21 de marzo de 2007

Aniversario del Natalicio de Benito Juárez


Ceremonia Conmemorativa del CCI Aniversario del Natalicio de Benito Juárez

Discurso

Ministro don Guillermo Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; diputado Jorge Zermeño Infante, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión.

Doctor José Luis Soberanes, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; doctor Luis Carlos Ugalde, Presidente del Instituto Federal Electoral; honorables miembros del presídium.

Señoras y señores:

En un día como hoy nació, hace 201 años, don Benito Juárez García, Presidente de la República, y quien falleciera en este Palacio Nacional.

“Que el pueblo y el Gobierno respeten el derecho de todos. Entre las naciones, como entre los individuos, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Con estas palabras se dirigió el Presidente Benito Juárez a los mexicanos en 1867 a su regreso a la capital, después de haber derrotado a la invasión extranjera y haber afirmado la vigencia de la Ley de la República.

En esta histórica frase se condensan los valores y principios históricos de nuestra Nación: soberanía e independencia, legalidad y respeto a los derechos de los ciudadanos, tolerancia y búsqueda de la paz.

Juárez es el gran constructor de la Nación, es el defensor de la República, gracias a él y a una extraordinaria generación de liberales, se colocaron los cimientos del Estado mexicano y de sus instituciones.

Se consolidaron las bases de la República, de su laicidad y soberanía, de las garantías individuales y de la división de poderes.

Con Juárez los mexicanos del Siglo XIX tomaron conciencia plena de valores como la igualdad, el federalismo, el nacionalismo y la democracia, así como de la importancia de vivir en un marco de libertades públicas y derechos individuales.

Su liderazgo fue determinante para que los mexicanos enarbolaran la bandera contra toda amenaza y defendieran el derecho de nuestro país a su independencia y autodeterminación.

Antes de Juárez y el momento histórico que les tocó vivir, ha escrito el historiador Enrique Krauze, México era un agregado de regiones y localidades sin conciencia nacional.

Benito Juárez fue el artífice de muchas de las victorias más preciadas en la historia de la Patria, el triunfo del derecho frente a la arbitrariedad y la injusticia, el triunfo de la razón y la ilustración frente a la cerrazón; el triunfo de los derechos y las libertades del hombre sobre cualquier clase de servidumbre.

Fue un hombre que siempre creyó en sus ideales y defendió sus principios, formado en el derecho y la filosofía, él sabía que la Independencia de México no era suficiente para convertirnos en una verdadera Nación, sino que necesitábamos leyes que tuvieran al ciudadano como principio y fin para ser así un país más igualitario, más libre y más justo.

Con la profunda visión de Estado que le caracterizó, él comprendía que no podríamos ocupar con éxito un lugar entre las naciones libres, con las instituciones y estructuras sociales del pasado de la era colonial.

En su momento hubo mucha incomprensión a su proyecto de Nación, pero el tiempo ha demostrado que tenía la razón y que aquellas reformas que encabezó eran las necesarias.

Junto a una generación de liberales impulsó la Constitución de 1857, que ha cumplido este año su 150 aniversario y las Leyes de Reforma que, entre otras cosas, separaron los ámbitos del Estado y de la Iglesia.

La Reforma, escribió Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad, consuma la Independencia y le otorga su verdadera significación, nos plantea el estamen de las bases mismas de la sociedad mexicana y de los supuestos históricos y filosóficos en que se apoyaban.

Fue precisamente aquí en Palacio Nacional, símbolo vivo de la historia patria, donde se promulgó la Constitución de 1857 que buscaba la conformación de un Estado moderno y vigoroso que respetara las libertades individuales.

En ella se consagraron nuestros principios fundamentales como la libertad de pensamiento, de expresión y de prensa, de asociación, de tránsito, de reunión y también de enseñanza; la garantía de igualdad, el derecho de petición, la no retroactividad de la ley, el principio de legalidad y la prohibición de contratos que cancelaran la libertad del hombre.

Esta Carta Magna estableció fundamentalmente la libertad económica y del trabajo, proclamó la defensa de la propiedad y la prohibición de los monopolios.

Se trataba de una Constitución liberal no sólo en lo político, sino también en lo económico.

Los Tres Poderes de la Federación estamos ante un momento histórico ahora, para asegurar a cada mexicano precisamente el ejercicio pleno de sus derechos y libertades, y para garantizar que nunca más sufran algún abuso de poder y concretar así la obra de Juárez y los liberales del 57.

En el Siglo XIX, querer transformar a México en un Estado moderno, por desgracia fue algo no exento de dolor.

La incomprensión llevó al país a una guerra civil cruenta de tres años.

En medio de esta situación crítica, Juárez ascendió a la Presidencia de la República, desde aLLí defendió el respeto de todos a la Constitución y a las instituciones, porque tal como él mismo lo señaló: el bienestar y la prosperidad de la Nación sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes y con la obediencia a las autoridades electas por el pueblo.

Juárez nos enseñó que defender la Constitución es cumplir y hacer cumplir sus mandatos, defender nuestra Constitución es enarbolar y practicar los principios y valores en ella consagrados.

Por ello el mayor compromiso de mi Gobierno es actuar desde la ley, cumplir la ley y hacer cumplir la ley.

La impunidad no debe ser más una aliada de quienes atentan contra nuestro Estado de Derecho, estamos librando una batalla en favor de la legalidad, en favor de la seguridad y, precisamente, en favor de la ley.

Por eso nos mantendremos firmes en la lucha por esta causa, porque el respeto a la ley es la base de la convivencia social y la prosperidad de las naciones, así lo aprendimos de Juárez.

Al término de la Guerra de los Tres Años, México padeció la invasión francesa y el intento de acabar con nuestra joven República para imponer una monarquía extranjera.

Juárez nunca se rindió ni doblegó ante la superioridad bélica del enemigo, sabía que la ley y la razón estaban de su parte, peleó siempre para defender la soberanía nacional hasta alcanzar la victoria.

Juárez supo acrecentar con la rectitud de sus actos su admirable serenidad en los más grandes peligros, su indomable constancia, su honradez acrisolada, su patriotismo a toda prueba, escribió sobre él, otro gran patriota como es don Francisco I. Madero.

Nuestro país se mantuvo en pie gracias al empuje y al liderazgo de Benito Juárez, a su voluntad inquebrantable, a su convicción de que México estaba llamado a ocupar un lugar propio y un lugar digno entre las naciones.

Señoras y señores, jóvenes estudiantes:

La mejor manera de honrar a Benito Juárez es avanzar unidos como Nación en la profundización de su ideario político.

Escribió él, que “el primer gobernante de una sociedad no debe tener más bandera que la ley”.

Ese es hoy mi compromiso, no tener más bandera que la ley.

Igual que él, creo firmemente en que la primera obligación de todo gobierno es velar por la plena vigencia del Estado de Derecho, que la razón de ser del Estado es garantizar la igualdad de los mexicanos ante la ley, asegurar a todos el ejercicio efectivo de sus libertades políticas y económicas.

Por ello, mi Gobierno tiene un compromiso ineludible con la defensa de la legalidad, porque fortalecer al Estado de Derecho es fortalecer a México.

El Estado debe garantizar a todos no sólo sus derechos ciudadanos, sino condiciones de seguridad que les permitan el ejercicio de las libertades.

No podemos y no vamos a abdicar en este reto que es fundamental para el bien de la Patria.

Consolidar la legalidad como fundamento del orden social es uno de los grandes retos que hoy debemos enfrentar como Nación y un deber histórico que debemos cumplir, esa fue la lucha de Benito Juárez.

Los Tres Poderes de la Unión, los diversos órdenes de Gobierno, las fuerzas políticas, las instituciones autónomas, la sociedad entera estamos llamados a seguir avanzando en la consolidación de nuestra democracia.

Debemos seguir trabajando para que todos los mexicanos tengan un acceso efectivo a la igualdad de oportunidades, para que toda persona, sin distinción alguna, pueda ejercer a plenitud sus libertades y derechos fundamentales.

El legado de Juárez debe ser motivo de unión entre los mexicanos para alcanzar un México más democrático, más libre, fuerte y seguro de sí mismo.

Yo los invito a que trabajemos juntos en ello.

“Con su ejemplo y guía - como lo expresó don Justo Sierra - cada generación al partir le dirá a la generación siguiente que se levanta y llega, ¡perseverad como él, quered como él, creed como él!”

Muchas gracias.

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