El mismo día que el gobierno de la República decretó la alerta sanitaria para enfrentar la epidemia del virus de la influenza, 23 de abril, ocurría también un hecho importante para la vida del país. En el Club de Periodistas de México se desarrollaba la novena asamblea nacional de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), que renovó sus cuadros directivos y analizó bajo la mirada especializada de varios de sus miembros el estado de la legislación en materia de medios de comunicación, particularmente los proyectos de reforma a la radio y la tv que duermen el sueño de los justos en ambas cámaras del Congreso.
La Amedi es importante para el país porque se trata del grupo plural más relevante que se ha conformado en torno de la lucha por la democratización de los medios, y se ha constituido en un referente indiscutible de esa lucha. Ahí se ha logrado reunir —poco tiempo después de las traumáticas elecciones de 2006— a los personajes de mayor prestigio político, jurídico, académico, comunicacional y de organización social.
A lo largo de estos dos últimos años ha consolidado su presencia en la vida pública de México, y con base en el rigor ético y profesional de sus estudios e investigaciones, en el celo de su independencia política, en la imparcialidad partidista que se ha impuesto y en la autonomía en su acción y pensamiento, es ya una voz sonora y una presencia visible en el debate de la nación.
Por más intentos que los intereses comerciales han realizado por sofocar el tema de la necesaria reforma de los medios, la Amedi ha mantenido encendida la llama de la esperanza, y animado bajo distintos enfoques y batallas ese debate como un asunto vital para la democracia.
En una renovación soberana y democrática, esperanzadora, ha tomado las riendas de la Amedi como nuevo presidente del Consejo Directivo, 2009-2011, el prestigiado investigador Raúl Trejo Delarbre, nuestro máximo teórico de la comunicación política en México, y como coordinador del Consejo Consultivo —en sustitución de Miguel Ángel Granados Chapa—, el doctor Néstor García Canclini, otro de los grandes no sólo en nuestro país, sino en América Latina.
De Trejo podemos decir que se trata del personaje que con mayor rigor ético, político y académico ha influido en la conciencia de miles sobre el estudio contemporáneo de la comunicación. Ya en el ejercicio de su responsabilidad en Amedi, convocó a un blog para discutir, intercambiar experiencias y expresar inquietudes y hallazgos sobre el desempeño de los medios ante la epidemia. Respondieron académicos e investigadores de la comunicación y se construyó un interesante diálogo con muy diversos enfoques (http://mediosantelainfluenza.wordpress.com/).
Según Trejo Delarbre, “En términos generales, sería mezquino regatearles a tv, radio y prensa el papel de comunicación que han cumplido con eficacia. Algunos han exagerado pero, en general, las descripciones altisonantes, la tentación del estruendo y las imágenes lastimeras quedaron en segundo plano. Las explicaciones a cargo de médicos especializados en epidemias han acaparado los segmentos. En noticiarios y espacios extraordinarios, televisoras y radiodifusoras han sido puentes entre expertos y sociedad”.
Este enfoque conforma una precisión de lucha política muy importante, que ante tanto abuso y exceso de algunos medios suele olvidarse para todos los demás. Trejo Delarbre lo ha formulado: “La Amedi no está en contra de los medios sino del abuso: queremos una apertura fincada en la investigación y el seguimiento escrupuloso de los asuntos públicos; queremos que se desenvuelvan en plena libertad para desarrollar ciudadanos y no consumidores”.
Es menester saludar ese enfoque y agradecer a Trejo Delarbre, a su nuevo comité directivo y a García Canclini el esfuerzo con el que deciden continuar una tarea indispensable para México: el cumplimiento de un deber cívico en horas difíciles para el país, y ampliamente retadoras para el derecho a la información.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
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