23 de marzo de 2007

México y Chile: desarrollo político

José Antonio Crespo

La visita de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, abrió la oportunidad al gobierno de Felipe Calderón para limar asperezas con ese gobierno, ante el enfriamiento de relaciones que le heredó Vicente Fox. La presencia de Bachelet en México sirve también de pretexto para reflexionar brevemente hasta dónde se ha avanzado en materia política en cada país. En los años setenta, todavía México podía ufanarse de tener un sistema político que, aunque no precisamente democrático, superaba en institucionalidad y relativa civilidad a otros, como las dictaduras de España y Chile. Chile es uno de los países que más parecen haber avanzado en materia política. Al menos, en muchos aspectos centrales. Comparativamente, México se ha quedado un tanto a la zaga. Veamos (a partir del Informe 2006 del Banco Interamericano de Desarrollo, del Latinobarómetro y de Transparencia Internacional):

1) La ideologización de los partidos es un elemento que dificulta la cooperación entre ellos y propicia el encono. Un acercamiento al centro ideológico de los partidos (denominado "programatización") favorece la civilidad, la disposición al diálogo y la negociación. Es lo que prevalece en Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental. En América Latina predomina aún la ideologización partidaria, aunque en grados diversos. En una escala del 0 al 8 (donde 0 es el grado mayor de ideologización y 8 lo contrario, la máxima "programatización" de los partidos), Chile muestra un 8, Uruguay un 7 y México un 2.

2) La percepción de la eficacia legislativa en términos cuantitativos y cualitativos es medida a través de un índice que va del 1 (muy ineficaz) al 7 (muy eficaz). En dicha medición (de 2004-2005), el país latinoamericano mejor evaluado es Chile, con 3.7, en tanto que México reporta un 2 (empatado con República Dominicana) y Venezuela está en el piso de la escala, con 1.3.

3) En 2005, la confianza en la clase política era mucho mayor en Chile, donde 53% pensaba que los encargados de dirigir al país hacen lo correcto, frente a 27% (la mitad) que cree lo mismo en México. 4) En Chile, 70% cree en la limpieza de las elecciones, frente a sólo 22% en México. El 15% en el país andino dice creer que aún hay coacción o venta del voto frente a 55% que piensa lo mismo entre los mexicanos. También, sólo 14% de chilenos considera que hay privilegios para el partido en el gobierno y sus simpatizantes, frente a 35% que así lo piensa en México. Al preguntarse sobre la satisfacción con la democracia, en Chile, 43% así lo manifiesta, frente a 24% en México. El 62% de los chilenos está convencido de que su país está progresando, frente a sólo 32% de mexicanos que eso cree.

5) En cuanto al uso de los impuestos, hay también mucho mayor confianza en Chile, donde 37% piensa que se les da un manejo adecuado, frente a sólo 15% en México. Y en Chile se cree que 48% de los funcionarios es corrupto, en tanto que ese porcentaje en México asciende a 77 por ciento. 6) Y, por eso mismo, el indicador de Transparencia Internacional sobre percepción de la corrupción es de 7 en Chile (donde 10 es la calificación más alta posible), frente a 3.3 en México. Gran distancia, sin duda. 7) La reelección legislativa favorece —como bien sabemos— la acumulación de experiencia en los representantes populares y estimula una relación productiva entre miembros de distinto partido, lo que puede favorecer los acuerdos y el entendimiento. El país latinoamericano que registra una proporción de legisladores reelectos en más de un periodo es Chile (60%). Perú es el país que registra un menor porcentaje de legisladores con reelección inmediata, junto con Argentina (16%). México y Costa Rica ni siquiera tienen reelección consecutiva de sus legisladores, pese a lo cual, en México cerca de 15% de sus parlamentarios tienen experiencia parlamentaria en periodos no consecutivos. La mayor calidad política en Chile tiene probablemente que ver en cierto grado con el alto número de legisladores con experiencia acumulada.

8) En cuanto a la administración pública, en una escala de 0 a 100 (elaborada por el BID), quien aparece en primer lugar de calidad es Brasil (88) seguido por Chile (62). La burocracia mexicana aparece en séptimo lugar, con un índice de 42. No es la peor, tampoco la mejor, del hemisferio. Pero sí una de las mejor pagadas, lo que sugiere que los altos salarios no se traducen automáticamente en mayor calidad de la administración pública ni en los mejores resultados. 9) El nivel de participación electoral es otro indicador más de salud democrática. Y es que, tras la democratización, suele registrarse un paradójico fenómeno según el cual la concurrencia a las urnas disminuye, probablemente como resultado de la llamada "decepción democrática", fenómeno bien conocido en las democracias incipientes. En México, desde 1994, la participación electoral ha bajado, lo mismo en comicios intermedios que en presidenciales. En estos últimos, la caída va de 78% a 58% (el año pasado) y, en promedio, la participación es de 66%. En Chile, la participación electoral no ha disminuido desde 1989, sino que se ha mantenido tendencialmente igual, con un promedio de concurrencia a las urnas de 87.5% (veintiún puntos más que en México).

En suma, en 1988, Chile estaba a punto de entrar de lleno a la democratización en tanto que en México se iniciaba la larga agonía de la hegemonía priista. Durante ese periodo, Chile nos ha aventajado sensiblemente en materia de desarrollo político y cultura democrática. Probablemente el peso de nuestro régimen posrevolucionario, que brindó 70 años de gobernabilidad semi autoritaria, se ha constituido en un lastre para el avance político, aun después de la alternancia del año 2000.

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

la verdad es que la insitucionalidad democrática primero la salvó a luego la reconstruyó el gobierno de Pinochet... cuando has tenido una tiranía marxista, es muy difícil recuperarte, sobre todo si tienes a todo el mundo (incluyendo al vecino grande del Norte) en tu contra.

Ayer hablaba con un amigo empresario chileno y me decía "en la época de Pinochet, con el precio del cobre por los suelos y sin haber conquistado aún los mercados extranjeros, crecíamos al 7% y hoy, con el precio de los commodities (cobre, entre otros) por los cielos, el país tiene el menor crecimiento de las últimas décadas"...

Ya, la Gordi o Bachelet... esas son las consecuencias de una política socialista y ella es socialista...

Un saludo por México!