Andres Oppenheimer
Según la creencia generalizada en muchos países, cuando se termine esta crisis económica el mundo será menos capitalista, y menos dependiente de Estados Unidos. Sin embargo, es probable que solo la mitad de este juicio sea acertado.
A juzgar por lo que uno escucha en los corredores de las reuniones de primavera de las instituciones financieras más grandes del mundo --el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial--, el mundo de la poscrisis estará marcado por una caída a largo plazo de los hábitos de consumo de los norteamericanos, que a su turno forzará a los países en desarrollo a volverse más competitivos para poder mantener el nivel de sus exportaciones.
Aún si la economía estadounidense comienza a recuperarse durante el próximo año, como lo predicen la mayoría de los economistas, Estados Unidos será un lugar más frugal, y dejará de ser el único motor económico del mundo. Pasarán muchos años antes de que los consumidores norteamericanos vuelvan a comprar autos, computadoras o plasmas como solían hacerlo.
''La torta será más chica, y los países latinoamericanos tendrán que trabajar más duro para mantener su porción, o lograr una porción más grande'', dijo Marcelo Giugale, director de política económica del Banco Mundial para América Latina.
Para Latinoamérica, una economía mundial más pequeña significará una mayor dificultad para exportar, menos inversiones extranjeras, menos turismo, y menos remesas de dinero de familiares en el exterior. A diferencia de las crisis anteriores, en las que muchos países de la región lograron salir del pozo devaluando sus monedas para abaratar sus exportaciones, esta vez no podrán confiar en la voracidad importadora de los países ricos para lograr la recuperación, porque los compradores importarán menos.
Algunos países compensarán vendiéndoles más a China, India y otras economías emergentes que todavía siguen creciendo. Sin embargo, tanto China como India también crecerán más lentamente.
Varios funcionarios y economistas presentes en las reuniones coincidieron en que los países latinoamericanos que emergerán fortalecidos de la crisis serán los que tengan acceso a los mercados de capitales, los que no apliquen impuestos excesivos a sus exportaciones, los que permitan mayores libertades económicas y sean más productivos. En épocas de crisis, los inversionistas van a los lugares más seguros, y los países más productivos son los que más logran exportar.
''Los países disciplinados y promercado, como Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay, se recuperarán'', dijo Ricardo Hausmann, profesor de Economía de la Universidad de Harvard. ``A los países neopopulistas que aplican fuertes gravámenes a las exportaciones y no tienen acceso al mercado de capitales, como Argentina, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, les irá mal''.
Esta línea de pensamiento es diametralmente opuesta a la sostenida la semana pasada por los críticos del capitalismo presentes en la Cumbre de las Américas en Trinidad. En esa reunión, el presidente venezolano Hugo Chávez y sus seguidores dijeron que las recientes medidas de Estados Unidos tendientes a una mayor regulación estatal de la economía demuestran que el capitalismo está de salida, y que el ''socialismo del siglo XXI'' se está imponiendo.
Sin embargo, si los economistas están en lo cierto, puede que ocurra lo contrario: los países de Latinoamérica y el Caribe deberán hacerse más competitivos para mantener sus exportaciones, pues la crisis será más seria de lo previsto.
Según el FMI, las economías latinoamericanas caerán un 1.5 por ciento durante este año, antes de alcanzar una modesta recuperación de 1.6 por ciento durante el año 2010. Hace apenas un mes, el FMI predecía un descenso mucho menos acentuado para la región.
Entre los países cuyas economías se contraerán durante este año están Argentina (-1.5 por ciento), Brasil (-1.3 por ciento), Ecuador (-2 por ciento), México (-3.7 por ciento) y Venezuela (-2.2 por ciento), según el FMI. Entre los que tendrán mejor desempeño estarán Perú (3.5 por ciento) y Chile (0.1 por ciento).
Otras proyecciones, incluidas las del Banco Mundial, prevén una caída menos drástica de la región, de alrededor del -0.7 por ciento. Los economistas de ambas instituciones dicen que han ajustado sus proyecciones hacia abajo porque ahora prevén una recesión más larga de la esperada en Estados Unidos.
Mi opinión: el mundo de la poscrisis será menos dependiente de Estados Unidos, pero no necesariamente menos capitalista.
Los líderes populistas en Trinidad tenían razón al señalar que Estados Unidos aumentará la regulación estatal para impedir burbujas financieras como las que llevaron a la actual crisis. Pero se olvidan de decir que la burbuja financiera generó la expansión económica artificial en todo el mundo que les permitió a sus países crecer rápidamente exportando materias primas sin hacer prácticamente nada para volverse más competitivos en la economía global.
El populismo es hijo de la abundancia. Ahora que la torta se ha achicado para todos, América Latina tendrá que volverse más competitiva si quiere mantener o expandir sus exportaciones en un escenario de mayor estrechéz económica mundial.
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