La democracia es un régimen que vive en tensión. En el conflicto constante y latente de conciliar los derechos individuales que existen en entornos comunitarios.
Con la colaboración de Edgar Moreno
“La democracia es el menos malo de los regímenes políticos” Winston Churchill
La democracia es un espacio político que se presume plural. Se afirma que la democracia hace viable la convivencia de lo diferente frente a la imposición dictatorial que uniforma a la sociedad. Se califica como el espacio que no sólo permite sino propicia la participación ciudadana. En suma, la democracia se presenta como el régimen político donde los diferentes conviven en igualdad de trato y donde los ciudadanos son quienes determinan los límites y alcances de sus gobiernos. Pero la democracia es un espacio institucional que también genera incentivos perversos.
La democracia vivifica los valores de libertad e igualdad en tanto se construye en torno a un edificio institucional. No hay derechos ni valores que valgan en donde no hay reglas que dirijan el ejercicio de los primeros y protejan la existencia de los segundos. Las instituciones no sólo son estructuras que promueven el ejercicio del poder, sino que son también los límites de ese ejercicio. La democracia es así, por encima de cualquier deseo, un procedimiento.
Los procedimientos de la democracia no contienen valores en sí mismos porque estarían allí, atentando contra el pluralismo que le da sentido como proyecto político. Los procedimientos de la democracia son en este sentido, neutrales. El estado democrático no puede sino encauzar las pasiones humanas con el objetivo de proteger los derechos del individuo y fomentar la convivencia en la resolución pacífica de los conflictos.
A través de mecanismos electorales respeta el peso relativo de los ciudadanos como iguales: un ciudadano un voto. A través de elecciones periódicas intenta atar a los gobernantes a responder a los intereses de los ciudadanos. A través de mecanismos de transparencia reduce las asimetrías de información entre aquéllos que ejercen el poder y los otros que lo delegan. A través de la competencia electoral colabora para traducir las preferencias de los ciudadanos en decisiones políticas. Las elecciones competitivas y la distribución de los espacios de poder limitan a las mayorías y protegen a las minorías.
Pero en este mecanismo que le da vida, la democracia es aún imperfecta en la realización de sus objetivos. Los ciudadanos no piensan igual y los gobernantes atienden a sus electores y no a sus gobernados. Las minorías desplazadas del poder pueden o no encontrar los mecanismos para expresar sus demandas. Las mayorías que lo detentan (por lo menos hipotéticamente, a través de sus representantes) pueden o no ser afectadas por las minorías que las restringen.
La democracia tiene en su método de elección el caldo de cultivo para las acciones autoritarias al mismo tiempo que las inhibe. Las elecciones no pueden ser el único mecanismo institucional de la democracia porque resultaría rebasado por realidades sociales complejas y comunidades plurales. Deben existir mecanismos que, en el ejercicio del poder, den oportunidad de estrechar la comunicación entre políticos y ciudadanos y de imponer el respeto como norma entre estos últimos.
La protesta pública no es sólo una consecuencia de la tolerancia democrática sino un pilar de su existencia. Sin embargo, en México parece ser también el enemigo de la estabilidad y el martirio de las libertades. La realidad política del país demanda definiciones respecto a los límites de las instituciones electorales y la protesta social. Instrumentos que deberían ser complemento se perciben enemigos.
En el estado de Oaxaca una minoría secuestra la capital a costa de los intereses de la ciudadanía. En el Distrito Federal el ex-jefe de gobierno veta una ley que reconoce derechos para una minoría por la expectativa de ganar una mayoría electoral en elecciones presidenciales. Dos ejemplos de incentivos perversos en la institucionalidad democrática. En una la minoría dictatorial se impone. En la otra la mayoría intolerante desconoce.
Entre las mayorías y las minorías existe siempre un conflicto. La solución sin embargo radica en la continuidad de las instituciones como sistemas neutrales que dirigen la convivencia pacífica. La atención de las demandas ciudadanas es un elemento sustantivo de la democracia del mismo modo que el respeto a los derechos de las minorías. La neutralidad de las instituciones debe ser el instrumento que distinga entre demandas legítimas y abusos autoritarios, a través de un solo criterio: el respeto de los derechos individuales y el reconocimiento de los escenarios comunitarios donde existen.
La democracia no realiza una voluntad popular porque no existe tal cosa. La democracia es el régimen político que para generar la convivencia de lo diferente establece el reconocimiento del individuo como sujeto de derechos. El pluralismo sin embargo es una realidad social, comunitaria. En este sentido, la democracia es un régimen que vive en tensión. En el conflicto constante y latente de conciliar los derechos individuales que existen en entornos comunitarios.
1 comentario:
Muchas felicidades por este excelente artículo que a¡borda un tema importante que es la democracia para aplicarla al contexto actual de nuestro país. Qué opinión te merece la reacción estudiantil ante la presencia de Enrique Peña Nieto en la U. Iberoamericana?
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