2 de mayo de 2006
Ex priístas, al PAN
Javier Corral Jurado
02 de mayo de 2006
A lo largo de su jefatura de 10 años al frente del Partido Acción Nacional, don Manuel Gómez Morín, el fundador, fue trazando a través de sus informes y discursos ante el Consejo Nacional el sentido profundo con el que los panistas inspirábamos nuestra participación política, y orientó los motivos esenciales que dan sentido a la decisión de pertenecer a la institución. Esos textos están compilados bajo el título Diez años de México porque, en efecto, está ahí también una crónica de la nación humillada a manos del régimen, en esos, los primeros años del PAN.
Releo el texto del que he sacado innumerables citas para discursos y artículos, y luego pienso al ver a mi alrededor lo que está pasando en el partido, cuánto nos hemos alejado de esa inspiración, cómo nos hemos distanciado de esas advertencias, qué memoria tan volátil tenemos y qué ética tan flexible se pone hoy en práctica. Metida la campaña en el pragmatismo más inescrupuloso, y atizado como nunca el espíritu faccioso en el partido por su dirigencia nacional, suena hasta dolorida -"desde el fondo de nuestro corazón"- la voz de don Manuel: "Aquí nadie viene a triunfar ni a obtener, sino a decidir lo que sea mejor para México".
Apoderado de la dirección nacional del partido, el grupo más pragmático de la corriente ultraderechista, era previsible su ascenso a los primeros lugares de las listas de candidatos. Lo que no esperaba era este cierre inusitado y sobrecogedor. Porque confieso que me sacudió enterarme de que el licenciado Diódoro Carrasco Altamirano, biografía personal de poco prestigio y actuación política contraria a los principios y valores de Acción Nacional, será diputado federal postulado por el PAN, bajo el principio de la representación proporcional en el sexto lugar de la lista de su circunscripción. Me causó sorpresa saber que Benjamín González Roaro -el lugarteniente de Elba Esther Gordillo en el ISSSTE durante estos cinco años y medio- será también diputado federal por el PAN.
No se cumplía aún la semana en que ambos personajes dejaban al PRI, mediante renuncia por escrito, cuando el Comité Ejecutivo Nacional del PAN los hacía candidatos, asegurándoles posiciones de privilegio en la lista plurinominal. No había pasado tampoco mucho tiempo de que el ex secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo, y ex gobernador de Oaxaca, había optado por cerrar filas con el candidato Roberto Madrazo, pues apenas el 17 de enero de este año fue nombrado el responsable de la coordinación nacional de estrategia de la campaña, cargo que compartiría con Manuel Gurría Ordóñez y Manuel Ángel Núñez Soto.
Pero el diseño de las listas priístas no dio para su incorporación, luego entonces vino la reflexión sobre los peligros que acechan a la Nación si llega Roberto Madrazo al poder presidencial. Y esta vez el salvoconducto para dirimir y sancionar esas disputas intestinas de estrictos intereses personales no fue el PRD, sino Acción Nacional.
No soy un intolerante del priísmo converso a la causa democrática; por el contrario, festejo ese tránsito cuando tiene su propia explicación y su decisión es un paso natural dentro de un proceso de confrontación de ideas y rectificación de tesis. Pero tengo presente para mí que una sola inscripción resguardaba las espaldas de los sentados en la mesa central de la Asamblea Constitutiva de Acción Nacional en 1939: una organización abierta para todos aquellos que sin prejuicios, resentimientos ni apetitos personales quieran hacer valer en la vida pública de México los valores fundamentales del humanismo político.
No soy un intolerante de la pluralidad, que debe seguir creciendo en el PAN, pues pienso a cada rato en las palabras de Gómez Morín cuando pide que "estén siempre abiertos los caminos para destacar hombres nuevos y nuevas aptitudes", pero luego recuerdo que antes, él mismo llama a que "el espíritu de transacción o de componenda no violen la levantada intransigencia". Por supuesto que es de Gómez Morín también el que "no estamos para cercar ni defender nuestro huertito, ni por la jactancia de creernos solamente nosotros los capaces", pero recuerdo completo el concepto hoy mutilado, de que esta puerta abierta, que es Acción Nacional, y en las mismas palabras de don Manuel, "sólo está cerrada para los simuladores y los logreros".
No encuentro más explicación para esta decisión que el pragmatismo que nos circunda, en términos de enviar a no sé quién un supuesto mensaje de inclusión priísta. No han tenido suficiente con que el presidente Vicente Fox Quesada dejara intacta la estructura priísta fundamental en la administración de su gobierno; ahora también, en las cámaras del Congreso reservaremos curules y escaños para ellos. Pragmatismo inútil por cierto, pues no sólo se advierte de el ayuno de las ideas, sino el pronóstico los propios panistas de Oaxaca: "Ni siquiera votos traerán".
Senador de la República (PAN)
02 de mayo de 2006
A lo largo de su jefatura de 10 años al frente del Partido Acción Nacional, don Manuel Gómez Morín, el fundador, fue trazando a través de sus informes y discursos ante el Consejo Nacional el sentido profundo con el que los panistas inspirábamos nuestra participación política, y orientó los motivos esenciales que dan sentido a la decisión de pertenecer a la institución. Esos textos están compilados bajo el título Diez años de México porque, en efecto, está ahí también una crónica de la nación humillada a manos del régimen, en esos, los primeros años del PAN.
Releo el texto del que he sacado innumerables citas para discursos y artículos, y luego pienso al ver a mi alrededor lo que está pasando en el partido, cuánto nos hemos alejado de esa inspiración, cómo nos hemos distanciado de esas advertencias, qué memoria tan volátil tenemos y qué ética tan flexible se pone hoy en práctica. Metida la campaña en el pragmatismo más inescrupuloso, y atizado como nunca el espíritu faccioso en el partido por su dirigencia nacional, suena hasta dolorida -"desde el fondo de nuestro corazón"- la voz de don Manuel: "Aquí nadie viene a triunfar ni a obtener, sino a decidir lo que sea mejor para México".
Apoderado de la dirección nacional del partido, el grupo más pragmático de la corriente ultraderechista, era previsible su ascenso a los primeros lugares de las listas de candidatos. Lo que no esperaba era este cierre inusitado y sobrecogedor. Porque confieso que me sacudió enterarme de que el licenciado Diódoro Carrasco Altamirano, biografía personal de poco prestigio y actuación política contraria a los principios y valores de Acción Nacional, será diputado federal postulado por el PAN, bajo el principio de la representación proporcional en el sexto lugar de la lista de su circunscripción. Me causó sorpresa saber que Benjamín González Roaro -el lugarteniente de Elba Esther Gordillo en el ISSSTE durante estos cinco años y medio- será también diputado federal por el PAN.
No se cumplía aún la semana en que ambos personajes dejaban al PRI, mediante renuncia por escrito, cuando el Comité Ejecutivo Nacional del PAN los hacía candidatos, asegurándoles posiciones de privilegio en la lista plurinominal. No había pasado tampoco mucho tiempo de que el ex secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo, y ex gobernador de Oaxaca, había optado por cerrar filas con el candidato Roberto Madrazo, pues apenas el 17 de enero de este año fue nombrado el responsable de la coordinación nacional de estrategia de la campaña, cargo que compartiría con Manuel Gurría Ordóñez y Manuel Ángel Núñez Soto.
Pero el diseño de las listas priístas no dio para su incorporación, luego entonces vino la reflexión sobre los peligros que acechan a la Nación si llega Roberto Madrazo al poder presidencial. Y esta vez el salvoconducto para dirimir y sancionar esas disputas intestinas de estrictos intereses personales no fue el PRD, sino Acción Nacional.
No soy un intolerante del priísmo converso a la causa democrática; por el contrario, festejo ese tránsito cuando tiene su propia explicación y su decisión es un paso natural dentro de un proceso de confrontación de ideas y rectificación de tesis. Pero tengo presente para mí que una sola inscripción resguardaba las espaldas de los sentados en la mesa central de la Asamblea Constitutiva de Acción Nacional en 1939: una organización abierta para todos aquellos que sin prejuicios, resentimientos ni apetitos personales quieran hacer valer en la vida pública de México los valores fundamentales del humanismo político.
No soy un intolerante de la pluralidad, que debe seguir creciendo en el PAN, pues pienso a cada rato en las palabras de Gómez Morín cuando pide que "estén siempre abiertos los caminos para destacar hombres nuevos y nuevas aptitudes", pero luego recuerdo que antes, él mismo llama a que "el espíritu de transacción o de componenda no violen la levantada intransigencia". Por supuesto que es de Gómez Morín también el que "no estamos para cercar ni defender nuestro huertito, ni por la jactancia de creernos solamente nosotros los capaces", pero recuerdo completo el concepto hoy mutilado, de que esta puerta abierta, que es Acción Nacional, y en las mismas palabras de don Manuel, "sólo está cerrada para los simuladores y los logreros".
No encuentro más explicación para esta decisión que el pragmatismo que nos circunda, en términos de enviar a no sé quién un supuesto mensaje de inclusión priísta. No han tenido suficiente con que el presidente Vicente Fox Quesada dejara intacta la estructura priísta fundamental en la administración de su gobierno; ahora también, en las cámaras del Congreso reservaremos curules y escaños para ellos. Pragmatismo inútil por cierto, pues no sólo se advierte de el ayuno de las ideas, sino el pronóstico los propios panistas de Oaxaca: "Ni siquiera votos traerán".
Senador de la República (PAN)
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