El Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos (CNI) en sus estudios de perspectiva al año 2020 ha anunciado que la globalización ya no será asociada en el imaginario colectivo con Estados Unidos, sino con Asia. Afirma que entonces viviremos un mundo poco menos occidental y un poco más oriental.
En los hechos China está viviendo la mayor revolución capitalista del mundo. En su XVI Congreso del Partido Comunista se acordó “deshacerse de todas las nociones que obstaculizan el crecimiento económico”, el pragmatismo ha reemplazado al marxismo como el valor supremo de la sociedad.
Para China la apertura económica y la privatización de las empresas estatales, lideradas por el sector privado, son el principal motor del desarrollo económico. China es el país emergente que capta mayor inversión extranjera directa. Aún más, en 2003 desplazó a México como segundo mayor exportador a Estados Unidos, después de Canadá.
Los chinos han cifrado su éxito observando el entorno mundial, en lugar de mirar hacia dentro. Ellos en vez de compararse con lo que fueron hace unos años, se comparan con el resto del mundo y tratan de ganar posiciones en la competitividad mundial por las inversiones y las exportaciones. Su apuesta está sustentada en la planificación, el desarrollo tecnológico, la educación y la infraestructura.
En la nueva recomposición de las fuerzas económicas globales, a grandes rasgos, existen dos tipos de naciones: las que atraen capitales y las que ahuyentan los capitales. Los países que logran atraer capitales lo obtienen por su estabilidad económica, su seguridad jurídica y sus gobiernos promotores y facilitadores.
La ideología en los países con crecimiento económico, cada vez es más irrelevante: hay gobiernos comunistas, socialistas y capitalistas. Los ejemplos respectivos son China, España y Chile.
En el nuevo contexto económico mundial, del boom asiático, el milagro irlandés y el despertar de Europa del Este, resulta sorprendente ver la rapidez con que estos países pudieron pasar de la pobreza y la desesperanza a la riqueza y la competitividad en los mercados mundiales. En estos países se firmaron tratados de libre comercio porque tenían que exportar, porque pudieron competir en calidad, precio y volumen.
Las señales en las economías con crecimiento son muy claras: planificación económica sostenida, apertura económica, rompimiento con ideologías retrógradas, pertenecer a un bloque económico, atracción de capitales: por contar con un clima adecuado para los negocios, calidad en las instituciones y control sobre la corrupción. Si analizamos estos indicadores de competitividad, en México podríamos decir que “casi” los cumple todos, “pero” no los hemos alcanzado como los países en pleno crecimiento. Aquí cabe la pregunta: ¿por qué siempre “ya merito” logramos el éxito en lo económico y en el futbol?
México recibe el año 2007 con nuevas autoridades y alineado con el modelo de la globalización económica. El país recibe el año 2007 listo para detonar dos ventajas comparativas insuperables: su ubicación geográfica, para convertirse en plataforma logística entre los mercados mundiales y su patrimonio cultural y natural, para ser el mejor país turístico del mundo. Esto significa focalizar nuestra planeación para vocacionar a México en la logística y el turismo.
Entonces qué nos falta para poner a México en la ruta de los países de mayor crecimiento y mayor disminución de la pobreza. La respuesta puede parecer muy simple, pero recoge la experiencia de esos países. La respuesta es de actitud y de acción de sus políticos y de sus empresarios: los políticos deben pensar en México y tomar acuerdos para garantizar crecimiento y rumbo con certidumbre, y los empresarios pensar en México y repatriar sus capitales para invertirlos en la economía con visión de futuro. ¿Esta fórmula será suficiente para lograr el “milagro mexicano”?
La fórmula nos podrá poner en la ruta de los países en crecimiento, pero también hará falta salir al encuentro del mundo y entender lo que han hecho China, Irlanda o Chile. Necesitamos ver qué ha transformado a esos países y replicarlo en el nuestro, para empezar a construir el “milagro mexicano” en el año nuevo 2007. Los mexicanos necesitamos aprender del mundo y ser actores de nuestro destino.
1 comentario:
muy buen artículo! gracias! felicidades y próspero 2007!
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