26 de septiembre de 2006
Televisa-Telmex
Javier Corral Jurado
El control de las redes y la monopolización de la producción y distribución de contenidos es el eje de la nueva dominación social del modelo neoliberal capitalista. Su consolidación sería el hecho más funesto para el desarrollo igualitario y democrático de nuestro continente, puesto que en nombre de libertades, de los avances tecnológicos y de la "sociedad de la información", se está erigiendo la dictadura internacional más expoliadora de cualquier época.
En México, los dos grupos económicos que detentan redes y contenidos está a punto de concretar su alianza estratégica para asegurarse larga y poderosa vida, perpetuando sus condiciones monopólicas en el mercado de las telecomunicaciones y la televisión, a partir del acuerdo de convergencia tecnológica que plantea la posibilidad de que Telmex ofrezca también el servicio de tv. Para ese propósito cuentan con la obsecuencia, rayana en servidumbre y entreguismo, del Presidente de la República, Vicente Fox.
Al principio de la discusión sobre el acuerdo de convergencia, Telmex y Televisa simularon un desencuentro y externaron opiniones encontradas en torno al proyecto. Las discrepancias se reflejaron en el ámbito de autoridad que cada uno de esos consorcios tiene bajo su captura, Televisa dueña de la Cofetel, y Telmex mandamás en la SCT. Pero ya se pusieron de acuerdo, y Fox no tendrá de otra más que ordenar su publicación.
Si antes no importó que el secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, enviara un dictamen técnico al Presidente para que vetara las reformas legales que estaban bajo su conocimiento, jurisdicción y competencia directa, ¿por qué habrían de hacerle caso a Francisco Gil Díaz, Secretario de Hacienda, que envió hace tres semanas una carta a Cerisola solicitándole que antes de publicar el acuerdo "enviara a la SHCP los estudios y dictámenes económico-financieros de los beneficios económicos que debiera recibir el Gobierno Federal por la modificación del Título de Concesión de Telmex, y el dictamen jurídico de la SCT respecto de la viabilidad de la modificación".
Gil Díaz tiene razón, ¿cómo es posible que modificar el título de concesión a Telmex no representará ningún pago al Estado? Contradictoriamente a su posición frente a la Ley Televisa, la SCT ha salido públicamente a decir que no se necesita cobrar a Telmex por autorizarle el nuevo servicio.
Esta respuesta ignora que al vender Telmex a finales de 1990, el gobierno vendió esencialmente dos negocios: la telefonía local y de larga distancia nacional e internacional fija, y una concesión de telefonía móvil a nivel nacional. La venta excluyó explícitamente el negocio de televisión, así como la posibilidad de que los dueños de Televisa pudieran comprar Telmex. De haberse vendido sin estas restricciones, el precio de venta habría sido mayor. Esta afirmación es de sentido común y bien conocida. El valor de mercado de una empresa depende del valor esperado de su capacidad de generar flujo de efectivo. Si a Telmex se le permite entrar al negocio de televisión va a poder generar mayores ingresos.
Aparentemente Televisa estaba en contra, y eso representaba para Fox un problema. Pero ya se amarraron mediante una alianza para lograr una sociedad en materia de contenidos, y eso sí representa un peligro para México, porque se traduce en varias cosas: la empresa de Slim no va a entrar a competir con Televisa y Tv Azteca; la alianza de Telmex con ambas empresas va a ocasionar que las televisoras puedan realizar prácticas discriminatorias en favor de Telmex y en contra de otros proveedores de transporte de comunicaciones de Internet de banda ancha. Hay que recordar que la banda ancha es una infraestructura clave para el desarrollo del país en la parte económica, social y política.
La discriminación de las televisoras en favor de Telmex y/o en contra de terceros permitirá a Telmex crear un (cuasi) monopolio en la banda ancha en el país. Presas de periódicas prácticas de discriminación, las empresas de tv por cable y otras redes de transporte de banda ancha verán mermado su valor y podrán ser fácilmente adquiridas o desplazadas del mercado. Por otra parte, en la medida que Telmex obtenga el monopolio en la banda ancha permitirá a Televisa y Tv Azteca limitar el acceso a otras empresas que quieran competir en el mercado de televisión con otros contenidos. Telmex puede dificultar que sus usuarios de banda ancha tengan acceso a contenidos de otros proveedores, como actualmente restringe que sus usuarios accedan a servicios de telefonía IP.
México no tiene un marco regulatorio mínimo que impida discriminaciones entre el operador dominante de la red y proveedores oligopólicos de contenidos en contra de otras redes y proveedores de contenidos competitivos. El daño para el país del acuerdo ampliado con la alianza Telmex-Televisa-Tv Azteca es enorme de cara al futuro. ¿Quién podrá defendernos? ¿Eduardo Pérez Motta, embatido por el propio Ejecutivo Federal en una controversia constitucional? ¿El Congreso? Pobre país.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
El control de las redes y la monopolización de la producción y distribución de contenidos es el eje de la nueva dominación social del modelo neoliberal capitalista. Su consolidación sería el hecho más funesto para el desarrollo igualitario y democrático de nuestro continente, puesto que en nombre de libertades, de los avances tecnológicos y de la "sociedad de la información", se está erigiendo la dictadura internacional más expoliadora de cualquier época.
En México, los dos grupos económicos que detentan redes y contenidos está a punto de concretar su alianza estratégica para asegurarse larga y poderosa vida, perpetuando sus condiciones monopólicas en el mercado de las telecomunicaciones y la televisión, a partir del acuerdo de convergencia tecnológica que plantea la posibilidad de que Telmex ofrezca también el servicio de tv. Para ese propósito cuentan con la obsecuencia, rayana en servidumbre y entreguismo, del Presidente de la República, Vicente Fox.
Al principio de la discusión sobre el acuerdo de convergencia, Telmex y Televisa simularon un desencuentro y externaron opiniones encontradas en torno al proyecto. Las discrepancias se reflejaron en el ámbito de autoridad que cada uno de esos consorcios tiene bajo su captura, Televisa dueña de la Cofetel, y Telmex mandamás en la SCT. Pero ya se pusieron de acuerdo, y Fox no tendrá de otra más que ordenar su publicación.
Si antes no importó que el secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, enviara un dictamen técnico al Presidente para que vetara las reformas legales que estaban bajo su conocimiento, jurisdicción y competencia directa, ¿por qué habrían de hacerle caso a Francisco Gil Díaz, Secretario de Hacienda, que envió hace tres semanas una carta a Cerisola solicitándole que antes de publicar el acuerdo "enviara a la SHCP los estudios y dictámenes económico-financieros de los beneficios económicos que debiera recibir el Gobierno Federal por la modificación del Título de Concesión de Telmex, y el dictamen jurídico de la SCT respecto de la viabilidad de la modificación".
Gil Díaz tiene razón, ¿cómo es posible que modificar el título de concesión a Telmex no representará ningún pago al Estado? Contradictoriamente a su posición frente a la Ley Televisa, la SCT ha salido públicamente a decir que no se necesita cobrar a Telmex por autorizarle el nuevo servicio.
Esta respuesta ignora que al vender Telmex a finales de 1990, el gobierno vendió esencialmente dos negocios: la telefonía local y de larga distancia nacional e internacional fija, y una concesión de telefonía móvil a nivel nacional. La venta excluyó explícitamente el negocio de televisión, así como la posibilidad de que los dueños de Televisa pudieran comprar Telmex. De haberse vendido sin estas restricciones, el precio de venta habría sido mayor. Esta afirmación es de sentido común y bien conocida. El valor de mercado de una empresa depende del valor esperado de su capacidad de generar flujo de efectivo. Si a Telmex se le permite entrar al negocio de televisión va a poder generar mayores ingresos.
Aparentemente Televisa estaba en contra, y eso representaba para Fox un problema. Pero ya se amarraron mediante una alianza para lograr una sociedad en materia de contenidos, y eso sí representa un peligro para México, porque se traduce en varias cosas: la empresa de Slim no va a entrar a competir con Televisa y Tv Azteca; la alianza de Telmex con ambas empresas va a ocasionar que las televisoras puedan realizar prácticas discriminatorias en favor de Telmex y en contra de otros proveedores de transporte de comunicaciones de Internet de banda ancha. Hay que recordar que la banda ancha es una infraestructura clave para el desarrollo del país en la parte económica, social y política.
La discriminación de las televisoras en favor de Telmex y/o en contra de terceros permitirá a Telmex crear un (cuasi) monopolio en la banda ancha en el país. Presas de periódicas prácticas de discriminación, las empresas de tv por cable y otras redes de transporte de banda ancha verán mermado su valor y podrán ser fácilmente adquiridas o desplazadas del mercado. Por otra parte, en la medida que Telmex obtenga el monopolio en la banda ancha permitirá a Televisa y Tv Azteca limitar el acceso a otras empresas que quieran competir en el mercado de televisión con otros contenidos. Telmex puede dificultar que sus usuarios de banda ancha tengan acceso a contenidos de otros proveedores, como actualmente restringe que sus usuarios accedan a servicios de telefonía IP.
México no tiene un marco regulatorio mínimo que impida discriminaciones entre el operador dominante de la red y proveedores oligopólicos de contenidos en contra de otras redes y proveedores de contenidos competitivos. El daño para el país del acuerdo ampliado con la alianza Telmex-Televisa-Tv Azteca es enorme de cara al futuro. ¿Quién podrá defendernos? ¿Eduardo Pérez Motta, embatido por el propio Ejecutivo Federal en una controversia constitucional? ¿El Congreso? Pobre país.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
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2 comentarios:
es una MIERDA. POR eso en mi casa (su casa) no tenemos televición.
jajajajaaja
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