La crisis política e ideológica que vive en casi todo el país el Partido Acción Nacional alcanzó el clímax en Yucatán -indiscutible bastión histórico-, cuando uno de sus más populares liderazgos locales, el de la ex diputada, ex senadora y ex colaboradora del gobierno de Vicente Fox, Ana Rosa Payán Cervera, renunció a su militancia y anunció la construcción de un Frente Amplio Ciudadano para competir por el gobierno estatal.
La decisión extrema de la también ex alcaldesa de Mérida se produjo luego de que, por mayoría de votos, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN rechazó la impugnación presentada por la yucateca sobre graves irregularidades detectadas en el proceso interno para la selección del candidato al gobierno estatal; proceso que favoreció a Xavier Abreu Sierra, ex secretario de Desarrollo Social del gobierno del panista Patricio Patrón Laviada, quien al más puro estilo del viejo PRI impuso a su sucesor con todo el peso de su cargo y con dinero público.
La crisis política que vive el PAN yucateco en realidad era "la historia de una crisis anunciada", en la que la dirigencia nacional de ese partido, en manos de Manuel Espino, tomó partido contra el panismo tradicional -y contra los impugnadores del ex precandidato presidencial Santiago Creel-, en su guerra personal contra los grupos afines al presidente Calderón. Y es que Ana Rosa Payán es parte de un grupo de mujeres panistas cuya apuesta por la candidatura presidencial, en su momento, se expresó contra Santiago Creel y en favor de Felipe Calderón y Alberto Cárdenas. En el fondo asistimos a una suerte de cobro de facturas, que tendrá un elevado costo político.
Y es que son de tal magnitud la lucha de poder y las venganzas políticas en el PAN, que desde el interior del propio partido en el poder se dinamitan los otrora consolidados bastiones partidistas, como es el caso de Yucatán -entre muchos otros, al grado que dejan abierta la puerta para el eventual regreso del PRI al poder en esa entidad. En las condiciones en que se encuentra hoy el PAN yucateco, resulta casi imposible que ese partido retenga el gobierno estatal y se favorece que su adversario histórico, el PRI, vuelva por sus fueros.
Para nadie es un secreto que la del gobernador panista Patricio Patrón Laviada -quien llegó al poder gracias a la ola foxista del año 2000- resultó una administración fallida, más bien gris, en la que imperaron el nepotismo, la corrupción y el clientelismo -entre muchas otras lindezas de la vieja cultura del PRI-, y en la que las siglas del otrora partido apóstol de la democracia se convirtieron en una rentable franquicia para el reparto del poder. Esa realidad llevó a Payán Cervera a realizar una intensa campaña interna para recuperar no sólo el control de su partido, sino las fuentes reales de poder, como el gobierno estatal, alcaldías y diputaciones.
Pero la señora Payán no tomó en cuenta un pequeño detalle; que una vez pasada la elección presidencial, y que el PAN retuvo el poder a través de Felipe Calderón, había llegado el momento del cobro de facturas. Resulta que el gobernador Patricio Patrón era uno de los mandatarios estatales que apoyaban a Santiago Creel -en la interna por la candidatura presidencial-, y que al llegar el momento de dejar el cargo no estaba dispuesto a rendir la plaza, sobre todo para dejarla en manos de quien se había convertido en su más severa crítica, la señora Payán. Por eso se convirtió en el promotor de uno de sus leales, Xavier Abreu -un político de la vieja guardia acusado de corrupción y con severos problemas con su manera de beber-, quien al final de cuentas resultó ganancioso de la cuestionada elección interna.
Dentro del PAN se cerraron las puertas para la señora Payán, quien ante la adversidad política enseñó una vena desconocida en su tradicional conservadurismo; la de lideresa sin partido, dispuesta a luchar contra los que llama "secuestradores del partido". Ana Rosa Payán -dos veces alcaldesa de Mérida, diputada local y federal, senadora, además de responsable del DIF en el gobierno foxista- renunció a su militancia, pero no a su lucha contra la desviación del PAN. La elección interna en la que perdió -la misma en la que participaron sólo los panistas y que resultó manipulada desde el gobierno estatal- no es representativa de su liderazgo real, pues a su salida se lleva un importante caudal de votos que podrían hacer perder a su ex partido el gobierno estatal.
Y paradojas de la política. Hace poco más de seis años, todos los partidos de Yucatán sumaron fuerzas para derrotar al PRI -en esa ocasión hicieron causa común el PAN y el PRD-, con el fin de lograr el triunfo de Patricio Patrón Laviada. Hoy, el inexistente PRD yucateco y el resto de la chiquillería partidista pretenden sumar fuerzas -con Ana Rosa Payán al frente- para derrotar al "delfín" de Patrón Laviada. Y los que conocen la realidad política de la península aseguran que en realidad todos los partidos, PAN, PRD y la chiquillería, parecen dispuestos al milagro, a que la candidata del PRI Ivonne Ortega Pacheco -activista fresca, sobrina de Víctor Cervera- se quede con el gobierno. Desde el CEN del PAN demolieron al PAN de Yucatán. Al tiempo.
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