5 de diciembre de 2006

Lecciones de YouTube

Mario A. Campos

Imaginemos la escena: una tarde de 2004, dos jóvenes de 27 y 28 años se sienten frustrados luego de no poder enviar a un amigo, un video vía correo electrónico. Ante eso deciden crear un sitio Web con el objetivo de almacenar y distribuir videos de manera gratuita. Con esa meta y diez millones de dólares proporcionados por una empresa de capitales de riesgo nació YouTube.com, la página que fundaron Chad Hurley y Steve Chad y que en octubre fue adquirida por Google, por mil 650 millones de dólares, pagados mediante acciones. La historia es extraordinaria, en principio, por su valor empresarial pues hablar de un negocio que en 20 meses genere ganancias por 18 mil millones de pesos, no es algo que se vea todos los días.

Más aún si reconocemos que se trata de una empresa que opera como un medio de comunicación, con la peculiaridad de que YouTube ofrece contenidos sin ser la responsable de generarlos gracias a los usuarios que se encargan de resolver esa tarea mediante la aportación gratuita de materiales.

Entender el éxito de este proyecto es sencillo si miramos sus semejanzas y diferencias con la televisión. En Youtube se puede encontrar mucho del material que transmiten los canales tradicionales, acompañado por "producciones originales" de los navegantes, que con cámara en mano deciden incursionar como productores. La ventaja es que todo el material se encuentra clasificado y puede ser consultado a cualquier hora.

Con estos elementos se entiende el atractivo de Youtube, lo que no explica su éxito comercial. Aun cuando la empresa no ha logrado resolver del todo su modelo de negocio, la página se convirtió en uno de los espacios más seductores para grandes compañías. ¿Dónde está la clave? En que posee uno de los activos más valorados en nuestro tiempo: la atención.

Con 30 millones de visitantes únicos al mes, que descargan 100 millones de videos al día, YouTube se colocó como un referente por su capacidad para atraer a los usuarios. El tema parece una obviedad pero es necesario insistir: en un entorno caracterizado por la saturación de mensajes, el principal desafío es atraer y retener la atención de consumidores y ciudadanos.

Hace ya algunos años, cuando Giovanni Sartori presentó en México su libro Homo videns, alguien le preguntó sobre las pruebas que tenía para sustentar sus dichos; mitad en serio, mitad en broma, el politólogo respondió que la evidencia de que los seres humanos estábamos perdiendo capacidad de abstracción es que sus alumnos antes le entendían más rápido. Consciente de que quizá cometa el mismo exceso que el italiano, invito a que visiten cualquier aula universitaria para comprobar que la economía de la atención avanza a pasos acelerados.

Bombardeados por estímulos que van desde el envío de mensajes vía los celulares, hasta las conexiones inalámbricas de las computadoras portátiles, las nuevas generaciones experimentan una especie de incapacidad para mantenerse enfocados durante largos periodos de tiempo, lo que va de la mano de una creciente disposición para realizar varias tareas de manera simultánea. El fenómeno empieza a tener tal impacto que ya hay especialistas en capacitación ­como Sharon Bowman y su libro The ten minute trainer­ que hablan de modelos didácticos que retomen el esquema de la televisión, en el que contenidos de diez minutos de duración estén acompañados por segmentos de "comerciales" de cinco. Quizá no sea tan evidente pero el éxito de Youtube también recae en la brevedad de la mayoría de los materiales que ofrece, que en un esquema similar al de MTV, no exigen del visitante mucha de su atención.

Reconocer al caso de Youtube como un ejemplo de los nuevos tiempos, puede resultar especialmente útil ­o aterrador­ para todos, especialmente para quienes aspiramos a captar la atención a través de los medios, ya sea que se trate de periodistas, políticos o artistas. Queda ahí la lección para quien la quiera aprovechar.

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

gracias Carlos Gustavo, te puse hoy un enlace en mi blog! Sls!