50.000 millones. Durante su vertiginoso ascenso, Madoff logró fama y fortuna con sus conexiones, marketing ingenioso y una imagen cuidadosamente cultivada. Conocido como el "tío Bernie" por amigos e inversionistas, fue presidente del Nasdaq, participó en numerosas organizaciones de beneficencia y era una leyenda en los country clubes desde Palm Beach hasta Nueva York.

Madoff, de 70 años, era una persona muy celosa de su privacidad que a veces se sentía incómodo en los eventos sociales, según amigos, colegas e inversionistas. Podía tratar rudamente a sus inversionistas, a los que amenazaba con expulsarlos del fondo si hacían muchas preguntas. Cuando socializaba, lo hacía con un grupo pequeño de amigos cercanos.

Pese a que Madoff pasó a ser una persona que todos querían imitar en la élite que se mueve entre Los Ángeles, Nueva York y Milán, no se sentía parte de ese exclusivo club, señalan personas que lo conocen. Criado en el distrito neoyorquino de clase media de Queens, Nueva York, Madoff nunca terminó sus estudios de derecho y ganó una fortuna en la transacción de bloques de acciones, uno de los negocios tradicionales de Wall Street. Durante una reunión con un inversionista en su oficina este año, Madoff miró por la ventana y dijo: "a veces me hubiera gustado ir a estudiar a Wharton o Stanford", según el inversionista.

"Existe esta imagen de Bernie como alguien realmente extrovertido y amable", dice Richard Spring, uno de los agentes de ventas no oficiales de Madoff en Florida. "Pero es una persona bastante callada y casi incómoda en los círculos sociales".

Este relato de la carrera de Madoff se basa en entrevistas con decenas de amigos, inversionistas y ex colegas, además de entrevistas publicadas. El abogado de Madoff, Dan Horwitz, de la firma Dickstein Shapiro LLC, dijo que estaba prestando su total colaboración a las investigaciones del gobierno "para minimizar las pérdidas en esta trágica serie de acontecimientos". Horwitz declinó referirse a detalles personales de Madoff.

Madoff inició su carrera gracias al dinero que ahorró como salvavidas en Rockway Beach, en Nueva York, e instalador de rociadores de agua, según un artículo publicado en la revista Wall Street + Technology en 2000. Bernard L. Madoff Securities LLC comenzó como una firma que operaba fuera de la Bolsa de Nueva York (NYSE, por su sigla en inglés). Su firma transaba acciones que no cotizaban en la NYSE.

Su gran oportunidad llegó en 1975, cuando se abolieron las comisiones fijas por negociar tales acciones. La nueva normativa incluía un resquicio que le permitió negociar las acciones de las mayores empresas de la Bolsa de Nueva York.

Madoff ejecutaba la compra y venta de grandes bloques de acciones para corredoras como A.G. Edwards & Sons y Charles Schwab & Co. Su ganancia provenía de la diferencia o spread entre el precio de compra y el precio de venta de la acción y atraía clientes mediante una estrategia polémica, pero legal: pagándoles cerca de un centavo de dólar por cada acción transada por su firma.

Aunque el negocio de gestión de activos es el que ha recibido toda la atención, sus primeros éxitos y su reputación se los debe a su poderoso negocio de compraventa de acciones. Hacia fines de los años 90, las negociaciones de su empresa llegaban a representar hasta un 10% del volumen del Nasdaq durante algunas jornadas.

La ventaja competitiva de Madoff‐ en esos primeros años fue la tecnología incorporada con la ayuda de su hermano menor, Peter. Cerebral y reservado, Peter Madoff empezó a trabajar en la compañía en 1970 después de egresar de la facultad de derecho. El sistema les permitía a los operadores de otras firmas comprar y vender electrónicamente a los mejores precios disponibles en el Nasdaq.

Un abogado de Peter Madoff no devolvió las llamadas en busca de comentarios.

Aunque se mostraba abierto a atender a sus clientes de corretaje, Madoff era de alguna forma elusivo con los inversionistas cuyo dinero gestionaba. Aunque algunos lo conocieron brevemente, en la cancha de golf o en alguna reunión social, Madoff tenía la regla de no hablar sobre dinero o inversiones en encuentros sociales, de acuerdo con inversionistas.

Los Madoff casi nunca asistían a los bailes benéficos de Palm Beach, el principal vehículo de la isla para escalar socialmente. Algunos de los agentes de ventas de Madoff que reclutaban inversionistas, tampoco tenían mucho contacto con él.

A medida que su reputación y su riqueza aumentaban, también su estilo de vida. Las vacaciones las pasaba en el sur de Francia, según dos amigos. Su casa en Palm Beach, con vista a la playa, está ubicada en medio de arbustos bien podados y palmeras.

Para llegar a sus casas, Madoff‐ utiliza dos aviones privados de los cuales es codueño. En marzo, adquirió un 50% en un Embraer Legacy 600, para 13 pasajeros y también posee una participación en un Citation X.

El atractivo de Madoff era reforzado por su sentido de la exclusividad: los inversionistas sólo podían unirse a su fondo si eran invitados, y podían ser expulsados en cualquier momento. Cuando un cliente envío un email a un colega haciendo una recuento de una conversación que sostuvo con Madoff, un agente lo llamó y amenazó con expulsarlo del fondo, según el mismo inversionista.

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