31 de julio de 2008

Libertad, equidad, representatividad

Denise Dresser

Argumentan que no se deben restringir libertades para igualar derechos. Pero, ¿acaso se vale abusar de libertades, como han hecho los medios, para cercenar derechos, incluyendo el de la libertad de expresión?

EPÍGRAFE Para: Héctor Aguilar Camín, Fabián Aguinaco, Luis de la Barreda, Jorge Castañeda, Gerardo Estrada, Teodoro González de León, Ángeles Mastretta, Federico Reyes Heroles, Luis Rubio, Sergio Sarmiento, Isabel Turrent, Leo Zuckermann, et. al.

Asunto: Preguntas para el debate sobre la Reforma Electoral y el amparo que ustedes han promovido ante ella.

1. El tema de la libertad de expresión-

¿La libertad de expresión es el valor fundamental y absoluto que debe ser protegido, por encima de cualquier otro y a cualquier precio? De ser así, ¿por qué hay otros países que le dan prioridad a valores distintos? ¿Por qué democracias desarrolladas como Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania y Australia tienen leyes o han firmado tratados internacionales que limitan la libertad de expresión, prohibiendo, por ejemplo, el llamado "hate speech"?

¿Acaso las autoridades que aplican estas leyes que restringen en cierta medida la libertad de expresión son "censoras" o "inquisidoras? ¿Cómo explicarían los promotores del amparo que en numerosos gobiernos occidentales la promoción de la armonía social a través de la regulación de la opinión es considerada una acción aplaudible? Ustedes apoyan un modelo de libertad de expresión irrestricto y de competencia electoral en el que cualquiera puede contratar publicidad.

Ese modelo, con sus vicios y virtudes, es el que existe en Estados Unidos hoy, pero no es el único ni necesariamente el mejor. ¿Por qué piensan que es el que debería prevalecer en México si existen otras opciones menos caras, menos desgastantes, menos polarizantes? Si tanto les preocupaba el elemento de la reforma que obliga a los partidos a abstenerse de denigrar a sus adversarios, ¿por qué lo dejaron de lado? ¿Por qué no se centraron en el problema principal que contiene la Reforma Electoral: esa norma resbalosa y discrecional que, en efecto, ha generado un sistema complicado y proclive a la sobrerregulación discrecional?

2. El tema de la equidad en la contienda-

¿No sería bueno que los promotores del amparo recordaran lo que ocurrió en la elección de 2006?: más de 700 mil spots de campaña transmitidos en radio y televisión; más de 2 millones de horas de ataques y contra-ataques monitoreadas por el IFE; más de 2 mil millones de pesos desembolsados por los candidatos para aparecer en la pantalla y promocionarse desde allí; más de 280 mil spots de más, no reportados a la autoridad electoral y que nadie sabe quién pagó. ¿No era crucial encarar una crónica de caos, una historia de desorden, una larga lista de excesos e irregularidades pagadas con el dinero de los contribuyentes? ¿No era imperativo reformar un modelo de competencia electoral que en aras de la equidad promovió el abuso, el chantaje y la discrecionalidad? ¿No era urgente reformar las reglas del andamiaje electoral para recobrar la confiabilidad a la cual tenemos derecho? ¿Y no es cierto que la única forma de hacerlo era a través de la prohibición estricta de publicidad, incluso por particulares?

¿No es cierto que el modelo anterior había creado partidos dependientes, pero no de los electores sino de los medios electrónicos, en particular las televisoras? ¿No se volvió políticamente problemático que dos cadenas de televisión recibieran el 80 por ciento de los recursos otorgados a los partidos para sus campañas? ¿No condujo esa acumulación indebida de poder a que tanto Televisa como TV Azteca tuvieran la capacidad para doblegar a las instituciones representativas como ocurrió con la "Ley Televisa"?

Los promotores del amparo consideran que la prohibición de contratar "spots" de radio y televisión es una mala solución. ¿No será que la perciben así porque no comprenden el objetivo sustantivo detrás de ella, que era precisamente quitarle a la clase política la pistola que los medios le ponían en la sien durante cada contienda electoral? ¿No será que minimizan la forma como las televisoras presionaron a Felipe Calderón, entre tantos más, y lo obligaron a apoyar una ley a modo, entre tantos otros ejemplos? ¿Qué solución proponen entonces para resolver ese problema medular del sistema político?

3. El tema de la representatividad del sistema político-

Luis Rubio pregunta: "¡Queremos una democracia representativa en la que los ciudadanos podemos ver a nuestros diputados y senadores como voces y representantes de nuestros intereses o una democracia ´dirigida´ al servicio de los partidos?" ¿No será que antes de la Reforma Electoral aprobada ya vivíamos en una democracia "dirigida", pero por los medios de comunicación, en especial las televisoras, que habían acumulado el poder suficiente para chantajear candidatos, doblegar instituciones, obtener leyes a modo, diluir la representatividad de la democracia?

¿Por qué a la mayor parte de los promotores del amparo no les ha preocupado tanto esa amenaza real al sistema democrático? Los promotores del amparo argumentan que con la Reforma Electoral la clase política consolida su control sobre el país. Y es cierto, pero el objetivo de la Reforma Electoral era precisamente ese: devolverle a los políticos una porción del poder que los medios les habían arrebatado.

En un mundo imperfecto, donde en política prevalece lo que Michael Ignatieff ha llamado The Lesser Evil, el mal menor, ¿no es preferible el dominio de los partidos, con cierta representatividad, al dominio de los oligarcas televisivos que no representan más intereses que los suyos? ¿No será que la lucha pendiente que la clase intelectual debe librar es la democratización de los partidos y no la perpetuación del imperio de los medios?

Jaime Sánchez Susarrey pregunta: "¿Con qué derecho la partidocracia confisca el debate político e intelectual en tiempos electorales y deja a los ciudadanos en calidad de sujetos pasivos y mudos?" ¿No sería bueno también preguntar con qué derecho TV Azteca y Televisa hacen lo mismo, distorsionando y manipulando la información y la cobertura según convenga a sus intereses?

Si la reforma al Artículo 41 Constitucional es "una violación estalinista a la libertad de expresión", ¿por qué han sido tan aisladas o inexistentes las denuncias de los promotores del amparo a otras violaciones a la libertad de expresión, cometidas por quienes controlan los medios? Luis Rubio tiene razón: la democracia mexicana nació coja porque no se modificó el régimen político sino sólo el componente electoral. Y en efecto, el ciudadano es el dañado porque sigue siendo una parte marginal de a vida política.

Pero, ¿realmente la prohibición para comprar "spots" es la razón principal de ese problema? ¿Permitir que los particulares lo hagan es el mejor instrumento para garantizar la ciudadanización? ¿No sería mejor que el Grupo de los 15 canalizara su energía, su talento y su inteligencia a criticar y desmantelar los obstáculos estructurales, incluyendo la concentración mediática, que impiden la democratización profunda del país?

Leo Zuckermann escribe que él no controla el espacio de las televisoras y por ello no puede garantizar que el debate en torno a esos temas se dé allí. ¿Pero acaso no tiene libertad absoluta para seleccionar a los invitados y los temas en el programa "Entre Tres" que conduce en TV Azteca? Y si ese no es el caso, ¿no le preocupa a él y a los otros promotores del amparo el déficit de deliberación pública y ciudadana sobre la Reforma Electoral en los espacios televisivos? ¿No es sintomático el veto persistente a defensores de la reforma electoral? Héctor Aguilar Camín argumenta que no se deben restringir libertades para igualar derechos. Pero, ¿acaso se vale abusar de libertades, como han hecho los medios, para cercenar derechos, incluyendo el de la libertad de expresión?

Creel: el espejo de todos

Javier Sicilia

Proceso-No es novedad -lo hacen con frecuencia con los rostros de las víctimas o de los criminales- que una de las compañías del duopolio televisivo haya borrado de la pantalla chica los rasgos de Santiago Creel. La práctica, a pesar del escándalo que generó, es un lugar común del mexicano, que el alzheimer social nos hace olvidar y que la popularidad de Creel -un hombre mediático-vino a recordarnos: el ninguneo. El Diccionario de la Real Academia le da dos acepciones: 1) no hacer caso de alguien, no tomarlo en consideración; 2) menospreciar a alguien. Octavio Paz, quien en El laberinto de la soledad popularizó el término, lo definió mejor: "una operación que consiste en hacer a alguien ninguno", aplanarlo, disimular su existencia, hacerlo fantasmal, desaparecerlo para no enfrentar su presencia o su crítica; una manera simbólica y psíquica de asesinarlo, de prepararlo para su muerte real, de excluirlo del mundo de los vivos, es decir, del mundo que define el poder.

En este sentido, el rostro borrado del senador Creel funciona como un espejo de esa práctica común y terrible del poder en México. En su ausencia de rasgos, en su amputación del rostro, miramos el acto que el poder realiza sobre todos aquellos que le son incómodos, desagradables, extraños: indios -recordemos la forma paradójica en que, a través de la máscara que oculta el rostro, el zapatismo hizo visible al indígena-, disidentes -que el poder iguala bajo el rostro desfigurado de la palabra criminal-, opositores, hombres comunes. Para el poder, ellos no tienen rostro, son una mancha en medio de seres que merecen una presencia, un lugar en el cosmos político; una realidad desagradable que hay que borrar, aplanar, desfigurar hasta volverla ninguno; una evidencia prescindible.

El acto del ninguneo es así un esfuerzo del poder por acabar con cualquier projimidad, con la idea de que, como lo mostró Levinas, existe de un hombre a otro una solidaridad, "una exigencia más antigua que cualquier decisión memorable" de que el prójimo, el otro, antes incluso de ser identificable y cualquiera que sean sus orígenes o sus cualidades, nos hace escuchar en su desnudez sin defensa, en su debilidad absoluta, el mandamiento paulino: "No harás acepción de personas".

Para el poder, por el contrario, es esa noción de prójimo la que no debe existir. Su debilidad -que lo agrede, que le estorba su "derecho" a apropiarse, a apoderarse, a desplegar su fuerza afirmativa- debe ser borrada para que sólo perviva la elegancia afable y dura, inane y poderosa, deseable -hasta producir frustración y vergüenza entre quienes han sido borrados- del "canal de las estrellas" y de la clase política y empresarial, siempre pulcra y bien alineada, siempre antojable e inaccesible en su poder; siempre llamada a ser servida y nunca cuestionada.

Mientras Creel era fuerte y servía a los intereses del poder, tenía el derecho a existir, a llenar la pantalla chica con su presencia de gentleman, de hombre afable y poderoso; no importaba que su pudrimiento de cristiano oliera peor que las malas hierbas; para el poder era perfume. Cuando volvió a su humanidad, a su integridad de hombre, sus ropas "totalmente Palacio" se volvieron garras; su encantador rostro, una presencia sin rasgos; sus maneras chic -dignas de aparecer en ¡Hola! y en los programas de escándalo mediático del duopolio televisivo-, volutas de humo, memoria enterrada en el periódico de ayer.

El rostro sin rasgos de Creel es el espejo del México negado y desfigurado; el rostro de las mayorías, anonimizado, ninguneado y perseguido por el poder y sus aparatos mediáticos. Borrar y excluir. Este doble acto, en apariencia funcional de la actividad mediática, retira de las personas el misterioso privilegio que les confiere su rostro. Lo que existe a título de realidad única e irremplazable -parafraseo a Alain Finkielkraut- es degradado a rango de ausencia, de ninguno; lo que en su condición de prójimo tiene el poder de avergonzar, de inhibir en otro el impulso asesino y de transformar la espontaneidad humana de ocupar todo en mala conciencia, es convertido en una mancha sin rasgos, en una presencia sin presencia.

Borrados y excluidos, ya sea en una pantalla casera, en la memoria del papeleo burocrático, en la ceguera ideológica que nubla la realidad del prójimo bajo el rostro de la abstracción, los seres humanos pierden a la vez la especificidad y la semejanza que los distingue unos de otros y que los aproxima, que los aprojima. Ni semejantes ni diferentes, se vuelven ninguno, y así se les hace anticipar la identidad radical a la que los reducirá la muerte. Bajo el reino de la administración mediática, el ninguneo -esa práctica mexicana que nos ha perseguido por siglos- ha sabido liberar del trato con los hombres los riesgos de la relación directa y los escrúpulos que pueden nacer de la projimidad, para practicar cómodamente la exclusión y la persecución.

Sólo en un mundo sin rostros, como el que realiza el duopolio televisivo y practica el poder político, el nihilismo, que comienza a acompañar la vida de las mayorías, puede llegar a establecer su ley.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO, y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca.

TELEVISORAS, AMENAZA MAYOR

Javier Corral Jurado al comentar el libro de Manuel Espino:
TELEVISORAS, AMENAZA MAYOR QUE EL PROPIO MANLIO
"Señal de Alerta" es preventivo, no ataca a Calderón; preocupantes las concesiones a Elba Esther, advierte



(AMEDI)- México, DF; 29 de julio- Como lo advierte Manuel Espino en su libro “Señal de Alerta”, Manlio Fabio Beltrones puede ser un riesgo de regresión para la vida democrática del país pero existen otras amenazas graves como los poderes fácticos, la connivencia con los monopolios, el sometimiento del Estado a las televisoras, o que al PAN "no le importe hacer pactos con el diablo para ganar una elección”.

Así lo señaló Javier Corral Jurado, presidente de la AMEDI y comentarista del libro de Manuel Espino en donde aclaró de entrada que su asistencia al evento no representaba la creación de ninguna nueva corriente en el PAN o menos alguna traición a sus principios como ocurrió con algunas maliciosas interpretaciones formuladas para crear confusión.

“Comentar un libro no es avalarlo en todo, es un ejercicio de análisis crítico. Están acreditadas las diferencias entre Manuel Espino y yo desde hace años, hemos discutido con dureza, pero siempre hemos dialogado y algo que no podría regatearle a él ni él a mí es que siempre nos hemos dado la cara. Ideológicamente no comparto muchas de sus posiciones, a él muchos lo ubican a la derecha del PAN y a mí a la izquierda, o lo ubican como conservador y a mi liberal”.

Abundó: se puede comentar un libro sin claudicar. Acepté esta invitación motivado por la necesidad de discutir los asuntos públicos. Precisamente por eso son públicos, porque son asuntos que atañen a todos y no solo a una cofradía política.

Y criticó que como suele suceder en la política nacional a Espino se le haya querido convertir en el “villano favorito” de muchos males, hija del ambiente de crispación política ensanchada en gran parte por Andrés Manuel López Obrador y que ha generado una cultura del encono que más tarde lleva al linchamiento.

Reconoció que el libro de Espino no es un ataque al gobierno de Felipe Calderón sino, en todo caso, una advertencia para los riesgos que enfrena el partido en el poder, sobre todo el otorgar excesivas concesiones al propio Beltrones o a la maestra Elba Esther Gordillo.

“No es un libro que ataca al Presidente, ni mucho menos al partido”, subrayó y alertó que el PAN pueda caer en el “pragmatismo y en el electorerismo” que tanto criticaron los fundadores, “porque la unidad verdadera es la lealtad a los principios y no agarrarse de las manos y posar para la foto”.

No obstante, criticó la reciente frase del dirigente del CEN del PAN, en el sentido de “guanajuatizar” al país, habida cuenta las diferencias entre el panismo en general –y más aún el liberal como el norteño- y el de grupos ultraconservadores como el Yunque.

“El encumbramiento que se le da a Manlio Fabio Beltrones no prestigia al Gobierno de Felipe Calderón, es absolutamente cuestionable, no milita en el interés público, siempre se ha movido por sus intereses, por sus negociaciones: por ello digo en conclusión que en efecto las palabras de Espino sobre el caso de Beltrones hacia Calderón son más que preventivas”.

Coincidió con Espino en que es cuestionable el papel de definidor legislativo que le ha conferido el propio Presidente a Beltrones, ya sea para posponer la reforma de los medios o ahora la iniciativa de la reforma de Pemex.

También coincidió con Espino en el sentido de que el gabinete en términos generales no le ayuda demasiado al Presidente, sino que por el contrario “queriendo interpretar sus fobias y filias he hace un enorme daño…No sé si se trata de un equipo bisoño o asustado al que rápidamente el poder los ha mareado”.

Agregó que "el Presidente Calderón ha privilegiado procurar la sobrevivencia del país como su principal reto de gobierno, pero ha vuelto a correr el riesgo -como lo hizo Fox- de postergar otros problemas como los monopolios económicos y los políticos".

Dijo que sería lamentable una regresión política en la Cámara de Diputados y sobre todo a la Presidencia en el 2012 y cominó a que "antes de condenar el libro, como algunos ya lo han hecho, se tuviera por lo menos el cuidado de leerlo antes".

Así como Espino advierte al Presidente “así quisiera yo prevenirlo. Si las reformas contra los monopolios no pueden ser contundentes en este momento habría que realizar las acciones no para que las erradique sino para marcar el rumbo por el que país debe transitar en los años por venir”, dijo Javier Corral y concluyó pronunciándose porque, presentado por su autor como una tarjeta amarilla, “no llegue en su segunda edición en tarjeta roja”.

(SE ADJUNTA LA VERSIÓN INTEGRA DE LA INTERVENCIÓN DE JAVIER CORRAL)

Participación de Javier Corral Jurado En la Presentación del Libro de Manuel Espino Barrientos, “Señal de Alerta: Advertencia de una regresión autoritaria”, que se llevó acabo en el Hotel Camino Real de la Ciudad de México el día 29 de julio de 2008.

Gracias por invitarme a presentar este libro. Bueno, realmente no sé si debo agradecer la invitación, porque el haber aceptado ha generado algunas maledicencias, y para tratar de desanimar mi presencia aquí, se han hecho maliciosas interpretaciones que han logrado generar alguna confusión. Se ha sobredimensionado el hecho y eso al momento que me preocupó, me animó más a hacerlo, sobre todo porque sé perfectamente de donde vienen esas descalificaciones.

Comentar un libro no es avalarlo en todo, ni podría asirme al pensamiento de su autor. Es un ejercicio de análisis crítico. El hecho de aceptar una invitación a comentar un libro que sale a la venta es más un signo de civilidad que de zalamería. Digo esto porque están acreditadas las diferencias entre Manuel Espino y yo desde hace años.

Nos hemos combatido con dureza, pero siempre hemos dialogado, y algo de lo que no podría regatearle a él, ni él a mí, es que siempre nos hemos dado la cara. No hemos necesitado de ninguna correa de transmisión de intrigas para plantear nuestros diferendos.

Ideológicamente no comparto muchas de las ideas y las posiciones de Manuel Espino. A él la gente, y no solo yo, lo ubican a la derecha del PAN y a mí a la izquierda. O mejor dicho conservador a él y a mí liberal.

Se puede comentar su texto sin que represente una claudicación en lo que he creído y por lo que he luchado. Advirtiendo que esto no es el inicio de una alianza dentro del partido al que pertenecemos. Ni tampoco un viraje mío o de Manuel hacía una corriente nueva dentro del PAN. Me causa risa que incluso se diga que me acerco al Yunke, que no necesariamente es la posición orgánica de Manuel. Son otros los que quieren Guanajuatizar al país.

Acepté esta invitación motivado por la necesidad de discutir los asuntos públicos. Precisamente por eso son públicos, porqué son asuntos que atañen a todos y no solo a una cofradía política.

Es decir espero que en el libro no se lea lo que no está escrito, ni de este acto se oiga lo que no se ha dicho. No se busquen interpretaciones ocultas ni mensajes indirectos. No es mi estilo prefiero mantenerme en lo que significan las palabras y en la trasparencia de las intenciones. Esta aclaración la traigo a esta reunión porque en el momento que fue anunciado que yo sería uno de los comentaristas del libro de Espino, recibí algunos correos acusándome de traidor. Sí de traidor y aun no entiendo a quién le robé algo o a quién le entregué secretos del PAN. No entiendo que por leer y expresar mis puntos de vista de una lectura me vaya al lado del adversario. Y me convierta en enemigo de las causas por las que he luchado.

Me parece que esta visión es profundamente intolerante. Hija de la crispación que estamos padeciendo entre los partidos y al interior de los partidos. Creo que este clima que padecemos lo ha ensanchado López Obrador con su crítica diaria en contra de todos los que piensan distinto a él. Pero lo más delicado, y ahí debiéramos preocuparnos, resultó que el terreno fue fértil en diversos lugares y momentos al odio, al abucheo y a la rechifla callejera. La cultura del encono vive actualmente en los partidos, en los medios, en el Congreso. Y tarde que temprano lleva al linchamiento.

Vivimos lo que decía George Orwell que las sociedades personifican sus odios y frustraciones en seres concretos: los villanos favoritos. Toda la frustración que se sufre tiene un responsable. Todo el mal, aun este sea ajeno, es causado por alguien malévolo que desea la desgracia ajena. En el PAN, hay que decirlo abiertamente, Manuel Espino se ha convertido en una especie de villano favorito, aun cuando no le sean propios los males de los que se le acusa.

Cuando vi por primera vez el linchamiento contra Salinas de Gortari asumí como cierto lo que se decía pero después fueron otros los villanos de los mexicanos.

Dados estos prolegómenos permítanme comentar lo que pienso del libro de Espino, y decir con toda claridad en lo que estoy y no, de acuerdo. El libro recoge una historia que de alguna manera me vincula: fui el primer enviado del CEN en el Estado de Sonora, antes de Manuel, y por mandato del CEN que encabezaba entonces nuestro actual Presidente de la República Felipe Calderón; realicé un diágnóstico sobre la compleja situación del panismo allá, de la división tan fuerte que se avizoraba. En el informe que entregué al CEN – de cuyo documento tengo copia -, ya advertía de la influencia y quizá la penetración del entonces Gobernador Manlio Fabio Beltrones en la vida interna del partido.

Manuel llegó allá para reorganizar al partido y relanzarlo a la lucha electoral por la Gubernatura del Estado, que prescindió de las figuras más renombradas del panismo sonorense para la candidatura, por decir sólo dos personajes que me merecen respeto: Ramón Corral y Adalberto Rosas López.

El libro es una especie de crónica personal de todo el trabajo realizado, enfrentándose a uno de los priísmos más primtivos como el que representa el hoy Senador de la República, Beltrones. Y da cuenta de las redes de complicidad que operaron contra ese esfuerzo, en un ambiente de impunidad, de intimidación, de cooptación y de chantaje.

Denuncia el control de medios ejercido por el gobierno de Beltrones, y el método abusivo y perverso del espionaje ilegal, del que por cierto hoy se dice víctima, el que según Espino, fue victimario del manejo interno del partido y la vida privada de los panistas en aquel Estado.

Con la experiencia de haber enfrentado al que Espino presenta como “heredero de la peor tradición político-policiaca que aún entre los autoritarios del pasado se considera dura”, es absolutamente comprensible que el autor cuestione e impugne el papel de definidor de la agenda legislativa, que el gobierno del Presidente Calderón le ha conferido. Que se le permita actuar como la última palabra en las reformas estructurales del país, ya sea para posponer la reforma de medios, o bien para que ahora la reforma energética que se discuta sea la iniciativa Beltrones, con la cual entre otras cosas quiere ni más ni menos que nombrar a todo el directorio de Petróleos Mexicanos.

Es explicable que se busque la negociación entre el gobierno y la oposición. Es más, es un deber de una política democrática. El quid de la negociación es hacerlo con una visión de futuro. Medir las consecuencias de los actos políticos, incluyendo las negociaciones que se realizan. Y en efecto, el encumbramiento que se le da a Beltrones no prestigia al Gobierno de Calderón, porque es absolutamente cuestionable su manejo político, no milita en el interés público, siempre movido por sus intereses, sus negociaciones de grupo.

En efecto, las palabras de Espino hacía Calderón en el tema de Beltrones son más preventivas.

En lo que me parece que Manuel exagera, es concederle a Beltrones tanto poder, y pensar que puede ser el sucesor de Felipe Calderón. Manlio es un político desacreditado, con pocas posibilidades de llegar a ser candidato; por supuesto que sería magnifico para Acción Nacional repetir un fenómeno como el que se produjo con Roberto Madrazo. En todo caso lo que hace es encarecer hacia el interior de su propio partido la negociación mediante una postulación sin asidero popular, sólo con el respaldo del Gobierno Federal.

Dice Manuel que ese sí, sería un peligro para México, y es donde centra su advertencia de regresión autoritaria. Diría que esta es la parte medular del texto que hoy presentamos.

Pero luego a lo largo del libro hay una serie de advertencias a Acción Nacional, esto es, a todos sus militantes; Manuel va entremezclando en su relato muy local, una serie de críticas y cuestionamientos a prácticas que en el partido tienen carta de naturalización, y son de autentica factura priísta. La manera en que nos ha invadido el pragmatismo rampante, y el amiguismo en la definición de candidaturas; el cortoplacismo en la toma de decisiones.

A mí es uno de los temas que más me preocupan en el partido y de los que más me llaman la atención del libro de Manuel. Como todo se ha supeditado al electorerismo que tanto criticaron los fundadores. Como se ha ido perdiendo eso que denominamos mística panista. porque entonces, en política panista, no sólo contaban los resultados electorales, sino que como dijo Don Manuel “en ámbito más ancho y elevado, del que la política no es sino dependencia, otros son los datos de la cuenta y otra la medida de valor”.

En el libro también hay reproches continuos al equipo de Calderón, y una queja profunda sobre los ataques que se le lanzan desde la oficina de Comunicación de la Presidencia de la República, a su desempeño, primero como Presidente nacional del PAN, y ahora como Presidente de la ODCA. De hecho aclara algunos temas que a mi me han resultado reveladores, en relación con el manejo de medios que se dio en torno de esos mismos temas. Sería interesante que antes de condenar el libro, como algunos ya lo han hecho, se tuviera por lo menos el cuidado de leerlo antes.

Yo crítiqué dura, acremente a Espino por las negociaciones con Elba Esther Gordillo. Ahora me entero que no sólo no permitió intercambio alguno de posiciones desde el CEN, sino que se opuso. Y miren la gravedad de no tener escrúpulos para escoger aliados, la manera cínica como ayer la mismísima aliada presidenta vitalicia del SNTE, vulnera y vuelve a inquietar al país al poner en duda la elección del 2006. Dijo delante del Secretario de Gobernación y de la Secretaria de Educación Pública, sin respuesta alguna de ninguno de los dos: “Nada mejor, ni nada más útil que la verdad: transparencia y rendición de cuentas quiere decir que todo aquello que hemos hecho, no que han hecho, que hemos hecho a valores entendidos en beneficio de la política, por la política electoral, se erradique”.

Si el libro de Manuel no tiene ’ocultos propósitos’ como dijera Don Manuel, puede contribuir a crear una conciencia sobre esos riesgos, si es genuino puede ser util. No es un libro que ataque al Presidente, ni mucho menos al partido. Si pone énfasis en algo que varios hemos criticado, un equipo bisoño que no ayuda al Presidente, sino que queriendo interpretar sus fobias y filias le hacen enormes daños. No sé si se trata de un equipo bisoño, o asustado, al que muy rápidamente se le subió el poder, debido a su juventud, pero sobre todo a su poca experiencia en la adminitración pública.

Espero que este trabajo editorial que ha sido presentado por el autor como una tarjeta amarilla, no llegué a su segunda edición de tarjeta roja. Sería lamentable para el país una regresión priísta en la Camara de Diputados, y por supuesto que lo sería mayor el regreso del PRI en el 2012..

El momento del país es difícil: por un lado una lucha contra el narcotráfico a la que no se le ve final; por el otro la necesidad de una serie de reformas para destrabar el estancamiento económico que padecemos. Para mejorar la democracia del país.

El Presidente Calderón ha privilegiado procurar la sobrevivencia del país como su principal reto de gobierno, pero ha vuelto a correr el riesgo – como lo hizo Fox -, de postergar otros problemas como los monopolios económicos y los políticos, como son los sindicatos corruptos que hoy esquilman los servicios públicos o las empresas gubernamentales.

Así como Manuel le advierte a Felipe Calderón así yo también lo prevengo y en todo caso apuntaría que si las reformas contra los monopolios no pueden ser contundentes en este momento, habría que realizar acciones no para que los erradique sino para marcar el rumbo por el que el país debe transitar en los años por venir.

México ha hecho avances importantes en materia política pero necesita continuar la democratización en dos renglones: lo social y lo económico. Sí, Manlio puede ser una amenaza de regresión, pero hay otras verdaderas amenazas que están en los poderes fácticos, en el sometimiento a las televisoras, en la connivencia con los monopolios, en el riesgo de que el PAN caiga en el pragmatismo y el electorerismo que tanto criticaron os fundadores, de que reproduzca el modelo de subordinación priísta al Presidente en turno; que no le importe hacer alianzas hasta con el diablo por ganar una elección.

La unidad verdadera es la lealtad a los princpios, no agarrarse de las manos y sólo estar juntos para la foto; es la congruencia con las aspiraciones. No hay unidad posible sin lealtad al origen de Acción Nacional.

29 de julio de 2008

Ciudadano del mundo

Javier Corral Jurado

“Barack Obama conquistó el corazón de decenas de miles de europeos, jóvenes en su gran mayoría, que le aclamaron ayer en Berlín como al líder imprevisto que puede devolver al mundo el optimismo del que hoy carece”. Así empezó su nota Antonio Caño, enviado especial del diario español El País que consignó el encuentro del candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos en Berlín, ante 200 mil personas. Es el trazo exacto del sentimiento esperanzador que suscita la fuerza de la palabra del candidato, frente al momento decepcionante que vivimos de la política en general.

Asistimos, bajo una inercia brutal, a un momento crepuscular; la nuestra parece ser una época de demolición de lo público en lo estatal, de lo ético en lo político, de lo moral en lo social. El principal rostro de esa decadencia es la prostitución de la palabra, y ahí está el derrumbe de todo lo demás. Decimos cosas en las que no creemos, hacemos cosas en las que no pensamos.

Dos amigos me han escrito parrafadas extraordinarias de esa sensación. Francisco Barrio me recuerda que el presidente Vaclav Havel, definió como el mayor problema de la República Checa, el de la ‘contaminación moral’, que durante décadas de dictadura comunista “todos nos acostumbramos a decir cosas que no se corresponden con lo que pensamos; y como no decimos lo que pensamos, entonces aprendimos a no creerle a nada ni a nadie; y, si no creemos en nada ni en nadie, ¿por qué habríamos de comprometernos con algo o con alguien?”.

Por eso Obama, un abogado de barrio de la raza que hace apenas 40 años era discriminada y hoy está a una nariz del poder que la supeditó; un egresado de Harvard que no se fue a las corporaciones sino al servicio social comunitario y de allí brincó a la política, hace resurgir la esperanza y el optimismo de creer en algo y en alguien, porque ha vuelto a hacer de la palabra fresca y el ideal continuo, instrumentos de su oferta de cambio en la política norteamericana, autoproclamado “ciudadano del mundo”. Porque surge imbatible la excelsa oratoria que tiene su base en lo que se cree y piensa.

Cuanta razón tiene Héctor Chávez Barrón, mi otro paisano: “El caso de Obama nos debe estimular y enseñar que no es la dureza la que quiebra la indeferencia y el egoísmo sino la sencillez de la verdad. La congruencia con nuestros principios es la que nos redime de este mundo que con frecuencia nos ahoga”.

Pienso en Obama, y a mí también me conmueve la ilusión, y me abruma a la vez: cuánta responsablidad tiene en sus espaladas este hombre tan joven.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

28 de julio de 2008

Falsa consulta

Macario Schettino

En breve: un partido político que tuvo que anular su elección interna, después de cuatro meses de conflicto, debido a la cantidad de irregularidades que en ella se presentaron, organiza ahora una consulta “ciudadana” a matacaballo, en la que ni siquiera hay tinta indeleble en 10 de las 11 entidades en que se realiza. Cinco de ellas, por cierto, gobernadas por el partido que las organiza. Han hecho uso de recursos públicos, del IEDF, en un evento público que la ley no autoriza, con la complicidad del presidente de ese instituto, sin duda agradecido con quienes le salvaron la chamba.

En esa consulta se pone a consideración del votante un par de preguntas, ambas muy generales, y la primera con una premisa falsa. No se tiene padrón de votantes, ni hay observadores interesados en las dos respuestas posibles.

Es interesante notar que una consulta con estas características tiene menor validez que una encuesta que se aplicase en esas mismas entidades. Y mucho menos que una encuesta nacional, evidentemente.

Al momento de escribir estas líneas, la consulta avanza sin mayores complicaciones. Hoy usted sabrá ya cuántos asistieron a votar, y cuál fue la opinión mayoritaria de estas personas. No podrá saber si los datos que se le ofrecen son ciertos, porque el ejercicio no cuenta con las condiciones mínimas de certeza: no hay contrincantes involucrados, no hay independencia del gobierno, no hay un organismo ciudadano vigilante. Dicho de otra manera, será igual que las elecciones que vivíamos en México hasta mediados de los 90.

En esto, como en tantas otras cosas, el partido no puede dejar atrás su origen. En defensa de uno de los bastiones del nacional-corporativismo, la consulta se organiza como siempre se hicieron las elecciones en ese régimen autoritario. Pero, también como entonces, le dirán que lo hacen pensando en usted, que el Estado lo cuida, que están defendiendo sus intereses. Lo están engañando exactamente igual que el régimen de la Revolución lo engañó por décadas, diciendo que la justicia social era su objetivo, que la soberanía los guiaba, que todo lo que hacían era un sacrificio por el bienestar de los mexicanos.

Ya usted sabe bien cuánta falsedad contenían esos discursos. Ya usted sabe que México fue un fracaso durante el siglo XX por sostener ese tipo de tonterías que hoy defienden con ejercicios tramposos y con movilizaciones agresivas. Quieren una restauración autoritaria. Pero la verdadera consulta es en 2009. Y en ella dejaremos atrás el oscurantismo patriotero. No se deje engañar.

Profesor de Humanidades del ITESM-CCM

Ciudadano votando en repetidas ocasiones en la consulta

25 de julio de 2008

Ebrard, una estrella más de Televisa

(apro).- Al igual que el gobernador del estado de México, Enrique Peña, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, es ya una “estrella” más de Televisa.

Y es que este lunes el propio funcionario capitalino apareció en el espacio de variedades conducido por Andrea Legarreta y Ernesto Laguardia, Hoy, desde donde Ebrard habló sobre la consulta petrolera e invitó personalmente al público a sumarse a la iniciativa impulsada por Andrés Manuel López Obrador que se llevará a cabo, en su primera etapa, este domingo 27 en el DF y los estados de México, Guerrero, Morelos, Tlaxcala, Baja California Sur, Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo.

Días antes de la presentación de Ebrard en el Canal de las Estrellas, los propios conductores de programas de espectáculos y deportivos habían echado a andar una campaña de promoción sobre la consulta petrolera financiada por el GDF, en colaboración con el PRD.

“Vengo a invitarlos a la consulta que tendremos el próximo domingo, vamos a instalar 5 mil 600 casillas que van a estar abiertas de las 8:00 a las 18:00 horas", señaló Ebrard en entrevista con Legarreta.

En el programa televisivo, el jefe de Gobierno del DF resaltó que la iniciativa permitirá que la gente opine sobre un tema tan importante como lo es Petróleos Mexicanos (Pemex).

"Este domingo vamos a tener la consulta sobre la reforma energética, es la primera vez que se hace una consulta de este tipo para que la gente pueda opinar”, indicó.

El tema principal, dijo, es qué hacer con Pemex, qué hacemos con los hidrocarburos, que representan actualmente 40 por ciento del presupuesto federal.

Así mismo, explicó que su gobierno invitó a participar al Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) para que instalaran los centros de votación y contaran los votos de la ciudadanía.

Fue breve su aparición en las pantallas de Televisa, pero Ebrard aprovechó el tiempo para promover la consulta energética, un hecho ni el promotor de la idea, López Obrador, ha podido hacer hasta ahora.

Al concluir una gira por Tepic, Nayarit, el pasado 2 de marzo, el excandidato presidencial dijo: “quiero hablar en la televisión sobre el caso del petróleo. Estoy esperando que me llamen para ofrecer mis puntos de vista, porque se supone que debe haber un periodismo plural y abierto, y tenemos derecho a expresarnos”. Eso nunca sucedió.

Se destapa para el 2012

Antes de promover la consulta petrolera en Televisa, Marcelo Ebrard Casaubon destapó ayer en Estados Unidos su aspiración para contender por la Presidencia de la República en 2012.

En entrevista difundida por el programa Al Punto de la cadena estadounidense Univisión, el jefe del GDF admitió abiertamente que buscaría la silla grande dentro de cuatro años, aunque reconoció: "soy consciente de que es muy lejos de mi trabajo en la ciudad".

El presentador Jorge Ramos le preguntó sobre sus aspiraciones políticas, concretamente por la posibilidad de que busque la presidencia, a lo que el perredista respondió: "sí aspiro".

Añadió: "Un gobernante que diga que no aspira (a ser presidente) está mintiendo".

Aunque dejó en claro que sus aspiraciones están sujetas a que su protector político, López Obrador, no esté mejor posicionado que él en las encuestas.

24 de julio de 2008

Caprichos mediáticos

Jesús Cantú

Los concesionarios de las televisoras conocen perfectamente las limitaciones de la actual legislación en materia de radio y televisión; sabedoras de que las sanciones son mínimas, de manera reiterada aprovechan sus vacíos o violan diversas disposiciones.

En primer lugar, están al tanto de que las causas de revocación establecidas en el artículo 31 de la Ley Federal de Radio y Televisión (LFRT) nada tienen que ver con los contenidos que transmitan o dejen de transmitir, y se limitan básicamente a aspectos técnicos y de propiedad; en segundo lugar, saben que las multas establecidas en la legislación tienen un tope máximo de 50 mil pesos. En el caso de la eliminación digital de la imagen de Santiago Creel, la penalidad económica es de sólo 5 mil pesos.

Hasta ahora, el poder de las televisoras se había manifestado por la vía de la acción o la omisión; es decir, la presencia reiterada de un personaje político o su virtual desvanecimiento de la escena política por la vía de su desaparición de las pantallas televisivas. Sin embargo, el duopolio no se había atrevido a utilizar las nuevas tecnologías de manipulación digital para eliminar imágenes.

La acción contra Creel demuestra hasta dónde pueden llegar las televisoras, así como su profundo desprecio por las normas y las autoridades. Es la demostración cabal de que no existen mecanismos legales capaces de regular su actuación.

En el pasado, la ausencia de normas claras, precisas y expresas era condición sine qua non para la existencia del régimen autoritario mexicano. Ese era precisamente el espacio discrecional que los monarcas sexenales utilizaban para premiar a los amigos y castigar a los no tan amigos. Sin embargo, la desaparición del presidencialismo metaconstitucional y de su poder absoluto no dio paso a instituciones fuertes, y los poderes fácticos son los beneficiarios de estos vacíos.

Los papeles se invirtieron y en la actualidad el duopolio televisivo da o quita prebendas. Los políticos gozan sus beneficios y sufren las consecuencias, en relación directamente proporcional con su cercanía o lejanía de los concesionarios.

Las televisoras tratan a los políticos según éstos se comportan en los asuntos que les afectan de manera directa. Cuando buscan proteger e incluso acrecentar los privilegios de los concesionarios, su aparición mediática positiva se intensifica. Pero si osan cumplir su compromiso con la nación y el electorado, son víctimas de feroces ataques y sus apariciones mediáticas positivas o simplemente informativas disminuyen o desaparecen.

Impunidad

Santiago Creel ha estado en las dos situaciones: entre los privilegiados, cuando en mayo de 2005 entregó a Televisa los permisos para abrir 130 casas de juego a lo largo y ancho del país; y entre los castigados, al aprobar las reformas a la legislación electoral que prohibió la propaganda electoral pagada en radio y televisión; así mismo, impulsó las reformas a la LFRT para llenar los vacíos y actualizar las sanciones, aunque fuese sólo parcialmente.

La acción de Televisa contra el legislador fue grotesca y, por lo mismo, irritante. Es una muestra más del poder de las televisoras y un anticipo de lo que puede ocurrir si no se corrige la obsolescencia de la legislación en la materia. Hay que estar conscientes de que las pantallas de televisión y las frecuencias de radio están saturadas de contenidos que en otros países están prohibidos o al menos regulados.

La transmisión de propaganda encubierta, la parcialidad noticiosa y las transmisiones engañosas forman parte del quehacer de la televisión en México, y es abismal la distancia de la normatividad mexicana en la materia respecto de las vigentes en otros países.

En Estados Unidos, la norma 73.1212 del Código Federal de Regulaciones establece que los concesionarios deberán anunciar cualquier patrocinio o pago, parcial o total, que hubiesen recibido en efectivo, en especie o la simple promesa del mismo por elaborar o transmitir cualquier material.

La Comisión Federal de Comunicaciones de este país elaboró el manual El público y la televisión, en el que se indica que si "durante la presentación de puntos de vista en un asunto controversial de interés público, alguien ataca la honestidad, el carácter o la integridad de una determinada persona o grupo, no debe transcurrir más de una semana para que la estación dé a conocer los siguientes datos: (1) fecha y hora de la transmisión; (2) transcripción o resumen preciso del ataque, y (3) ofrecimiento de una oportunidad razonable para que (el atacado) responda al aire". Exactamente prevé lo mismo para el caso de editoriales o comentarios sobre candidatos a un puesto de elección popular.

La Ley de Comunicaciones estadunidense establece que cuando un candidato oficial utiliza el espacio informativo o de entrevistas de una estación, ésta le "debe brindar la misma oportunidad a los otros candidatos para el mismo puesto".

En el caso del Reino Unido, las reglas son todavía más estrictas. En primera instancia, prohíben absolutamente toda la publicidad política, proscriben la publicidad encubierta y establecen normas de gran rigidez para la identificación de los patrocinios. En segunda instancia, en el Código Televisivo de la Oficina de Comunicaciones se establecen las reglas para la "debida imparcialidad y precisión, y la indebida prominencia de las opiniones y los puntos de vista".

En esta normatividad se establece que en los programas de noticias, de entrevistas o de vida cotidiana "los conductores deben evitar la expresión de sus opiniones y puntos de vista en los asuntos controvertidos sobre política o economía, así como los relacionados con las políticas públicas en marcha.

"Los conductores y reporteros (con la excepción de los presentadores de noticias y los reporteros de los noticiarios), comentaristas y los participantes en las mesas de discusión, pueden expresar sus puntos de vista respecto de asuntos políticos y económicos controvertidos o sobre políticas públicas en marcha. Pero los puntos de vista alternativos deben ser adecuadamente representados, ya sea en el mismo programa o en una serie de programas tomados como un todo. Adicionalmente, los conductores no pueden utilizar la ventaja de su aparición regular para promover sus puntos de vista en una forma que comprometa el requisito de la debida imparcialidad."

Los estadunidenses no están preocupados únicamente por lo que sucede en los programas noticiosos, sino también por la creciente publicidad encubierta en los programas de entretenimiento. Por ello, la Comisión Federal de Comunicaciones acaba de convocar -el pasado 28 de junio- a una consulta pública para regular ese fenómeno.

El problema está presente en el mundo, pero en otros países los legisladores y las autoridades responsables del ramo se abocan a dictar las normas para evitar los engaños a la audiencia. Mientras tanto, en México los legisladores se limitan a exhortar a las autoridades a aplicar una ridícula multa, y las autoridades a enviar amables oficios.

20 de julio de 2008

Los políticos y los medios de comunicación: amistades peligrosas

Sarkozy, estrella mediática | David Tett

En Europa, los medios de comunicación están lejos de estar sometidos por los políticos. Pero las relaciones entre estos dos poderes oscilan entre la convivencia y el enfrentamiento. Situación en Francia, Rumanía e Italia.


El sondeo anual del periódico La Croix sobre la confianza de los franceses en los medios de comunicación nos da una idea de la imagen que tienen los ciudadanos sobre sus periodistas. Según este sondeo de opinión, 57% de los encuestados creen que los periodistas no resisten a las presiones políticas. El 54% cree que sucumben a las presiones financieras.

Francia y Sarkozy: decisión política



El inesperado despido del presentador de 20 horas de la cadena privada TF1, que había ocupado ese puesto durante veintiún años, Patrick Poivre d’Arvor, ha suscitado de nuevo grandes debates sobre las relaciones entre los medios de comunicación y el Ejecutivo. Poivre d´Arvor se opuso en noviembre de 2007 al nombramiento de una persona cercana al presidente Sarkozy como director de información de TF1 y, además, al Jefe del Estado tampoco le habría hecho mucha gracia un comentario del presentador comparándolo con un “niño pequeño” en su primer G8. Poivre d’Arvor, que dejó su puesto el pasado 10 de julio, califica sin paliativos su salida de “decisión política” orquestada desde el Elíseo.

Sarkozy ya se le había visto el plumero gracias a Alain Genestar, el ex-director de Paris Match, cesado en 2006 tras haber publicado una foto de Cecilia Sarkozy y Richard Attias en Nueva York en Agosto de 2005. Las relaciones de amistad que tiene el presidente francés con numerosos directivos de prensa (entre ellos los de Paris Match y TF1) alimentan las sospechas de favoritismo. Por cierto, Sarkozy ha provocado recientemente una protesta al aludir a un posible nombramiento del presidente del grupo del servicio público France Télévisions por el Presidente de la República, reemplazando a la CSA (Consejo Superior del Audiovisual de Francia) como ocurría hasta ahora.

Pierre Musso, especialista de comunicación, ve en esta propuesta un “retorno a los principios”, e incluso, una “ampliación” de las prerrogativas políticas. “La presidencia del General De Gaulle estuvo marcada por un gran dominio de la política sobre la información pero, también, por una gran libertad de programación”, analiza el autor de la obra Le sarkoberlusconisme (L´Aube, 2008), “ahora bien, Nicolas Sarkozy interviene también en los programas”. Pierre Musso propone como solución la inclusión en la Constitución de la independencia de la televisión pública.
Rumanía: menos esfuerzos tras la adhesión a la UE

La amenaza del intrusismo político en la esfera mediática está aún más presente en Rumanía, donde el Senado adoptó el pasado 25 de junio un proyecto de ley sobre los medios audiovisuales que impuso a emisoras de radio y canales de televisión emitir su 50% de noticias ‘ positivas’. El Tribunal Constitucional ya ha derogado dicha ley y el presidente rumano, Traian Basescu, se ha opuesto inmediatamente al texto. La enmienda ha sido, por tanto, rechazada.

Pero la oenegé rumana Media Monitoring Agency (MMA), que lucha por la libertad de los medios de comunicación, ha constatado “un aumento de las presiones políticas” en 2007. Según Liana Ganea, la número dos de MMA, “los políticos han relajado sus esfuerzos en favor de los medios de comunicación tras la adhesión a la UE en 2007”. Liana Ganea está dividida al hacer balance del presidente: ella le reprocha su comportamiento “a menudo hostil” hacia los periodistas, pero reconoce que “siempre ha sido un compañero fiel de las oenegés, sobre todo por la libertad de los medios de comunicación”. En 2007, el presidente Basescu trató de “sucio gitano” a un periodista que le molestaba mientras que hacía la compra.

Italia y Berlusconi: los medios quedan en familia



Silvio Berlusconi, el presidente del Consejo italiano, simboliza la colusión entre los medios de comunicación y la política. El Cavaliere posee los tres canales de televisión privados más importantes del país y es accionista mayoritario de uno de los mayores grupos editoriales de prensa transalpinos (La Mondadori), mientras que su hermano es el dueño del periódico Il Giornale y su mujer, Verónica Lario, es propietaria de otro periódico italiano, Il Foglio.

Sin embargo, Pierre Musso advierte contra la tesis simplista que atribuye el control de la opinión a la persona que posee una cadena de televisión privada: “Hay al menos dos filtros: el de los periodistas, con el papel de las sociedades de redacción, y el de los telespectadores, ¡que no son idiotas!”. Pierre Musso recuerda que Berlusconi perdió las elecciones legislativas en dos ocasiones a pesar de su imperio mediático. “Con Sarkozy y Berlusconi, la política ha sido captada por los medios audiovisuales, y no al revés”, subraya. Así, ambos serían el fruto de un contexto donde lo político se convierte en “lo audiovisual seguido de otros medios”.

Parece que el señor Berlusconi se ha adentrado en aguas peligrosas. El pasado 27 de junio, el semanario italiano L’Espresso revelaba que en 2007 Silvio Berlusconi, en ese momento líder de la oposición, habría propuesto un pacto secreto a Agostino Sacca, en aquel momento director general de la RAI. El Cavaliere le habría pedido a Sacca contratar a ciertas actrices, a cambio de que él se encargara de acelerar su carrera. Es un caso del que estar pendiente. Pero… ¿en qué cadena?

Se destapa Santiago Creel

Apro / Jenaro Villamil

En medio de su batalla más ruda, librada en contra de Televisa y de TV Azteca, y ante el silencio del Gobierno de su correligionario Felipe Calderón, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Santiago Creel, revela los hechos que desembocaron en su desencuentro con el poder mediático y con el grupo que encabeza la presidencia del PAN.

En una extensa entrevista con Proceso, Creel responde a los cuestionamientos sobre su papel como Secretario de Gobernación en la Administración foxista, en torno a su precandidatura a la Presidencia de la República y acerca del “error de edición” del martes 15 cometido por los técnicos de la empresa de Emilio Azcárraga Jean para borrarlo de la información de los foros de debate energético.

En cuanto a la polémica Ley Televisa, Creel sostiene que las presiones de la empresa televisiva para lograr una enmienda similar provienen de 2002, año en que él favoreció el “decretazo” como un “mal menor” y se interrumpieron las mesas de diálogo en torno a la nueva ley de medios.

También admite que fue “inoportuno” haber otorgado 198 permisos para juegos y sorteos, 130 de ellos a una empresa filial de Televisa, en mayo de 2005, hecho que “despertó suspicacias” sobre una posible alianza entre él y el consorcio televisivo en busca de la candidatura presidencial del PAN.

Tres años después de estos hechos, Creel reconoce que “la estructura monopólica del juego no se ha modificado y estamos ante el enorme riesgo que apunta al crimen organizado”.

El ahora Senador incómodo para la cúpula panista revela también que en diciembre de 2002, durante el asalto de policías privados de TV Azteca al cerro del Chiquihuite para suspender la señal de Canal 40, “no prosperó mi posición en contra del ataque. Los Pinos se cerraron. Eso lo registró TV Azteca. Y de ahí vienen los problemas”.

Como presidente de la Mesa Directiva del Senado, desde diciembre de 2006 Creel ha sido protagonista de hechos que afectaron los intereses del duopolio televisivo, como la acción de anticonstitucionalidad contra la Ley Televisa, en junio de 2007, y la reforma electoral aprobada en septiembre del mismo año, que generó un nuevo desencuentro entre los concesionarios y los legisladores.

Al recordar aquel diferendo del 12 de septiembre de 2007 sobre la reforma electoral, Creel puntualiza que la audiencia original no se pactó así con la presidencia de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), encabezada por Enrique Pereda. El largo desencuentro, transmitido en cadena nacional, desembocó en una serie de reclamos protagonizado por los comentaristas estelares de la televisión y la radio.

Creel cuenta que a la una de la tarde de ese día le llamó “un comunicador nacional muy relevante”, con quien sostuvo el siguiente diálogo:

–¿Qué está pasando, Santiago?

–No sé. ¿Por qué?

–Mira, nos están convocando de Televisa porque tenemos que ir a defender las posiciones de los concesionarios.

–Que yo sepa, tú no estás invitado.

–No, pero yo voy a ir para allá, pero quiero que sepas que no estoy de acuerdo con esto. Quiero que lo sepas porque yo te he criticado muchas veces, pero es de honestidad intelectual decirte que no estoy de acuerdo con lo que hacen.

Creel subraya que “así fue la conversación”.

El desencuentro

La animadversión del PAN en contra de Creel quedó de manifiesto el pasado 9 de junio, cuando el presidente de ese partido, Germán Martínez, anunció que por razones internas cuyo objetivo era “relanzar” la reforma energética, se había decidido su remoción como coordinador de los 52 senadores panistas.

Sin embargo, la semana pasada Creel admitió que uno de los argumentos que esgrimió Martínez para sustituirlo por Gustavo Enrique Madero fue el veto de las televisoras.

–¿Por qué lo confirmó hasta ahora? ¿Influyó el hecho de que Televisa lo borrara de sus trasmisiones informativas? –pregunta Proceso.

–No es que yo lo hubiese confirmado por evidencias posteriores. Fue un argumento que me expresó el presidente del partido, tal cual: “Tu conflicto con las televisoras ha pesado en mi decisión para cambiar al coordinador”... Me dijo que el hecho de que yo no pudiese defender la reforma energética en la televisión y en la radio limitaba el avance de la reforma.

“En consecuencia, el cambio de coordinación hacía las veces de una confirmación de ese veto, de esa censura y, por lo tanto, resultaba altamente contradictorio, por decir lo menos, y agravante.

“Yo di la cara, asumí plenamente las consecuencias. Creo firmemente en esa reforma electoral. Lo que me parecía muy injusto, y se lo dije a Germán, fue que el partido no hubiera salido en una sola ocasión a señalar o subrayar la censura y en vez de hacerlo se sumaba a las posiciones que se habían impuesto.”

–¿Germán le prometió dejarlo en la presidencia del Senado?

–Efectivamente, me ofreció una situación “como la de Diego (Fernández de Cevallos, coordinador de los senadores del PAN en la Legislatura pasada)”. Le dije: “son casos muy distintos, en circunstancias diferentes que en nada se parecen. Tú tienes la facultad para hacer los cambios en la coordinación que no voy a impugnar ni a reclamar; lo puedes hacer incluso sin consulta, pero la cuestión de la presidencia del Senado, esa la mandan los senadores”.

–¿Se ha comunicado el Presidente de la República con usted durante este periodo?

–No he tenido comunicación privada con él, pero advierto que se impone un diálogo franco y abierto.

El viernes 18 Creel y Calderón coincidieron en un acto público. A pregunta expresa, el Senador responde que el único comentario del Presidente fue: “¡Qué gusto verte por aquí!”.

El cese

Removido de la coordinación de los senadores del PAN cuando se realizaba la última parte de los foros de la reforma energética, Santiago Creel admite que “sabía que las iniciativas (de Calderón) necesariamente iban a ser modificadas, que el PRI estaba construyendo una propuesta a partir del posicionamiento que hizo Beatriz Paredes cuando estuvo en el Senado. Claramente ella nos delineó 10 ó 12 puntos. Lo que estaba en duda era si el PRD se iba a sumar a los puntos de convergencia y de qué manera lo haría. Ese era el contexto”.

–Pero existe otra versión… ¿Antes de que se presentaran las iniciativas usted le advirtió al Gobierno que no era conveniente abrir la inversión privada en áreas como la refinación?

–Hubo una valoración previa de muchos aspectos. Primero: el hecho de que la iniciativa se hubiera presentado el 7 de abril limitaba enormemente las posibilidades de que saliera la reforma en el periodo ordinario, dado que nos dejaba prácticamente sólo con cuatro sesiones.

“El retraso tuvo distintos factores. Uno de éstos fue el escándalo del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, que duró varias semanas y que sin duda hacía inconveniente la presentación de la iniciativa. Otro de los elementos fue la cercanía del 18 de marzo (aniversario de la expropiación petrolera) y finalmente el acuerdo entre el Gobierno y el PRI de que no se presentara antes del 5 de abril, fecha en la cual se iba a llevar a cabo el Consejo Político del PRI en Veracruz, y que el hecho de presentarla podría retar a los opositores y generar un obstáculo más para los priístas que querían sacar esto.

“Entonces, en materia simplemente de formas, la presentación fue tardía. En asuntos sustantivos, quedaron muchos pendientes por parte de los senadores panistas que se habían comprometido antes a realizar una iniciativa. Finalmente, la presentó el Ejecutivo”.

–Se criticó que usted no hubiera estado presente el día que la secretaria de Energía, Georgina Kessel, acudió al Senado a presentar las cinco iniciativas. ¿A qué se debió su ausencia?

–No sabía yo exactamente si se iban a presentar ese día; había dudas. Estuve en el Senado prácticamente todo el día… cuando arribó la Secretaria no estaba (debido a un compromiso contraído previamente) y le pedí al secretario de la Mesa Directiva que la recibiera.

“Ley Televisa”, vieja aspiración

Al llegar al Senado como coordinador parlamentario de la fracción panista y presidente de la Mesa Directiva, Creel se enfrentó, dice, a la acción de anticonstitucionalidad contra la Ley Televisa que interpusieron 48 senadores encabezados por su correligionario Javier Corral y que fue aprobada el 31 de marzo de 2006.

En abril de 2007, en una conferencia que sostuvieron los coordinadores parlamentarios del PRI, PAN y PRD en Washington, surgió el tema de la Ley Televisa. Creel expuso las razones por las cuales debía echarse abajo esa contrarreforma. En una entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, declaró que esa ley “fue más bien una imposición que una negociación”.

“Cuando hice estas declaraciones comenzaron las tensiones”, afirma.

–¿Hubo alguna llamada de los ejecutivos de Televisa para advertirle?

–No.

–¿Ninguna interlocución?

–No de manera directa.

–Pero usted es el presidente del Senado…

–Esa es una de las decisiones que sorprenden. Cuando llego a México estaba el debate muy intenso. Al abrirse las sesiones de la Suprema Corte, un grupo de senadores panistas va en contra de la Ley Televisa, encabezados por Ricardo García Cervantes. Ahí empieza la tensión, los vetos, la censura en mi contra.

–Como Secretario de Gobernación durante el sexenio pasado, ¿no se imaginó que pudiera generarse una ley de este tipo?

–Por supuesto que sí. Esto viene de 2002. Cuando las mesas de negociación de 2002 no funcionaron, las presiones fueron muy fuertes para hacer una enmienda rápida y a modo, cosa a la que me negué una y otra vez. Y la idea del “decreto” (reformas al reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión, que se conocieron en octubre de ese año) originalmente era un puente transitorio para evitar sacar una ley definitiva que pudiese abarcar espacios del espectro que originalmente no contemplaba la ley antigua. Optamos por un mal menor, quizá de manera equivocada, pero esa fue la decisión en ese momento.

–Esa decisión ofendió mucho a las organizaciones ciudadanas que habían participado en las mesas de negociación.

–Sin duda. Con cierta razón ellas vieron solamente lo que correspondía a los concesionarios y quizá pasaron por alto el inminente riesgo de una legislación peor y definitiva, pero son las responsabilidades que se tienen en el Gobierno y que asumí y asumo plenamente.

“Estaba muy perfilado en el camino que finalmente se adoptó. Cuando empiezo a revisar la Ley Televisa y las acciones de anticonstitucionalidad me percaté de que se había logrado lo que intentamos evitar en 2002. Me adentro a ver qué fue lo que se otorgó de más y ahí están los famosos ‘servicios adicionales de telecomunicaciones’, las cuestiones de los refrendos hasta 2021 y otras”.

–¿Era exactamente lo mismo?

–En 2002 se hablaba de ideas, de conceptos, de algunos detalles ilustrativos, pero había el planteamiento de un nuevo orden legal.

Después del apoyo de Creel a las acciones de anticonstitucionalidad, el Senado comenzó a negociar una reforma constitucional en materia electoral que derivó en un nuevo encontronazo con los dueños de la televisión.

Para Creel, la sesión del 12 de septiembre de 2007, cuando acudieron los principales comentaristas de radio y televisión, fue “un equívoco total”. Dice que algunos concesionarios de radio le comentaron que fueron manipulados por las televisoras por segunda ocasión; la primera fue cuando se les pidió apoyar la Ley Televisa.

“Yo les dije: ‘pues díganlo’. Pero algunos de ellos tienen distintas vinculaciones con las televisoras que les impedían hablar con claridad. Muchos de ellos, compenetrados, reconocían el error de haberse sumado originalmente a las televisoras porque lo único que consiguieron fue un disgusto con el Congreso, sin haberse beneficiado en lo absoluto.”

–¿Qué está sucediendo en la CIRT?

–Lo que yo pude percibir fue división porque los intereses son muy distintos.

Nuevas batallas

Al preguntarle sobre su relación futura con las televisoras, Creel responde que la maltrecha situación le indica un camino: “retomar las banderas propias, del ciudadano, el derecho a las audiencias, la auténtica libertad de expresión, el derecho a la información veraz y oportuna”.

–¿Abandonó estas banderas ciudadanas?

–Naturalmente, decir lo contrario sería mentir. Los puestos de Gobierno son absorbentes, sesgan mucho el quehacer cotidiano por la propia responsabilidad, y va uno alejándose, naturalmente. Quiero regresar a hacer mi trabajo político.

–¿Se trata de perfilar ahora un legislador comprometido con la democratización de los medios, como Javier Corral?

–Creo que son circunstancias distintas las que nos tocaron vivir. Admirable el trabajo de Javier Corral porque le tocó arar en la tierra más difícil, prácticamente en el desierto. A mí, honestamente, me tocan las cosas un poco más fáciles, aunque sean batallas muy duras. Me quiero centrar en los derechos de los ciudadanos.

–Existe una percepción de que usted benefició a Televisa durante su paso como Secretario de Gobernación a cambio de verse favorecido en cobertura informativa y en spots en su búsqueda de la candidatura presidencial. El contexto en el que se otorgaron los 130 permisos de juegos y sorteos en mayo de 2005 reforzó esta percepción. ¿Existió esa alianza?

–No es real esa percepción. Reconozco que la generación de esos permisos generó suspicacias, por el contexto de la propia precampaña. La idea original era combatir el juego ilegal. La idea original es que no fueran sólo siete compañías, sino ir corrigiendo las circunstancias. Cuando vino la confirmación de la Suprema Corte sobre la constitucionalidad del nuevo reglamento de la Ley de Juegos y Sorteos (expedido el 17 de septiembre de 2004), ya estaban en línea, solicitando permisos, siete empresas, entre ellas Televisa. Así es como se da.

–¿Se resolvió el conflicto original? ¿Se acabó la corrupción en este sector?

–No. Nos quedamos en la peor parte de los dos mundos: ni se corrigió el mal del juego ilegal y hubo un costo político por haber entregado los permisos. Concedo que fueron inoportunas las circunstancias, lo que generó suspicacias. En una lógica distinta debió haber funcionado bien. La estructura no se ha modificado y con el enorme riesgo que apunta al crimen organizado.

–Le tocó a usted como titular de la Secretaría de Gobernación la agresión de TV Azteca al Canal 40. ¿Qué posición adoptó en ese momento? ¿Se generó algún conflicto con la empresa de Ricardo Salinas Pliego?

–Mi posición hacia adentro del Gobierno es que había que respetar la ley. Le solicité al Presidente su autorización para reunir a Javier Moreno Valle y a Ricardo Salinas Pliego. Por varias horas y varias veces me tocó mediar. La agresión me pareció muy grave porque se trataba a una concesión de televisión. Mi posición no prosperó. Los Pinos se cerraron. Seguramente eso lo registró TV Azteca y de ahí vienen los problemas.

–Por último, a cuatro años de distancia, ¿qué balance hace del desafuero que se operó contra López Obrador?

–Fue un error que traté de corregir. Tuve encuentros con gente cercana a López Obrador, como José Agustín Ortiz Pinchetti y con Manuel Camacho. Lamentablemente, la solución no prosperó.

19 de julio de 2008

Noticieros e informadores que no informan

Alberto Padilla

Crisis en el periodismo televisivo regional. (ó; y ahora quién podrá defendernos?)

Quiero en esta ocasión referirme a un editorial del columnista Mexicano Sergio Sarmiento. Sergio escribe diariamente en el periódico Reforma de México. Tuve la oportunidad de trabajar por varios meses con Sergio hace ya más de 13 años y es alguien de quien aprendí mucho en mis inicios en este asunto de hacer periodismo.

Sigo recurrentemente su columna pues admiro su capacidad como analista y me ayuda a comprender la circunstancia política y económica de México. Normalmente concuerdo con su posición liberal y era conocido por su objetividad….hasta que se hizo ejecutivo de TV Azteca.

Pero no escribo ahora para criticar a Sergio Sarmiento, sino para señalar como en su columna del 17 de julio se refleja fielmente la crisis por la que pasa el periodismo televisivo en Latinoamérica.

La columna en cuestión la adjunté abajo por si la quieren leer y tener más perspectiva de lo que me refiero, pero voy a citar las frases que Sarmiento escribió y que debatiré enseguida:

1-“Televisa tiene derecho a presentar la información de la manera que quiera, siempre y cuando no difame o calumnie”.

2-“Virtualmente todos los medios electrónicos o impresos toman posiciones que se reflejan no sólo en los espacios de opinión sino, en mayor o menor medida, en su cobertura informativa”.

3-“Cada medio, por supuesto, tiene derecho a defender sus intereses o sus posiciones ideológicas”.

Respecto de “1”, si a lo que se refiere Sergio es a que Televisa tiene el derecho de presentar la información –entiéndase noticias- con sus presentadores vestidos de payasos, desnudos o en dibujos animados, sí, si tiene el derecho de presentarlas así. Pero lo que un noticiero que se jacte de serlo no puede hacer jamás es efectivamente no difamar ni calumniar. Pero tampoco esconder información, desinformar, ni darle un sesgo a la noticia bajo ninguna circunstancia ni consideración. De lo contario sería un programa de “entretenimiento”, una telenovela, pero nunca un noticiero.

Respecto de “2”. Sergio Sarmiento solo puede referirse a lo que él conoce de primera mano e íntimamente que es TV Azteca. Pero aquí no hay sorpresa, es un canal cuyo presidente y controlador, Ricardo Salinas, no tiene empacho en utilizar a sus noticieros y noticieristas como instrumento y medio para atacar imparcial, burda –y muy seguido salvajemente- a sus enemigos cuando se siente amenazado en sus intereses. Esto no es nuevo, es ampliamente conocido en todo México, y de nuevo, Ricardo Salinas no lo esconde. Evidentemente Televisa también lo hace como lo refleja Sarmiento. En lo personal he de apuntar que lo hace menos burdamente que Azteca, pero lo hace. Pero en general es un mal que se repite a lo largo y ancho de nuestra región.

Pero afirmar que virtualmente todos “toman posiciones que se reflejan no sólo en los espacios de opinión sino, en mayor o menor medida, en su cobertura informativa” es ofensivo para los que ejercemos la profesión ortodoxamente –por no decir que “correctamente”- que espero seamos aún muchos.

Respecto de “3”; Con estas declaraciones Sarmiento demuestra que luego de trabajar por más de una década en TV Azteca, en el que literalmente se le sentencia a sus empleados; “o dices esto al aire (o lo dejas de decir), o mañana no vienes a trabajar”, y teniendo por competencia a un canal que igual abusa de su posición para efectivamente asumirse como el “4to poder”, ha perdido ya a conciencia de lo que es verdaderamente un noticiero y un informador. Asumir como ciertos esos preceptos señala el nivel de degradación en el que está el periodismo televisivo en México y otros países de América Latina.

Es que ser un informador no tiene porque tener matiz alguno. El buen reportero es el que sabe y puede separar sus opiniones y pareceres de lo que reporta. El informar una noticia es el relatar los hechos como sucedieron, sin colores, matices, corolarios, y mucho menos moralejas. Se informa lo que sucede y ya. Claro que después un buen informador se vale de analistas y expertos invitados para tratar de poner en perspectiva la noticia, siempre con el fin último de aclarar y entender los hechos.

Luego están los programas de opinión…y ahí si todo va y vale, pero es eso, un programa de opinión, no de noticias ni de información.

Para aclarar, yo trabajo para la mayor empresa de medios de comunicación del mundo, y tiene intereses alrededor del planeta que se ven afectados diariamente. Y estoy convencido que la empresa trata de protegerlos por los medios que tenga a su alcance, legítimos ó no. Pero una cosa si puedo asegurar pues lo he vivido por 11 años: Existe una total separación entre la parte corporativa –incluyendo ventas- y la parte editorial y noticiosa. Y existen medios al alcance de nosotros los noticieristas para denunciar incluso a nuestros superiores en caso que tengamos sospecha que se nos está coercionando u obligando a informar o dejar de hacerlo con razones distintas a las apegadas a la ética profesional. En mi tiempo de trabajar para la empresa jamás se me ha dirigido y mucho menos ordenado no informar ó esconder o sesgar alguna información…y vaya que continuamente informo cosas muy negativas sobre clientes de mi empresa.

El hecho de que tengamos al aire payasos como Lou Dobbs no significa más que la intención de ser plurales.

Si quieren que abunde más en esto, lo puedo hacer con mucho gusto.



COLUMNA DE SERGIO SARMIENTO:



(17 julio 2008).- "Efectivamente, se cometió un error de edición en la imagen del Senador Santiago Creel Miranda que mucho lamentamos."

Comunicado de Televisa


Borrar digitalmente la imagen de una persona en una toma abierta no es, que yo sepa, algo que se pueda hacer por "error de edición". Hay que usar para ello una terminal de edición, ubicar al personaje que se quiere borrar y ocultar el rostro de manera manual. Si el personaje se mueve, hay que seguirlo en la secuencia. Además, hay que tener cuidado de no borrar a otros personajes.

El borrado digital del rostro de Santiago Creel en una nota informativa de Televisa no puede tratarse, a mi juicio, de un "error de edición", como afirmó la empresa. Pero quizá sí sea un error político.

No creo que nadie en el público hubiera podido percibir realmente el rostro de Creel en una rutinaria toma abierta de unos cuantos segundos. Nadie parece haberse dado cuenta en un principio, de hecho, que la cara fue borrada digitalmente. Hubo que esperar a ver las imágenes aisladas.

Tengo la impresión de que el borrado digital es algo que hizo un productor al que se le dio la instrucción de evitar tomas de Creel, pero sin detallar más. El resultado, sin embargo, ha sido darle una exposición al Senador panista muchas veces superior a la de una momentánea visión de un rostro alejado.

Televisa tiene derecho a presentar la información de la manera que quiera, siempre y cuando no difame o calumnie. Virtualmente todos los medios electrónicos o impresos toman posiciones que se reflejan no sólo en los espacios de opinión sino, en mayor o menor medida, en su cobertura informativa. Si la animadversión de Televisa hacia Creel -ese político que, paradójicamente, le entregó licencias para establecer casas de juego cuando era Secretario de Gobernación- es tan grande como para borrar digitalmente su imagen, la empresa está en su derecho de hacerlo, aunque el público tiene también el derecho a juzgar la política editorial de la televisora. (Yo colaboro en una televisora competidora, de manera que tendrá usted que tomar cualquier cosa que diga con un granito de sal.)

Sin embargo, la consecuencia del borrado digital no ha sido debilitar sino fortalecer a Creel. Las injustas críticas que se le hicieron como precandidato presidencial por el supuesto apoyo de Televisa ya no podrán revivirse.

Nuestro país ha llegado a un punto en su desarrollo político en el que ya no se puede borrar digitalmente la figura de nadie. Los vetos informativos resultan cada vez menos eficaces. Esta semana, Creel fue entrevistado por Carmen Aristegui en su programa de televisión de CNN y por varios noticiarios de radio. Si lo que se buscaba era dejar en el olvido al presidente del Senado, el resultado ha sido exactamente el contrario. Y es muy saludable para el país que así sea.

Conozco a Creel personalmente desde hace años. Estoy convencido de que es un hombre de principios. En algunos casos he estado de acuerdo con él como político; en otros, no. Curiosamente, estuve entre los pocos que respaldaron su posición como Secretario de Gobernación de otorgar autorizaciones para casas de juego tanto a Televisa como a CIE de Alejandro Soberón. Estos permisos, que tanto le costaron políticamente, no sólo cumplían con todos los requisitos de ley, sino que proporcionaban una saludable competencia al virtual monopolio que Caliente, de Jorge Hank Rhon, mantenía en el mercado legal de juego en el país. De hecho, siempre pensé que si Hank Rhon no había financiado la campaña en contra de Creel por esos permisos, había perdido una gran oportunidad.

Me he opuesto, en cambio, al respaldo que Creel le dio a una nueva legislación electoral que a mi juicio viola la libertad de expresión y concentra la discusión política en una minoría cada vez más pequeña. Pero Creel no es el único político que apoyó este engendro, el cual fue impulsado por el priista Manlio Fabio Beltrones y aprobado con el voto de los tres principales partidos (la honrosa excepción fue el grupo que controla Andrés Manuel López Obrador).

La batalla contra la censura no se puede dar con más censura. El Senador Creel tiene derecho a expresar sus ideas (o a mostrar su rostro). Quienes nos oponemos a lo que piensa debemos estar en posición de combatirlo idea por idea, argumento por argumento.

Me parece positivo que Televisa haya reconocido un error, aun cuando sea de edición, y que Carlos Loret de Mola, el conductor del informativo en que se exhibió el video manipulado electrónicamente, haya invitado a Creel a una entrevista. El Senador sabrá si acepta o no, pero es cada vez más importante que los medios de comunicación abran sus espacios a la discusión de todos los temas con todos los protagonistas.

Cada medio, por supuesto, tiene derecho a defender sus intereses o sus posiciones ideológicas. Pero es precisamente del contraste de estas posiciones que surge la diversidad que tanto necesitamos en el país

17 de julio de 2008

Televisa-Creel, ¿Stalinismo o error?

Jenaro Villamil

En algún manual de aquellos que la propaganda del régimen soviético utilizaba para el control informativo, el vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez, habrá tomado la fantástica idea de ordenar que la imagen de Santiago Creel, presidente del Senado, se borrara de las transmisiones del debate sobre el foro energético. Claramente se observa esta operación, al estilo de Beria, el policía político de Stalin, en la emisión de Primero Noticias, del 2 de julio pasado.

Un día después de que Creel denunciara esa maniobra y a 13 días de que se detectara en pantalla, la empresa Televisa envió un comunicado para lamentar el incidente y puntualizar que “la producción del noticiario ya tomó las medidas pertinentes para que no se repitan este tipo de errores que, adujo, comprometieron nuestros propios criterios informativos”.

El comunicado de la empresa se produjo poco después de un tardío “extrañamiento” de la Dirección General de Radio y Televisión de la Secretaría de Gobernación que pidió explicaciones por la “anulación” de la imagen de Creel.

La denuncia de Creel no se trata de un caso aislado. Desde que Televisa y TV Azteca decretaron que Creel era un “traidor” por haber apoyado la reforma electoral, lo único que han logrado con sus maniobras cercanas a la “purga” ideológica es otorgarle al exsecretario de Gobernación foxista la credibilidad que perdió durante el sexenio pasado.

El caso de Santiago Creel tiene varias derivaciones que convienen apuntar:

1. Con demasiada frecuencia a Televisa y TV Azteca se les olvida que vivimos en una república y no en una dictadura de pantalla. Creen que su verdad es la verdad informativa. Lo único que han logrado con su grotesca censura, sus vendettas y la manipulación de los hechos es despertar un hartazgo en las audiencias. Ambas empresas podrán monopolizar 80% del rating, pero han perdido de manera acelerada la credibilidad. Sólo de esta manera se explica que un personaje como Santiago Creel –a quien han borrado de la pantalla desde hace casi un año— siga siendo el panista con mayor índice de reconocimiento en casi todas las encuestas. La opinión pública ya no se guía únicamente por los índices de audiencia sino por la consistencia y credibilidad en las causas y en determinadas coyunturas.

Lo mismo ha sucedido con otros políticos, como Andrés Manuel López Obrador, que aún puede convocar a movilizaciones masivas en el Zócalo, sin que Televisa se ocupe mínimamente por informar –aunque sí editorialice constantemente- las acciones del autoproclamado “presidente legítimo”.

En sentido contrario, Televisa promueve a golpe de infomerciales a Enrique Peña Nieto, pero esto no le ha dado al góber precioso, la solidez para otorgarle la credibilidad necesaria. Podrá ser muy popular por guapo, pero sus propuestas son tan efímeras como un spot.

2. La censura a Creel y su cese grosero en la coordinación de la bancada del PAN fueron una maniobra consentida por el gobierno de Felipe Calderón. Pensaron que de esta manera, al atender los reclamos de Televisa y de TV Azteca, lograrían el apoyo necesario en la pantalla para promover su reforma energética.

La maniobra ha resultado ser un peligroso boomerang. La propaganda no es lo mismo que la información y los spots millonarios que la Presidencia de la República ha pagado en Canal 2 y Canal 13 no convencen ya a una opinión pública que mayoritariamente cree que las iniciativas de Calderón van en contra de los intereses de Pemex.

3. ¿Dónde estaba la Secretaría de Gobernación antes de la denuncia? ¿Por qué la dirección general de Radio, Televisión y Cinematografía que cuenta con un monitoreo permanente hasta este martes envió un “extrañamiento” a Televisa?

Con demasiada frecuencia también se olvida que las concesiones que detentan las empresas de Azcárraga Jean y de Salinas Pliego son bienes públicos concesionados. Ellos podrán ser dueños de la infraestructura y de los activos de sus empresas, pero eso no justifica que manipulen la información, las imágenes y pretendan ignorar que existe un presidente del Senado, por muy mal que les caiga Santiago Creel.

Es responsabilidad de la Secretaría de Gobernación vigilar la equidad, el respeto a la libertad de expresión, a las instituciones y al derecho a la información que deben ejercer las televisoras.

4. ¿Por qué el grupo de 15 escritores y comentaristas televisivos que han presentado amparos en contra de la reforma electoral no han escrito ni se han pronunciado frente a las maniobras de Televisa y TV Azteca? ¿Acaso no afecta a la libertad de expresión la descarada pretensión del duopolio televisivo de doblegar al Congreso para que no legisle –ahí está el caso de la iniciativa de Ricardo García Cervantes que frenaron el último día del periodo extraordinario— o el ninguneo a Creel y a todo legislador que se atreva a criticarlos?

El silencio de este grupo de notables también tiene otra explicación. Es muy claro que ni a Televisa ni a TV Azteca les preocupa la libertad de expresión ni el derecho a la información. La mayoría de estos intelectuales trabaja en las televisoras y buscan congraciarse con sus dueños.

En realidad, les molesta que se haya puesto límites al mercadeo publicitario electoral. Prohibir la compra de spots con fines político-electorales no limita la libertad de expresión. La verdadera amenaza a esta libertad fundamental es la concentración monopólica y la impunidad televisiva.

Ninguno de estos destacados escritores y comentaristas se atrevió a condenar las maniobras de la Ley Televisa, ninguno osó criticar la salida de Carmen Aristegui de W Radio e, incluso, insistieron en que no se trató de un caso de censura. A muy pocos les parece grave que se acuse al Senado y a la Suprema Corte de Justicia de aplicar políticas fascistas, como cada noche hace el noticiario Hechos de TV Azteca.

¿No sería el caso de Creel una buena oportunidad de deslindarse de este estalinismo televisivo?

Televisa, el PAN y Santiago Creel

Miguel Ángel Granados Chapa

Si hubiera congruencia en el PAN, Germán Martínez debería reponer en la coordinación del grupo senatorial a Santiago Creel. Podría admitir que se trató de un “error de concepción política”, corregible con la marcha atrás de la decisión que defenestró al senador capitalino.

Debería moverlo a esa rectificación la que ofreció Televisa, que atribuyó a un “error de edición” la grosera, pueril en apariencia pero simbólica eliminación del rostro de Creel en una nota informativa.

Si el ex secretario de Gobernación, entre otros motivos, perdió su puesto en la bancada albiazul por presiones del duopolio, el nuevo talante de Televisa, su ofrecimiento de disculpas debería ser copiada por el presionado presidente panista, que de lo contrario quedaría como el villano de la historia mientras que el consorcio Azcárraga se lava la cara.

Por supuesto que hablo en broma de la posible rectificación de Germán Martínez, como es también una broma la actitud de Televisa al haber sido pillada en una modalidad extrema de las distorsiones de la información que es parte de su idiosincrasia, de su manera de aprovechar las concesiones (en sentido jurídico y el más amplio de prebendas en general) que ha obtenido del Estado mexicano, algunas de las cuales le fueron entregadas por el propio Creel.

El 2 de julio, en el noticiario matutino del canal dos, poco antes de la siete de la mañana, se transmitieron los dos minutos en que ese servicio informativo resumió las varias horas de la decimocuarta sesión del debate sobre la reforma petrolera efectuada la víspera. Ya el menosprecio a ese foro senatorial mostrado por los noticiarios de Televisa era una muestra del escaso rigor y el sesgo con que ese integrante del duopolio maneja la información relevante.

Pero esa mañana a quienes deciden la política editorial del consorcio se les pasó la mano. Puesto que como presidente del Senado y anfitrión del debate Creel ocupa un lugar relevante en la imagen del suceso, se difuminó su figura, con lo que al centro del presídium aparecía un destello, no el rostro de quien semanas atrás había encabezado el grupo panista.

De ese modo se llevaba al extremo la práctica de disminuir hasta anular la aparición de Santiago Creel en la pantalla.

Después de su decidida aportación a la reforma constitucional en materia de elecciones, que incluye como elemento central la prohibición de comprar espacios en los medios electrónicos para propaganda política, y de reconocer que la ley Televisa fue aprobada haciendo sucumbir a partidos y candidatos, Creel quedó convertido en demonio en ese consorcio. Su imagen dejó de aparecer en la información senatorial, o al menos se redujo en fuerte contraste con las apariciones de los otros líderes de grupos. En las tomas sobre el foro petrolero, donde era inocultable la presencia de Creel como presidente del Senado, el recorrido de la cámara lo evitaba. Pero el 2 de julio de plano se le borró.

La senadora Yeidkol Polevisky advirtió la burda maniobra, la comunicó al afectado, éste hizo examinar el vídeo correspondiente en la oficina de comunicación del Senado y no quedó duda de que la imagen se había editado para hacerlo desaparecer de la escena.

El 14 de julio el diario Reforma publicó en su primera plana la evidencia, y ese mismo día Creel denunció la conducta de Televisa, que no se dio por enterada.

Al día siguiente, el director de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación dirigió un extrañamiento a la televisora y la instó a explicarse. Ahora sí, Televisa reaccionó ante el llamado gubernamental. Atribuyó la afectación a la imagen de Creel a “un error de edición... que mucho lamentamos” y agregó: “La producción de ese noticiario ya tomó las medidas pertinentes para que no se repita ese tipo de errores que comprometen nuestros propios criterios informativos.

“Además, el conductor titular de Primero Noticias le ha extendido una invitación por escrito al senador Creel para una entrevista en ese espacio informativo”.

Por supuesto, el episodio no quedará saldado ni siquiera con la conversación que sostengan Creel y Carlos Loret de Mola, en el supuesto de que el senador la acepte. Y es que el acontecimiento no se limita a un miembro del Congreso y ni siquiera a quien preside (todavía durante mes y medio) una de sus cámaras. La distorsión de la imagen de Creel es sólo una muestra de la habitual posición informativa de Televisa y en esa medida debe ser examinada y enfrentada.

En su respuesta a RTC, el vicepresidente de noticias de Televisa, Leopoldo Gómez (que modera, o lo contrario, el programa Tercer Grado), traza un retrato de sus prácticas informativas que los televidentes medianamente críticos saben que no corresponde a la verdad: la nota de aquel 2 de julio “reflejó de manera amplia la pluralidad de opiniones expresadas sobre las finanzas de Pemex... Ninguna de las posiciones expuestas sobre este tema quedó excluida en el contenido de la nota, por lo que no puede aceptarse que hubo censura o desapego a la normatividad en materia de libertad de expresión”.

Televisa es libre de adoptar la línea informativa que quiera y de orientarla conforme su criterio editorial, político y mercantil.

Su concesión y la ley, aun la reformada de acuerdo con sus intereses, le impone responsabilidades que nadie le exige cumplir. Pero el efecto más grave de su parcialidad informativa resulta del peso que su capacidad de comunicación tiene en la sociedad, falta de alternativas frente al duopolio.

15 de julio de 2008

Borrado

Javier Corral Jurado

Las escenas televisivas que ayer se dieron a conocer, en las que digitalmente se difumina la imagen del senador Santiago Creel hasta borrar su apreciación específica, transmitidas en un noticiario matutino, se convierten en uno de los actos más vergonzosos de censura mediática. Y en los de su especie, en una mutilación auténticamente grotesca.

En estos días, los dueños de la televisión comercial y sus operadores de plastilina que se disfrazan de periodistas dan muestra no sólo de su poca creatividad y sofisticación para perseguir e intimidar a partir de su poder de penetración pública, sino del deterioro ético y moral en que se encuentran, atrapados en el rencor, arrojados en el cinismo, envalentonados y dispuestos a cobrarle de cualquier forma a los que impulsaron la reforma electoral que mermó sus ganancias millonarias, y de nueva cuenta contra los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no se dejan apantallar y reiteran una ejemplar defensa de la Constitución.

TV Azteca compara a la SCJN con la dictadura de Augusto Pinochet, y entremezcla escenas del máximo tribunal con las tanquetas desfilando por Santiago de Chile rumbo al asalto de La Moneda, y el gobierno federal como si nada, solazado en que mientras no le peguen al Presidente y al secretario de Gobernación, las demás instituciones les valen sombrilla. Ya hasta les van a perdonar el caso Unefon, el pago indebido de 552 millones de pesos que les hizo la administración anterior.

Televisa saca de la pantalla de la tv concesionada por el Estado durante un año a Creel, líder de la bancada senatorial panista y presidente del Senado, y el gobierno y el partido lo destituyen en uno de los actos más humillantes; justifican la remoción por su “pleito irremontable con las televisoras”, entre otras cosas por ser “culpable” de la reforma electoral en el que ambas instancias concurrieron, y después de todo eso, lo denostan y lo calumnian para salir al paso del error. Entonces, ¿por qué Televisa no se iba a aventar un acto tan descarado, tan ostensible, de prepotencia, como el hecho de borrarlo con borrador digital en la nota informativa que se transmitió a las 6:54 de la mañana del 7 de julio pasado? Por supuesto que en cualquier país medianamente democrático esto sería escándalo de repercusión internacional.

Aquí no va a pasar nada. Las ínfulas que se carga la tv tienen que ver con la debilidad estructural en la que se ha colocado el gobierno con las televisoras; la connivencia y la complicidad con la censura a muchos —no sólo a Creel— sólo se explican en el intercambio de favores. Qué dolor me causa decirlo, pero al ritmo que vamos, en el manejo de los medios electrónicos y en el ejercicio de la libertad de expresión, vamos a extrañar a Fox.

Profesor de la FCPyS de la UNAM

14 de julio de 2008

La carta de AMEDI a la SCJN

A continuación la Carta que el viernes 11 de julio entregaron a la SCJN los representantes del Comité Directivo y del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, sobre la reforma electoral.

Agradecemos a todos los que puedan colaborar en su difusión.




C. Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Señores Ministros integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

P r e s e n t e s . -

En los meses recientes varias organizaciones sociales y, por otra parte, algunos ciudadanos, han presentado demandas de amparo en contra de una de las disposiciones contenidas en la reforma constitucional promulgada el martes 13 de noviembre de 2007. Se trata de la adición al artículo 41 Constitucional en donde se establece que, además de los partidos políticos, “Ninguna otra persona física o moral, sea a título propio o por cuenta de terceros, podrá contratar propaganda en radio y televisión dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, ni a favor o en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular. Queda prohibida la transmisión en territorio nacional de este tipo de mensajes contratados en el extranjero”.
A quienes suscribimos este documento, miembros de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, nos parece que esa disposición es saludable para la democracia. A diferencia de quienes, con argumentos que rechazamos, han sostenido que se trata de un atentado a la deliberación democrática y a la libertad de expresión, a nosotros nos parece que la mencionada adición Constitucional:
1. Contribuye a la equidad en la competencia electoral. La posibilidad de que algunos particulares quieran influir en la decisión de los ciudadanos a través de la contratación en televisión o radio de anuncios de carácter político, ha sido un factor que altera la equidad de oportunidades que, de acuerdo con su presencia electoral, deben tener los partidos y candidatos.
2. Impide que aquellos que tengan dinero para contratar spots puedan hacer política electoral en detrimento de quienes no cuentan con recursos para realizar ese gasto. Hay quienes consideran que la libertad de expresión se ejerce en la compra de espacios que no resultan demasiado costosos, como los que se pueden contratar en estaciones locales. Sin embargo, ante esa opción se encuentra la imposibilidad que la gran mayoría de los mexicanos tiene para pagar las tarifas de los medios de alcance nacional. Más allá de la desigual capacidad de compra que en ese como en todos los sentidos padece nuestra sociedad, resulta adecuado liberar al ejercicio de la política, y a la construcción de la democracia, de la dominación que imponen tarifas, intereses y exigencias de los consorcios comunicacionales.
3. Limita la capacidad de las empresas de radio y televisión para influir en los procesos electorales y en la vida pública nacional. Hasta ahora, la posibilidad de vender a precios inferiores –o superiores, a veces– a sus tarifas comerciales les ha permitido a esas empresas favorecer a algunos y discriminar a otros ciudadanos interesados en contratar espacios de esa índole.
4. Propicia que el debate público acerca de los temas que interesan a los ciudadanos sea a partir de propuestas, posiciones políticas e ideas y no solamente en función de consignas propagandísticas y escuetas como las que hay en los spots.
5. No obstaculiza la deliberación pública, que seguirá desenvolviéndose en espacios institucionales y partidarios, así como en medios de comunicación de toda índole. Los medios de radiodifusión cuentan ya con programas abiertos a la discusión política y no tendrán impedimento alguno para abrir otros más.
6. Las únicas limitaciones para el ejercicio de la libertad de expresión en la radio y la televisión serán las que establezcan los concesionarios de esos medios. La disposición constitucional a la que nos referimos únicamente impide la compra de espacios para difundir mensajes políticos en radio y televisión. No hay que confundir la libertad de expresión con esa vertiente de la libertad de mercado.
7. Esa disposición ya existía en el Código Federal Electoral. Ahora los legisladores la incorporaron además a la Constitución Política y, en la ley reglamentaria, establecieron sanciones para quienes transgredan la prohibición a la compra de espacios políticos en medios electrónicos.
La AMEDI, convencida defensora de la libertad de expresión, sabe que no existe ninguna libertad absoluta y que todas ellas, para ser productivas, deben conjugarse con otros valores positivos, en este caso el de la equidad en la contienda electoral que tanto ha costado construir en nuestro país.
Si hoy en día existen riesgos para la libertad de expresión en México, no se deben a la reforma constitucional sino, entre varios factores, a la violencia que afecta a los periodistas en diferentes sitios del país y, por otra parte, a la concentración que al dejar muchos medios de comunicación en pocas manos se ha constituido en una de las principales limitaciones para la diversidad en los espacios de comunicación mexicanos. Precisamente, la Corte se ha manifestado contra esa concentración y está pendiente la legislación que recupere esa y otras definiciones de los Ministros que la integran. El Congreso ha demorado injustificablemente la aprobación de una nueva Ley de Radiodifusión y Telecomunicaciones. Invitamos a que los promotores de las demandas de amparo para que, de la misma manera que han apremiado a la Corte a fin de que examine sus puntos de vista, lo hagan con el Congreso de la Unión para urgirlo a que resuelva las muchas lagunas que existen en la legislación para los medios.
Como estamos persuadidos de la pertinencia de la reforma constitucional a la que nos hemos referido, nos preocupan la confusión y las distorsiones que se han propalado, acerca de ella, a partir de demandas de amparo como las ya mencionadas. Una de esas demandas ha sido suscrita por 15 intelectuales y periodistas. Queremos manifestar nuestra disposición a discutir este tema con ellos, de manera abierta y pública. Si las empresas televisoras que tan interesadamente han difundido la demanda de amparo de esos ciudadanos abren espacios, en emisiones en directo o sin edición, para examinar las implicaciones de la mencionada adición Constitucional, estaremos en la mejor disposición para discutir con ellos en esos medios.
Por otra parte, si la Suprema Corte resuelve celebrar audiencias para conocer opiniones sobre este asunto, también expresamos nuestro mayor interés para participar en ellas.
Nos parece que las presiones por parte de algunos medios de comunicación inconformes con la reforma constitucional –algunas de ellas sustentadas en infundios e intimidaciones– que la Suprema Corte de Justicia de la Nación y sus Ministros han recibido en fechas recientes, son absolutamente inaceptables. La autonomía y soberanía de la Corte no deben ser vulneradas por poder alguno. También nos parece que los plazos legales y los ritmos de trabajo de la Corte y sus ministros tienen que ser respetados en este, como en cualquier otro tema que sea puesto a su consideración.

México D.F., viernes 11 de julio de 2008.

Atentamente

Carmen Aristegui Flores, Alberto Aziz Nassif, Jorge Carpizo MacGregor, Jaime Cárdenas Gracia, Felipe Cazals, Miguel Ángel Granados Chapa, José Antonio Crespo, Javier Corral Jurado, Denise Dresser, Raúl Trejo Delarbre, Beatriz Solís Leree, Jesús Cantú Escalante, Lorenzo Cordova Vianello, Francisco José Paoli Bolio, Pedro Salazar Ugarte, José Woldenberg Karakovsky, Luis Javier Solana, Gustavo Reyes Terán, Francisco Toledo, Cristina Romo, Nestor García Canclini, María Teresa Gómez Mont, Miguel Concha Malo, Gael García Bernal, Daniel Giménez Cacho, Carlos Ortiz Tejeda, Loretta Ortiz Ahlf, Raúl Padilla López, Alejandro Madrazo Lajous, Inna Payán, Aleida Calleja, Gabriel Sosa Plata, Mónica Lozano, Gustavo Reyes Terán, Virgilio Caballero Pedraza, Ernesto Velásquez, Carlos Padilla, Jorge Fernando Negrete, Agustín Ramírez, Elena Poniatowska, Ricardo Raphael de la Madrid, Gustavo Esteva, Néstor García Canclini, Luis Miguel Carriedo, Aimée Vega Montiel.